Cómo evitar que la profecía autocumplida acabe limitando a los niños
El Efecto Pigmalión se refiere a las expectativas de los padres sobre sus hijos
- Qué es la profecía autocumplida o el Efecto Pigmalión
- Si las expectativas de los padres acaban limitando a los niños
- Evita crear estas expectativas que perjudican a tus hijos
¿Has oído hablar de la profecía autocumplida o el Efecto Pigmalión? A menudo, los padres volcamos en nuestros hijos nuestras expectativas, que a veces son buenas y otras veces malas, que acaban influyendo en su conducta. A veces, nuestros hijos entienden estas expectativas a través de los que les decimos, pero también las sobreentienden de cómo nos comportamos con ellos (les prestamos más o menos atención, les exigimos más o menos, etc.) y de nuestro lenguaje no verbal. ¿Qué podemos hacer para evitar la profecía autocumplida hacia los niños?
Qué es la profecía autocumplida o el Efecto Pigmalión
Como padres somos especialistas en crear expectativas sobre nuestros hijos. Y no es que lo hagamos a propósito siempre. A veces, simplemente queremos para ellos todo lo que nosotros no hemos sido capaces de conseguir o de alcanzar, sin darnos cuenta de que esto, en realidad, se podría convertir en un lastre que afecte de forma negativa a nuestros niños.
Además, no solo los padres somos capaces de crear estas expectativas, también los familiares, amigos y sobre todo, los profesores y el entorno educativo, ayudan a crearlos y a esperar de nuestros hijos más de lo que quizás puedan dar.
Se conoce así al Efecto Pigmalión o la profecía autocumplida. Nos estamos refiriendo a esas expectativas tanto positivas como negativas que se crean alrededor de niño. Estas, que llegan a nuestros hijos a través de nuestras palabras pero también por el lenguaje no verbal o cómo nos dirigimos hacia ellos, acaban influyendo de forma significativa en su comportamiento (también en su rendimiento, en su forma de percibir el mundo, en su autoestima...).
A veces, les afecta para bien, pero otras veces para mal. Por ello, es de suma importancia que pongamos atención a los entornos y/o ambientes que estamos creando para nuestros hijos, pues estas expectativas influyen en los pequeños.
Si las expectativas de los padres acaban limitando a los niños
A menudo, transmitimos a nuestros hijos estas expectativas de la profecía autocumplida a través de las palabras que usamos para hablar con ellos. A continuación recogemos algunas de estas dañinas frases.
- Eres un desastre (cuando realmente queremos expresar que es un poco perezoso para ciertos temas escolares).
- ¡Qué patoso eres! (cuando realmente queremos decir que se le caen las cosas de vez en cuando).
- ¡Eres un niño malo! (cuando lo que queremos decir es que su comportamiento en ese momento no está siendo el más adecuado).
- Eres un mentiroso (si en un momento concreto dice algo que no es del todo cierto).
En definitiva, les transmitimos a los niños nuestras expectativas (que podrían convertirse en una profecía autocumplida) cuando les reprochamos un comportamiento o cuando nos referimos a ellos a través de lo que hacen y no de quiénes son. De esta forma, no podemos garantizar que nuestros hijos se sientan comprendidos por nosotros y aceptados por quien realmente son.
Recuerda: una cosa es acompañar a nuestros hijos en su desarrollo y crecimiento y otra muy distinta es pretender que se amolden a como somos nosotros y respondan a como queremos que sean.
'Trata a un hombre tal como es, y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser, y se convertirá en lo que puede y debe ser'. Johann Wolfgang von Goethe.
Evita crear estas expectativas que perjudican a tus hijos
Recuerda que las creencias que tiene un niño sobre sí mismo pueden dar valor a su biografía, por ello, ayudémosle a crear creencias que en momentos de flaqueza, se sientan seguros de salir hacia delante. Estas son algunas de las pautas que como padres, podemos seguir para evitar la profecía autocumplida:
1. Evita las etiquetas
Cada niño es como es. Y se comportará de manera diferente según el momento y el entorno. Las etiquetas, que también se traducen en esta terrible profecía autocumplida, limitan a nuestros hijos
2. Mide tus palabras y comentarios
Si el niño sale a jugar y le dices: te vas a caer, te vas a caer, te vas a caer... finalmente, el niño se caerá. Sin embargo, si le animas a tener cuidado con lo que está haciendo para que preste atención para que no se caiga, el niño actuará de manera más prudente.
3. Aprende a motivar a tu hijo
Quizás nuestro hijo no es tan inteligente o avispado como nos gustaría pero si es trabajador. En este caso, vamos a motivarlo para que su esfuerzo siempre dé como resultado la recompensa que espera.
4. No mientas a tu hijo sobre sus capacidades
Si hace algo bien se le reconoce y sino, le podemos invitar a esforzarse más; pero nunca mientas a tu hijo o hija sobre algo que sabes de antemano que nunca conseguirá.
5. Trabaja en su autoestima siempre que te sea posible
Refuerza su autoconcepto, su autoconfianza y su autovaloración sin comparaciones. Solo haciendo lo posible para que mejore siendo él mismo su propia autorreferencia.
6. Reconoce siempre sus esfuerzos y no sus errores
Céntrate en las fortalezas de los niños y en superar sus áreas de mejora.
7. Trabaja en el autoconocimiento de tu hijo
Cuanto más se conozca más se comprenderá y reconocerá sus límites u obstáculos de forma realista.
Recuerda que el secreto para una educación con éxito es que aceptes a tu hijo tal y como es, y que creas en él.
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