8 pensamientos negativos que impiden a los niños ser felices
Trucos para enseñar a los niños a controlar y gestionar los pensamientos que no son positivos
- Los pensamientos negativos y pesimistas que causan daños a los niños
- Pensamientos trampa que generan emociones negativas en los niños
- Cómo ayudar a los niños a combatir las trampas mentales
- Cuentos para niños con mensajes sobre el pesimismo y optimismo
- Poema para fomentar el optimismo en los niños - Julián, el pesimista
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Al igual que nos suele pasar muchas veces a los adultos, los niños también tienen pensamientos negativos. 'Me va a salir mal', 'seguro que me dicen que no', 'no voy a lograrlo', 'no me gusta nada' o 'voy a fracasar' son frases que en algún momento pasan por su cabeza y hasta verbalizan. ¿Sabes una cosa? Todos estos pensamientos y sentimientos negativos son de lo más normal, pero es necesario que los niños aprendan a gestionarlos y alejarlos. Aquí tienes los 8 pensamientos negativos que impiden a los niños ser felices y cómo podemos ayudarles a combatirlos.
Los pensamientos negativos y pesimistas que causan daños a los niños
¿Sabías que a lo largo del día pasan por nuestra cabeza más de 60 mil pensamientos? ¡Es meramente imposible que todos sean buenos! Como te decíamos al principio, tener pensamientos negativos varias veces al día es absolutamente normal, ¡a todos y todas nos pasa! A los niños, a mamá y a papá, a los profesores, a los abuelos… De lo que se trata, sencillamente, es de que esa actitud negativa se quede solo en un instante, de evitar que nos pare los pies y de que borre de nuestra cara la sonrisa.
Cuando hablamos, vamos poniendo en palabras los pensamientos que están pasando por nuestra cabeza. Por este motivo, al comunicarnos con los niños, podemos acceder de algún modo a sus pensamientos y a la manera que tienen de verse a sí mismos, a los demás y al mundo que les rodea.
¿Sabes cómo suelo llamar yo a los pensamientos que no son positivos? Podrías pensar, sin más, que les llamo 'negativos' pero no, para mí son pensamientos tramposos, solo pretenden engañarnos y, ¡desde luego que no se lo vamos a permitir!
- Detecta el pensamiento negativo en la mente de tus hijos
Si notamos que su discurso es muy pesimista, debemos parar y pensar que algo puede estar pasando. Con mucha probabilidad, el niño se esté dejando atrapar por los pensamientos tramposos.
Los pensamientos tramposos pasan por la cabeza de todos nosotros. Siempre aparecen, ¡eso no lo podemos evitar! Pero, algunas veces, sin darnos cuenta, terminamos cayendo en la trampa y ¡nos los creemos! Saber detectarlos será el primer paso para decirles 'aléjate de mi mente'.
- Enseña a tus hijos a reconocer esas actitudes negativas y a saber qué hacer con ellas
La pista para reconocer que se trata de un pensamiento tramposo es la siguiente: si un pensamiento que pasa por nuestra cabeza nos hace sentir mal, ¡es que se trata de un pensamiento que nos quiere engañar! ¿Qué hacemos? Pues coger ese pensamiento con pinzas y lo echamos a la basura (que creamos en nuestra mente).
Pensamientos trampa que generan emociones negativas en los niños
Es hora de deshacerse de ese discurso pesimista que nos roba la alegría. No nos vamos a creer lo que nos dice, ahora ya sabemos que es mentira, ¡tenemos el poder de controlarlo!
Ojalá tuviéramos el mando a distancia de nuestra cabeza para que, cuando aparezcan esos pensamientos, cambiemos rápidamente de canal, ¿verdad? Eso no es posible, ya lo sabes, lo que sí es factible, sencillo y muy útil para todos, es enseñar a los niños a controlar las actitudes pesimistas. ¿Qué hacer?
¿Sabías que hay una serie de pensamientos que se repiten constantemente en los niños y que si nos los paramos pueden provocarles una profunda herida emocional? Si los conoces (ya te hemos explicado cómo actuar frente ellos), ¡será más fácil lidiar con ellos y, sobre todo, evitarlos y no escucharlos!
- No permitas que la cebra fanfarrona atrape la mente de tu hijo
Quizá, si un niño es muy pesimista es porque se esté dejando llevar por el pensamiento tramposo de la cebra fanfarrona. Se trata de un ser que nos hace creer que las cosas son de color blanco o negro. ¿Y qué hay de la escala de colores?
Debemos ayudar a los niños a no creerse este pensamiento porque ¡no es cierto! Entre un extremo y otro, entre el blanco y el negro, hay toda una gama de tonalidades grises que bien podemos pararnos a contemplar.
- Tampoco le dejes embaucar por el travieso topo empecinado
El pensamiento tramposo del topo empecinado, un animalito muy travieso que siempre están haciendo de las suyas y que no duda en ir a por los niños cada vez que ve uno, nos hace que tengamos la visión de un túnel, ¡eso es! ¡como los topos! Solo que en ese túnel solo habrá cosas malas y negativas que nos obligan a caminar con la cabeza agachada. Pero, aunque nos sucedan cosas malas, más de una habrá en esta vida, no podemos dejar de ver que ¡la vida es mágica!
Cómo ayudar a los niños a combatir las trampas mentales
- Estate alerta con el zorro desconfiado. Enseña a tus hijos a no considerar las críticas de los demás
En ocasiones el niño piensa que los demás le están criticando y empieza a creer o mejor dicho a suponer que están hablando mal de él sin tener ninguna prueba de ello. Él sufre por no poder estar en la cabeza de los demás y saca conclusiones erróneas, como que se están riendo de él cuando quizás están contando chistes muy malos.
- Alerta ante el peligro de hacer caso al gato adivino. Ayuda a tu hijo a creer en sus capacidades
Anticiparnos a las cosas y hacerlo desde un enfoque negativo y pesimista no puede traer nunca cosas buenas. Hay que explicarle al niño que hasta que no hagamos o probemos algo, por ejemplo ir a patinar, no podremos saber a ciencia cierta si se nos da mal o, por el contrario, tenemos habilidades para ello.
- No caigas en el error de convertirte en un pez globo. Enseña a los niños a vivir positivamente
Todos tenemos un día malo, pero de ahí a exagerarlo y pensar que va a ser la tónica que nos acompañará a lo largo de la semana o del mes... ¡hay un largo trecho! Debemos hacerle entender a nuestros hijos que hay que dar a cada situación la importancia que se merece y no vivirlo como el gran drama.
- No le des tanto protagonismos al burro modesto. Valora cada logo de tus hijos
Educamos a nuestros hijos para que no sean prepotentes ante los demás, pero de ahí a que se dejen embaucar por el burro modesto... Cuando el niño consiga un mérito o un logro, hay que felicitarle por ello y no hay que restarle relevancia a esas cosas que hace bien o a los momentos buenos que le ocurren.
- Ignora el molesto zumbido del mosquito pesimista. Ayuda a tu hijo a fortalecer su emocional
Hay niños que ante una experiencia negativa se bloquean tanto que piensan que esa va a ser la tónica general a partir de ese momento, es decir, convierten una excepción en una norma. Creen que siempre va a ser así y que todo va a ser negativo, de ahí que sus palabras 'favoritas' sean jamás, nunca o siempre.
- Olvídate del perro sabelotodo. Enseña a tu hijo a gestionar la culpa
¿Cuántas veces ha entonado tu hijo el mea culpa sin saber el responsable de algo? Por desgracia, muchos niños se creen culpables de las cosas que pasan a su alrededor, a pesar de no haber hecho nada.
Cuentos para niños con mensajes sobre el pesimismo y optimismo
Poema para fomentar el optimismo en los niños - Julián, el pesimista
Como padres podemos evitar que los niños caigan en las trampas mentales y se dejen llevar por el pesimismo o la negatividad. A través de herramientas educativas como los cuentos y poemas puedes ayudar a tus hijos a tener una actitud positiva frente a todo lo que les ocurre durante el día.
Nadie está ileso de tener que vivir malos momentos, pero una actitud positiva puede impedir que ellos cambien su forma de pensar negativamente. Con este poema corto de Julián, el pesimista, puede ayudar a tus hijos a ser optimistas.
Cuando salen al recreo
Carlos le dice a Julián
que si juegan a bajar
por el largo tobogán.
'Va a llover, dice Julián,
y nos vamos a mojar'.
Pero Carlos mira al cielo:
'cuatro gotas caerán'.
'Hace frío, habla su amigo,
y me voy a acatarrar'.
Pero Carlos le responde:
'¡Abrígate un poco más!'.
'Me caeré, estoy seguro,
me puedo romper un brazo'.
'¡Mira que eres pesimista!',
le dice Carlos, muy harto.
'Me rasgaré el pantalón
y me mancharé el abrigo'.
Y Carlos al tobogán
se fue a jugar sin su amigo.
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