Esto es lo que pasa en el cerebro de los niños cuando tienen vergüenza

Cómo ayudar a tus hijos a gestionar los momentos vergonzosos

Belén de Toro Mingo, Psicóloga infantil
En este artículo
  1. Por qué los niños tienen vergüenza
  2. Los dos tipos de vergüenza de los niños
  3. La reacción del cerebro de los niños cuando tienen vergüenza
  4. Cómo 'se hace' un niño vergonzoso

La vergüenza es un sentimiento complejo porque tiene un componente multifactorial. Cuando nos referimos a componente multifactorial queremos decir que su origen y mantenimiento en el tiempo depende de varias causas. Como toda emoción (con sus correspondientes cambios físicos y conductuales), la vergüenza de los niños también tiene un origen en el cerebro, y determinadas regiones son las encargadas de desencadenar dicha reacción.

Por qué los niños tienen vergüenza

La vergüenza de los niños

No debemos olvidar, sin embargo, el fuerte componente educacional y social que sustenta la vergüenza, o si no... ¿Por qué nos da vergüenza, por ejemplo, haber suspendido un examen? o ¿por qué nos da 'cosa' llegar tarde a una cita importante?

Si lo piensas no habría que pensar que estos comportamientos son malos. Hacemos una percepción y juicio de los mismos en base a mensajes que nos han transmitido desde pequeños, por ejemplo: debes aprobar y sacar buenas notas o hacer esperar a los demás es de mala educación.

Luego hay otro tipo de situaciones que nos dan vergüenza de manera más inmediata, una vergüenza que no depende tanto del pensamiento o de los mensajes que nos hayan transmitido desde pequeños. Este tipo de vergüenza es más instintiva, más veloz y menos 'controlable'.

¿A quién no le puede dar vergüenza hablar en público? ¿o estar desnudo delante de mucha gente? ¿o ser el centro de atención de muchas miradas? Este tipo de vergüenza se desencadena por la percepción de una amenaza.

La percepción y sensación de amenaza nos viene de nuestros antepasados y la función que ha venido cumpliendo es poder percibir y percatarnos de situaciones posiblemente dañinas y poner remedio a ellas para sobrevivir. Actualmente, las situaciones que percibimos como amenazantes están más bien relacionadas con el contexto social, que es el entorno donde nos movemos diariamente.

[Leer +: Conoce cómo funciona el cerebro de los niños]

Los dos tipos de vergüenza de los niños

Tipos de vergüenza infantil

En la infancia también podemos ver estos dos tipos de reacciones vergonzosas:

- La primera derivada de los mensajes educacionales, de lo que transmitimos a los niños de lo que 'está mal'. Esto lo podemos ver sobre todo cuando hemos descubierto al niño con una mentira. Al saber que su comportamiento ha sido erróneo o que sus padres pueden sentirse decepcionados, los niños responden con vergüenza.

- El segundo tipo de reacción, más instintiva, emerge en los niños alrededor de los 2 años de edad. Con este tipo de vergüenza, el niño aprende que determinadas situaciones pueden ser amenazantes y puede que no sepa desenvolverse adecuadamente, por lo que termina buscando refugio en otro lado o apartándose.

Y aquí es donde encontramos grandes diferencias entre unos niños y otros. Podemos ver que algunos niños son muy vergonzosos, y hasta saludar al vecino que ve todos los días puede ser una batalla.

La reacción del cerebro de los niños cuando tienen vergüenza

El cerebro de los niños cuando tienen vergüenza

Las zonas cerebrales encargadas de la vergüenza son varias, pero entre ellas destaca la corteza cingulada anterior. Esta región tiene una ubicación privilegiada en el cerebro y está vinculada a todas aquellas acciones que tienen que ver con el procesamiento de la información de contenido emocional.

Esto es porque la corteza cinculada anterior está debajo de la corteza prefrontal que es la zona del cerebro encargada del razonamiento y toma de decisiones, pero por encima del sistema límbico, encargado del procesamiento instintivo de todas las emociones. Dentro del sistema límbico está la amígdala que tiene un papel muy importante en el manejo de las situaciones amenazantes, de miedo y supervivencia.

Por lo tanto, las reacciones emocionales requieren de ambos componentes: de la reacción emocional primitiva que cumple con la función de supervivencia, pero además, de la percepción racional que se otorga a la situación.

Cómo 'se hace' un niño vergonzoso

Así son los niños vergonzosos

Si atendemos a la parte más instintiva y cerebral del sistema límbico, los niños más vergonzosos posiblemente tienen reforzada estas conexiones, es decir, que es más susceptible a reaccionar cerebralmente de manera tímida y angustiosa.

Por otro lado, los niños más sensibles: sensibilidad emocional y sensibilidad de los canales sensoriales (sensibilidad auditiva, visual, táctil...) suelen tener reacciones de vergüenza o desbordamiento, debido a que deben procesar mayor número de estímulos, lo que genera un desbordamiento que les produce un bloqueo. Esto ocurre, incluso, en una situación que no sea amenazante, pero como fruto de su sensibilidad, pueden reconocerla como tal, otorgándole mayor importancia de la que realmente puede tener.

Por otro lado, respecto a la cuestión más racional debemos tener en cuenta el modelo educativo que utilizamos en casa. Muchas veces la vergüenza excesiva puede venir por un exceso de límites rígidos. Lo peligroso de la vergüenza es que puede llevar a la mentira (por sentir que el comportamiento es humillante o impropio) lo que lleva a esconderlo.

Debemos analizar cómo reaccionamos cuando nuestro hijo o hija se porta 'mal' o tiene conductas propias del desarrollo: quitar algún juguete a un amigo, coger algún material de clase, o esconder que ha roto algo. Este tipo de conductas son normales en la infancia, y por su puesto deben ser reconducidas pero no de una manera punitiva que pueda mostrar sentimientos de decepción hacia los hijos. Esta reacción solo genera en un futuro que los niños tiendan a reaccionar con culpa y vergüenza y 'escondan' lo que han hecho.

Cómo ayudar a nuestro hijo en una situación que le dé vergüenza

Lo ideal es acompañar a los niños en las situaciones que consideran amenazantes. Ir afrontándolas de manera paulatina, por pequeños pasos. Esta técnica, denominada exposición, ayuda a que los índices de reacción emocional a medida que nos enfrentamos a la situación, vayan reduciéndose, convirtiéndolas en algo tolerable y aceptable para el niño.

El apoyo de los padres es fundamental. Si se reacciona de manera irritable o con poca comprensión ante la situación, esta respuesta no hace otra cosa que irritar e incrementar la sensación de vergüenza ante situaciones sensibles. Pero si lo tomamos con naturalidad y comprensión, favoreciendo la exposición pero respetando la tolerancia del niño es mucho más probable que salgáis airosos, padres e hijos, de la situación.

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