¿Cómo manejas las rabietas de tus hijos en público? Trucos de las madres
Aquí encontrarás los infalibles tips de mamás reales para frenar un berrinche de los niños en la calle
- La terrible etapa de los berrinches de los niños... recomiendo SÍ saltársela
- La técnica del 'modo estatua' y otras prácticas vs. las rabietas de tu hijo
- Lo que opinan las mamás en RRSS sobre las rabietas en público
Parece que fue ayer cuando mi hija mayor hizo el berrinche de su vida: afuera de un centro comercial y roja de tanto llorar. El arte de mantener la compostura mientras mi querubín se transformaba en un pequeño tornado lo fui perfeccionando con los años. Eso sí, no me salvé de las miradas de juicio (o solidaridad) de otros clientes mientras mi criaturita gritaba como fuera el fin del mundo porque me negué en rotundo a comprarle una muñeca ¡carísima! Eso me lleva a preguntar: ¿cómo manejas las rabietas de tus hijos en público? Trucos de las madres.
La terrible etapa de los berrinches de los niños... recomiendo SÍ saltársela
Te cuento. Yo soy la clásica madre mexicana de dos hijos que 'supuestamente' ya pasaron la etapa de las rabietas (eso quiero creer), además de tener un doctorado honoris causa en el manejo efectivo de berrinches en público, con trucos que me salvaron de la humillación pública en más de una ocasión. Por ejemplo, mi hijo menor, que hoy tiene 10 años, era un experto en elegir el peor momento para hacer berrinche.
Un día, en pleno pasillo de juguetes de una tienda departamental, decidió que necesitaba (porque según él su vida entera dependía de eso) un dinosaurio robótico que rugía como si estuviera poseído y a tantos decibeles que reventaba el oído. Como madre precavida, ya sabía lo que venía, pero antes de que pudiera reaccionar, ya estaba tirado en el suelo, gritando como si lo atacara un velociraptor real.
La gente me (nos) miraba, algunos con compasión, otros con el clásico 'en mis tiempos eso no pasaba' reflejado en sus ojos furiosos. Yo, con la dignidad hecha pedazos y la paciencia casi a punto de extinguirse, recurrí a la táctica de la 'mirada' (que funciona con niños de cierta edad, pero con los chiquitos solo logra que se enfurezcan más). Así que tuve que aplicar otras estrategias.
La técnica del 'modo estatua' y otras prácticas vs. las rabietas de tu hijo
Una de las tácticas que son más efectivas es la de no reaccionar. Así de sencillo, se trata de ignorar con elegancia. Los niños siempre buscan atención, por lo que si te ven alterada, gritas o intentas razonar con ellos en pleno apocalipsis, te has rendido. Así que cuando mi hijo se revolcó en el piso de la tienda, me crucé de brazos y expresé finamente: 'Ok, aquí me quedo esperando a que termines'. Al principio se esforzó más en seguir pataleando. Luego notó que no había público y se calmó. ¡Santo remedio!
Distracción estratégica: 'Mira, allá va un unicornio'
Otra manera de lidiar con una rabieta es evitarla. Si detectas que tu hijo está en modo 'ataque de furia', cambia el tema. Mi técnica favorita era el 'mira eso'. Si en plena fila del banco mi hija (en ese tiempo de tres años) empezaba con pucheros, yo señalaba al horizonte y decía: '¡Oh, mira esa mariposa!' No importaba que fuera imaginaria, lo que importaba es que se detuviera a mirar. Si eso no funcionaba, sacaba mi as bajo la manga: '¿Qué crees que hace Barbie cuando se aburre?' Ahí sí, su mente cambiaba de canal.
El poder de la negociación (sin que se den cuenta)
No es que sobornemos a los hijos (o tal vez sí, pero que no se note), pero a veces un buen 'trato' ayuda a evitar una escena de gritos y sombrerazos. La clave es hacerlo sin que se den cuenta de que les estás dando algo a cambio de su buen comportamiento. Por ejemplo: 'Si logras salir de la tienda sin hacer un escándalo, podemos ir al parque un ratito'. Ellos creen que han ganado, que te han derrotado en tu propia cancha pero en realidad, ¡tú lograste salir de la tienda sin sudar la gota gorda! Es un ganar-ganar.
El humor SIEMPRE es mi mejor aliado
Cuando mi hija estaba en medio de su berrinche de nivel Hollywood, a veces decidía darle un giro divertido a la situación. 'Oh, no, mi hija se ha transformado en un pez fuera del agua. ¡Rápido, hay que buscar una pecera!' Esto la sacaba de onda, pero no tardaba nada, a veces paraba su berrinche solo para decirme que no era un pez, sino una princesa. Y ahí es donde yo veía mi oportunidad: al final terminábamos en una conversación sobre lindas princesas en lugar de gritos y pataletas, y la niña bien tranquila.
Cuando todo falla... hazte la loca
Hay días en que ni la paciencia, ni la negociación funcionan porque el chiquillo decidió que su misión era probar hasta dónde puede llegar tu resistencia mental. Justo para esos días, la mejor estrategia es... huir. Si estás en un lugar seguro, retrocede unos pasos y observa desde la distancia. La mayoría de los berrinches se alimentan de que los estén viendo. Repite: 'esto pasará'. Porque sí, esto también pasará. Un día tu hijo crecerá y te dará un berrinche diferente: el de la adolescencia. Y ahí sí te quiero ver.
Lo que opinan las mamás en RRSS sobre las rabietas en público
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Bibliografía
- Díaz Pernas, P. Bonet de la Luna, C. (2005) Las rabietas en la infancia: qué son y cómo aconsejar a los padres. Revista Pediatría de Atención Primaria, Vol. 7. Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (ed.) España, pp. 67-74. Disponible en https://pap.es/files/1116-410-pdf/423.pdf