Sana a tu niño interior - Reconoce heridas emocionales de la infancia
Saber cuáles son las heridas emocionales hará más fácil reconciliarte con tu niña interior y enaltecer la maternidad
- Cómo reconocer las heridas emocionales y sanar a nuestro niño interior
- El origen de las heridas emocionales de la infancia
- Maneras de conectar con nuestro niño para lograr una paternidad sana
La paternidad y la maternidad dejan al descubierto ciertos traumas vividos durante la infancia. Sana a tu niño interior y reconoce heridas emocionales de la infancia que están pendientes de sanar, porque influyen directamente en la manera en la que te relacionas con tus hijos. Por este motivo, y de acuerdo con los expertos, si quieres garantizar una buena relación con los niños, primero debemos sanar estas heridas para evitar que sus consecuencias les afecten a ellos.
Cómo reconocer las heridas emocionales y sanar a nuestro niño interior
Para poder llevar a cabo un proceso de sanación, es importante conectar con nuestro niño interior. El concepto de niño interior o niña interior hace referencia a las situaciones que hemos pasado en nuestra infancia, las cuales han contribuido a formar nuestra personalidad e influencian la manera en la que percibimos la realidad.
De este modo, cuando hablamos de conectar con nuestro niño interior, nos referimos a la conexión con el mundo interno emocional de este niño: lo que sentía y los distintos acontecimientos que vivió en su infancia. Una vez logrado esto se puede trabajar en aquello que sentimos que no ha fluido correctamente, sobre todo con nuestros propios padres.
Las heridas emocionales, por otro lado, son aquellas experiencias negativas que hemos vivido durante nuestra infancia, que nos causaron dolor y que, aún, no hemos sanado. No nos hemos recuperado de este daño porque, en la mayoría de los casos, no lo hemos enfrentado, o no correctamente. Muchas veces creemos que con ignorarlos esto sanará y no es así.
A diferencia de las heridas emocionales que podemos experimentar a lo largo de nuestra vida, aquellas que se producen en la infancia son las que suelen perdurar en el tiempo, ya que nuestra personalidad de adultos se fundamenta en ellas. Están ligadas siempre a nuestros padres y esto se refleja en nuestra propia paternidad o maternidad.
El origen de las heridas emocionales de la infancia
Toda herida emocional es causada por un acontecimiento crítico en la etapa infantil que no se gestionó adecuadamente. Es decir, cuando se da un acontecimiento crítico durante los primeros años de vida y el niño no tiene una ayuda que le permita gestionar las emociones que siente adecuadamente, estas quedan en su interior, dando lugar a alteraciones de la conducta en la edad adulta.
Por este motivo, la escucha y la validación de las emociones infantiles es tan importante. Los padres y madres debemos prestar atención especial a todo lo que sienta nuestro hijo; debemos ayudarle a reconocer las emociones y a gestionarlas adecuadamente. Esto es el primer paso para brindarles a los niños una infancia feliz, estable e inolvidable.
Como adultos, podemos identificar estas heridas emocionales si percibimos muchas dificultades en un área específica de nuestras vidas, si sentimos emociones exageradas o si nuestro comportamiento hacia los demás suele ser desproporcionado comparado con sus actos, por ejemplo cuando nos cuesta confiar en alguien quizá sea que en la infancia alguien nos mintió, aunque fuera en algo mínimo.
Todas estas circunstancias pueden ser señal de una desregularización de nuestras emociones y, por ende, esta puede estar anclada en un suceso vital infantil. Así mismo, cuando nos sentimos incapaces de dar respuesta a una situación en concreto que se repite en la edad adulta, la herida emocional suele ser la causa que hay detrás de ella.
Cualquiera de estas situaciones, nos lleva a hacernos preguntas sobre el por qué de ella y las respuestas que no encontramos son las que suele tener nuestro niño interior. Por este motivo, resulta fundamental conectar con él para poder dar con los motivos de esta herida y, por ende, poder sanarla adecuadamente. Hacer el ejercicio de conexión con él solo es el inicio del proceso de sanación.
Maneras de conectar con nuestro niño para lograr una paternidad sana
Para conectar con nuestro niño interior es importante aprender a acercarnos a él y saber qué preguntarle, sin embargo, este suele ser un proceso lento que requiere de terapia. El psicólogo es el especialista que nos puede ir guiando por este camino hasta conseguir cerrar esta herida de la infancia, ya que vamos a vivir un período de duelo que también deberemos aprender a enfrentar y manejar.
Este duelo es el resultado de hacer frente, de nuevo, a situaciones estresantes del pasado que no pudimos gestionar de manera adecuada. Y este es el proceso más doloroso. Una vez hemos encontrado el motivo de la herida emocional, debemos permitir que el niño o niña sienta y llore todo este dolor. Si no hay esta sanación no es posible avanzar.
Nos daremos cuenta de que el duelo se ha completado cuando revivamos la herida y sintamos paz. Si no hay esta sensación de paz, de tranquilidad, el duelo no se ha llevado a cabo correctamente y, por ende, la herida sigue estando allí. Por este motivo, ir a terapia es fundamental, ya que nuestro terapeuta será capaz de guiarnos por este duelo y ayudarnos a gestionarlo, lo que nos llevará a iniciar una nueva etapa en nuestra vida.
Las heridas emocionales son consecuencia de emociones reprimidas. Pese a que estas heridas pueden darse en cualquier momento de nuestra vida, las que se originan en la etapa infantil son las más profundas, las que más nos afectan más en la edad adulta y las más complicadas de sanar, ya que debemos volver a enfrentarnos a esta situación y gestionarla adecuadamente.
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Bibliografía
- Blanco, M. (2014) Sanación emocional del niño interior. Método Ser mejor ser. Ediciones y Distribuciones Vedra, s.l. (ed.) México, pp. 1-167 Disponible en: https://repositoriomujerespoder.udemex.edu.mx/files/dc/SanacionEmocionaldelNioInteriorMetodoSermejorSer167.pdf