Gestionar las rabietas de los niños de cuatro años con calma y respeto

Qué complicado es manejar las rabietas de los niños, ¿verdad? Si tu hijo tiene 4 años, puedes pensar que ya sabes qué hacer para gestionar estas pataletas porque ya llevas varios años lidiando con ellas. Sin embargo, ¡los berrinches de tu pequeño sigue sorprendiéndote! Te damos algunos consejos para gestionar las rabietas de los niños de cuatro años, siempre desde el respeto, el amor y la calma. Nuestros tips te sacarán de dudas y te servirán para estar mucho más tranquilo; tanto tú como tu pequeño.

Las rabietas de los niños de cuatro años siguen evolucionando

Es muy probable que, si tu hijo ha tenido rabietas a la edad de 1, 2 o 3 años, te creas todo un experto o experta en esto de gestionarlas correctamente y, por mucho que ya tengas gran parte de la lección aprendida, hemos de decirte, queridos mamá o papá, que aún te queda mucho camino por andar.

Y es que, donde las rabietas de un bebé de un año tienen un significado, cuando llegan a la edad de 4 es que nuestro o hijo o hija nos quiere transmitir otro mensaje. Nuestros niños cambian, crecen, evolucionan, se desarrollan ¡y sus rabietas también!

Pero, no temas; la clave para gestionar las rabietas de un niño de cuatro años sigue siendo la misma: actuar desde la calma, con paciencia y respeto y mostrarle siempre y en todo momento amor incondicional.

A los 4 años, los niños ya pueden expresar sus emociones

¡Qué mayor! Tu hijo ya tiene 4 años, ¡nuestros niños crecen tan deprisa...! A esta edad son muchas las cosas que van a aprender y muchas las habilidades que van a pasar de 'en progreso' a 'conseguido'. Entre otras cosas, a la edad de 4 años, más o menos, ya tienen capacidad suficiente para contarnos cómo se sienten, qué les ha pasado en el día de hoy, qué les sucedió la semana pasada o si están contentos o enfadados por algo que les ha dicho su amigo en el colegio.

Son estos mensajes y estas cosas que nos cuentan los niños lo que va a dar pie para hablar con ellos tras una rabieta. Los niños de 4 años viven los sentimientos y las emociones de una forma muy intensa, no tanto como en la etapa anterior, pero sí que aún tienen una marcada intensidad ya que necesitan seguir probando límites, reafirmarse y sacar su carácter. ¿Te imaginas que siempre nos dijeran 'sí' a todo? ¡Dejarían de pensar por ellos mismos!

A tu hijo le va a costar manejar su frustración, por eso, las rabietas hacen acto de presencia cuando les dices 'no' a comprarles el juguete que piden o a seguir viendo la televisión más rato. Pero, como ya tienen un buen nivel de comprensión, antes de que estalle la rabieta o una vez se haya calmado, explícale las cosas, ten en cuenta su opinión y ofrécele una alternativa. ¡Podéis incluso llegar a un acuerdo!

Cómo gestionar los berrinches de tus hijos con calma y respeto

¿Qué hace un niño o niña de 4 años cuando tiene una rabieta o berrinche? Se tira al suelo, patalea, grita, golpea, se golpea no hace caso... Para saber cómo calmar los berrinches de los niños con amor y respeto, primero de todo, debes ser un referente de calma, serenidad, tranquilidad y comprensión. No es sencillo no dejarse llevar por el mal humor así que, ¡tendrás que entrenar para ello!

Establece límites claros que sean una guía para tu pequeño y, además, observa para saber qué necesita: ¿más amor?, ¿más atención?, ¿momentos de calidad en familia? Las rabietas muchas veces esconden detrás otras cosas con más significado que el mero hecho de un juguete nuevo.

Sé paciente (las regañinas excesivas o muy bruscas o las charlas interminables de las que enseguida desconectan sirven de poco), sé constante y trata de captar la atención de tu hijo con una tarea que le haga sentirse responsable y capaz. Le ayudará a ser más independiente y se olvidará de la rabieta que justo llega cada vez que vais al supermercado a hacer la compra. Así que, a la próxima, dile que él será el encargado de coger la bolsa de la compra, de terminar de hacer la lista o de llevar el carrito dentro de la tienda.

Y, por supuesto, haz todo lo posible para mantener la calma y no perder los nervios. Son instantes en los que se te pasa por la mente dar una reprimenda a tu hijo cuando lo que de verdad necesita es un abrazo o un poco de espacio para tranquilizarse.

No solo te tienes que 'hacer cargo' del mal humor que tiene tu hijo en ese momento, también debes apaciguar el tuyo por lo que, respira hondo, coge aire por la nariz y suéltalo despacio por la boca, piensa en tu hijo de recién nacido, cuenta hasta diez, bebe un poco de agua, aléjate unos instantes de la escena siempre que te sea posible y dite a ti misma que esto va a pasar igual que ya quedaron atrás las rabietas anteriores. ¡Ánimo!

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