Técnicas de estudio efectivas para niños que no quieren ni saben aprender

Si no sabes qué hacer para que tu pequeño tenga interés por estudiar, seguro fomentar estos hábitos te ayudarán

Núria Capdevila García, Maestra y técnico en psicología inf.
En este artículo
  1. Mi hijo no quiere aprender - Técnicas de estudios muy eficaces para los niños
  2. La importancia de que los padres fomenten buenos hábitos de estudio
  3. El proceso de aprendizaje de los niños: todo tiene su ritmo

En la actualidad hay muchas técnicas de estudio efectivas para niños que no quieren ni saben aprender y que pueden ser muy útiles para ellos. Si es el caso de tu hijo, aquí encontrarás técnicas que se convertirán en hábitos que le ayudarán con la retención, ya que son muchos los padres que tienen consultas sobre la educación de sus hijos y, la mayoría de ellas, se centran en las dificultades a la hora de aprender.

Sin embargo, una tendencia creciente es la falta de motivación de los niños justamente a la hora de poner atención a clases y las ganas por aprender. Sin duda, la mayoría de las veces que se dan estas situaciones es por una falta de hábitos estudiantiles o bien por una deficiencia en la motivación infantil. Aquí se aborda por qué sucede esto y cuáles son las técnicas que ayudarán a que tu hijo aprenda más rápido y mejor.

Mi hijo no quiere aprender - Técnicas de estudios muy eficaces para los niños

Los niños que no quieren aprender

En este punto, debemos tener en cuenta de que nuestros hijos pueden tener ciertas condiciones que les dificulten el proceso de aprendizaje, con los trastornos de aprendizaje y las deficiencias audiovisuales y aditivas, entre otros. En cualquiera de los casos, cuando los padres sospechamos de alguna de estas condiciones, es necesario acudir a un pedagogo o psicólogo para que haga una valoración al niño y ofrezca tratamiento.

Pero, ¿qué sucede cuando nuestros hijos no sufren ninguna deficiencia o trastorno y, aun así, no quieren estudiar? Hay causas que pueden interferir con las ganas de aprender de los niños y su motivación, entre ellas se cuenta un entorno académico sin los recursos necesarios, situaciones de acoso escolar, proyectos pedagógicos que no estimulen lo suficiente o deficiencias en la metodología.

En este caso, los papás debemos observar todos estos factores y comunicarnos con la escuela y sospechamos de alguno de ellos. Así mismo, también es importante que nos informemos bien de todos estos aspectos antes de escoger la escuela de nuestros hijos. A continuación, las técnicas que lograrán que los niños se interesen por estudiar:

La necesidad de crear el hábito

Sea cual sea la situación que motive la falta de interés del niño hacia los estudios, siempre podemos poner en marcha estrategias con las que mejoraremos esta desmotivación. Las mismas son aplicables a los niños con alguna discapacidad o problema de aprendizaje, aunque estas deberán ir acompañadas de las terapias y tratamientos recomendados.

Conocer e interesarnos por nuestros hijos

Si queremos ayudar a nuestros hijos en los estudios, lo primero es conocerlos bien: ¿qué les gusta, qué asignaturas les gustan más, en qué estadio de desarrollo se encuentran? Todas estas son preguntas que debemos hacernos para poder planificar nuestras sesiones de apoyo educativo y centrarlas, siempre, en los intereses del niño.

Padres que ayudan a sus hijos a estudiar

Trabajar con rutinas

Los niños se sienten seguros cuando saben qué deben hacer en todo momento y qué se espera de ellos. Por este motivo, lo primero será establecer una buena rutina familiar. Por ejemplo, podemos decirles a los niños que, cuando lleguen a casa del colegio, lo primero que deben hacer es merendar. Luego, deben ponerse a estudiar (con nuestra ayuda o apoyo), bañarse, cenar e ir a dormir. Esta rutina se debe cumplir a diario para que se acabe convirtiendo en un hábito para el niño.

Habilitar un espacio adecuado

Evitar espacios que provoquen una relajación es esencial: nunca debemos dejar que los niños estudien en la cama o en el sofá, así como tampoco debemos dejarles objetos cerca que puedan hacer que se desconcentren o que su foco de atención cambie. Un espacio de la casa un poco aislado, con buena luz y los materiales necesarios es ideal.

Dividir el estudio en bloques

Dividir las horas de estudio en bloques también es esencial para que los niños no se sientan abrumados, sobre todo, cuando son más pequeñitos. Por ello, dentro de la rutina de estudio, debemos dejar 5 minutos cada 30 para que descansen un poco. Esto no significa que puedan irse al sofá o ver la televisión, sino que pueden ir a buscar agua, por ejemplo, o hablar un rato con nosotros sobre la escuela, los compañeros de clase, etc.

Utilizar técnicas de estudio

Si conocemos las limitaciones de nuestros hijos, podremos implementar técnicas de estudio que les permitan aprender mejor y más rápido. Por ejemplo, si sabemos que les cuesta memorizar fechas, lo mejor es usar un cronograma. Si la comprensión es su punto débil, podemos utilizar la conversación y la reflexión sobre los textos leídos.

La importancia de que los padres fomenten buenos hábitos de estudio

Importancia de fomentar hábitos de estudio en los niños

Los hábitos de estudio son tan importantes como cualquier otro hábito en la vida. No solamente nos ofrecen los objetivos que queremos conseguir, sino que nos ayudan a organizarnos sistemáticamente para llegar a ellos. Cuando los niños tienen un buen hábito de estudio, con unos padres que les comprenden, los acompañan y les ayudan, el rechazo al aprendizaje es mucho menor.

El rechazo infantil hacia el aprendizaje puede tener causas muy diversas. Conocer bien a nuestro hijo, ofrecerle los recursos educativos necesarios y ayudarles en todo el proceso es la clave para el cambio: un cambio que necesitan hacer para poder asegurarse un buen futuro y para ello el papel de los padres es fundamental. Como padres, debemos comprender que el estudio académico tiene un componente emocional.

Hábitos de estudio en los niños

Por ello, es importante preguntarnos de qué manera motivamos a nuestros hijos para predisponerlos el estudio. Como siempre os decimos, los primeros maestros de los niños somos nosotros, por lo que debemos prestar especial atención a la imagen que damos a los niños: ¿qué importancia le damos al estudio? ¿A la formación académica? ¿Sabemos transmitir a los niños esta importancia?

Haciendo un poco de reflexión, nos daremos cuenta de qué sensaciones transmitimos a los niños sobre el concepto de estudio y podremos trabajar sobre él antes de empezar a trabajar con el niño. Tampoco podemos olvidar que la familia es la coraza del niño, en núcleo en el que se sienten seguros y amados. Cualquier situación familiar que desestabilice su funcionamiento, puede tener consecuencias en su aprendizaje.

El proceso de aprendizaje de los niños: todo tiene su ritmo

Proceso de aprendizaje de los niños

Para finalizar es importante comprender el proceso de aprendizaje y por qué nuestros hijos no aprenden. De acuerdo con Piaget, uno de los máximos referentes en el desarrollo infantil, el proceso de aprendizaje se basa en cuatro estadios:

  1. Estadio sensoriomotor.
    Se da entre los 0 y los 2 años del niño y el juego es el eje central. Mediante los juegos, los niños empiezan a conocer su cuerpo y los objetos que les rodean. Es un estado muy primitivo, pero es el que ofrece la base para los aprendizajes más completos.
  2. Estadio preoperacional. 
    A partir de los 2 años y hasta los 6 (aproximadamente), los niños siguen aprendiendo a través del juego, pero en este caso, se conoce como juego simbólico. Aprenden imitando lo que ven y empiezan a desarrollar el lenguaje.
  3. Estadio de operaciones concretas. 
    Entre los 7 y los 12 años de edad, el aprendizaje de los niños ya sea basa en la solución de operaciones y resolución de problemas. Sin embargo, estas operaciones son todavía simples y siempre basadas en conceptos concretos.
  4. Estado de operaciones formales. 
    A partir de los 12 años, los niños ya empiezan a trabajar con conceptos abstractos y hay un gran desarrollo en el pensamiento crítico. Se hacen más reflexivos y son más conscientes de la realidad que les rodea.

Para el correcto aprendizaje, los niños necesitan pasar por todos los estadios, ya que uno se convierte en la base del otro. Sin embargo, es cierto que cada niño aprende a su ritmo y es necesario respetarlo.

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