¿Es mejor estudiar en voz alta o en silencio? Cuál método es más efectivo

Cuando los niños estudian, buscamos para ellos la mejor manera de que retengan la información y comprendan los contenidos. Pero ante la pregunta: ¿es mejor estudiar en voz alta o en silencio? Cuál método es más efectivo para potenciar el aprendizaje, algunos encuentran beneficios en la lectura en voz alta por su impacto en la memoria auditiva, en tanto otros prefieren el silencio para mejorar la concentración. Te decimos ambas estrategias y te ayudamos a descubrir cuál se adapta mejor al estilo de estudio de tu hijo.

¿Es mejor para mi hijo que estudie leyendo en voz alta o que lo haga en silencio?

Es habitual que familias y profesionales educativos se cuestionen cuál es la mejor forma para que los y las estudiantes logren afianzar el contenido. Actualmente se conocen diversas estrategias y metodologías que facilitan el aprendizaje y la memorización. No obstante, hay una fase básica e inicial que no debemos olvidar; la lectura. Hacer una primera lectura del contenido que debe estudiarse es fundamental para asegurar la comprensión del contenido y poder identificar posibles dudas sobre aspectos leídos.

Posteriormente, debe realizarse una segunda lectura, en la que se profundice, en la que se lea con mayor concentración, asegurando la comprensión total. Para ello, es importante subrayar ideas clave, como también buscar información extra sobre conceptos que no queden claros, como el significado de palabras desconocidas que interfieren en el proceso de comprensión. En relación a la lectura del contenido de estudio, se suele debatir sobre si tiene mayores beneficios estudiar en voz alta o en silencio.

Y cierto es que, aunque hay varios estudios sobre ello, los datos no permiten decantar la balanza hacia un lado u otro de manera tan tajante. Los resultados señalan beneficios en ambas y las diferencias se producen tomando como referencia a las características de las personas que formaron parte del estudio. Es decir, los beneficios de elegir una metodología de lectura u otra, dependerán de la persona, de sus habilidades, desafíos y características personales.

La lectura en voz alta en los niños con problemas de trabajo atencional

A primera vista la lectura en voz alta aparenta ser una clara ganadora, frente a la lectura en silencio. Leer en voz alta facilita la consolidación del contenido leído, y esto se debe a que esa información recibida en un inicio por vía auditiva, posteriormente se procesa y relaciona con distintas áreas cerebrales y habilidades cognitivas, contribuyendo así a conexiones y asociaciones con el contenido.

Otro punto a favor, es que, si se hace una lectura en voz alta amena y dinámica, usando una adecuada entonación, con cambios en el ritmo, y dándole cierto toque personal, a la memoria le resultará mucho más fácil acceder a esa información de nuevo, a recordarla. Parece que esta es entonces la mejor opción, ¿verdad? Sin embargo, aunque tiene beneficios, es importante tener en cuenta algo más.

¿De qué se trata? De las características de la persona. Si hay dificultades atencionales, desafíos en la lectura, fluidez o no hay una buena velocidad lectora, esta lectura en voz alta puede complicarse, ya que supondrá un sobreesfuerzo para la persona. Su atención se enfocará en la correcta lectura de las palabras, ritmo, tono y velocidad, interfiriendo en el foco de interés, es decir, el contenido que se lee.

Por tanto, aunque es una buena estrategia para estudiar, no lo sería para aquellas personas con desafíos atencionales. Leer en voz alta está demostrado que ayuda en el trabajo atencional y el entrenamiento de la lectura en personas con dificultades debería hacerse en paralelo, pero no directamente sobre el contenido a estudiar, porque el objetivo es aprender el contenido y no mejorar la atención o la lectura.

Beneficios de la lectura en silencio para tu hijo a la hora de estudiar

Vayamos ahora a la lectura en silencio. Esta permite enfocar la atención directamente sobre el contenido leído, sin atender a otros estímulos como el tono de voz, la fluidez o el ritmo. Por lo tanto, desde esta lectura, se asegura una mejor concentración de lo leído y este es un aspecto que toma mucha relevancia. Esta opción sería mejor para quienes por sus características puedan interferir en la lectura en voz alta.

A pesar de que ambas opciones tengan beneficios, y que la elección dependa de la persona, es importante hacer hincapié a lo que se indica al inicio de este artículo. Y es que la lectura es una fase inicial, por tanto, más allá de la elección del tipo de lectura, tienen mayor importancia los siguientes pasos:

• El foco no debemos dárselo tanto al tipo de lectura, sino al trabajo e interacción que hacemos con aquello que leemos.
• La forma en la que participemos con lo leído, es la que realmente propiciará que recordemos con mayor facilidad aquello estudiado o no.
• Decidir qué tipo de lectura puede beneficiar a una persona u otra es importante, pero de poco servirá si ese contenido leído no se trabaja tras leerlo.

Y aquí es cuando entran en juego las anotaciones, las búsquedas de nueva información que complemente lo leído, subrayado con colores que favorezca la memoria visual, esquemas, flaschards o conceptos dibujados. De hecho, las personas con predominación en el procesamiento visual, memorizarán y comprenderán mejor el contenido, si este se acompaña de esquemas, imágenes y colores.

Mientras para unas personas una lectura en voz alta puede ser ya por sí misma una forma de memorización, acompañada por ejemplo de subrayado y anotaciones, para otras una lectura en silencio puede ser ideal acompañada posteriormente de esquemas. En todo caso, lo que puede funcionar para un niño, no necesariamente funciona para el otro. Lo ideal es buscar el equilibrio y probar con ambos.

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