Las fatales consecuencias de no hacer caso a los niños cuando lloran
Consejos para atender a tu hijo y mantener la calma cuando él o ella llora desconsoladamente
- Las consecuencias de no atender a los niños cuando lloran
- Cómo tener más paciencia para calmar a nuestro hijo que llora
El otro día fui al parque con mi hijo y vi como una niña de unos 3 años lloraba desconsoladamente porque su helado se había caído al piso. La cuidadora a cargo no prestaba ningún interés a calmar la angustia y la tristeza de la niña, que no paraba de quejarse. Lo que seguro que la mujer no sabía es que no hacer caso a los niños cuando lloran, no calmarles, puede tener fatales consecuencias.
Las consecuencias de no atender a los niños cuando lloran
Frente a este escenario, que por lo demás es bastante cotidiano, me surgió la siguiente reflexión. Esa cuidadora no prestaba contención emocional, es decir no calmaba a la pequeña, por dos razones. En primer lugar, porque existe una cierta normalización de las pataletas de los niños. Vivimos en una sociedad 'adulto-céntrica', en donde todo está pensado para y por adultos, minimizando las vivencias emocionales de los niños. La segunda razón está relacionada con que la cuidadora, probablemente en su infancia, no recibió una contención emocional de calidad. Por ello, no sabe contener porque no fue contenida durante su infancia.
Estos dos aspectos generan muchas veces que los adultos realicen o propicien malos tratos a los niños. Ellos desconocen las implicancias de esas acciones, lo que les lleva a manifestar una cierta normalización de los malos tratos. Son comunes frases como: ”a mí me pegaron con la correa del cinturón y soy una excelente persona“, “es necesario dar una palmada para que se porte bien” o “déjalo llorar ya se le va a pasar solo”. Como consecuencia, se producen acciones como dar una palmada o inacciones como dejar llorar y no acudir a calmar su tristeza o rabia.
Sin embargo, estos comportamientos tienen consecuencias a nivel cerebral en los niños. Estas son algunas de ellas.
1. Disminución de las conexiones sinápticas importantes, las que más adelante facilitan el aprendizaje.
2. Aumento y activación de ciertas áreas cerebrales que están diseñadas para la auto-protección. De esta manera encontramos a niños violentos y hostiles.
3. Secreción de la hormona del cortizol, que es la del estrés. Como consecuencia, en la edad adulta se podría generar una mayor tendencia a una personalidad depresiva, a padecer ansiedad o a tener dificultades interpersonales.
En definitiva, como adultos debemos ser capaces de descubrir nuevas estrategias para calmar a nuestros hijos, pero también para ser un auxilio real y estar disponibles emocionalmente para nuestros hijos.
Cómo tener más paciencia para calmar a nuestro hijo que llora
Para evitar la actitud negativa hacia tu hijo, y tener un poco más de paciencia con nuestro hijo, se aconseja lo siguiente:
- Autoconocimiento
Siempre hay cosas que te podrían enojar más que otras. Identifica cuáles son para cuando tengan lugar puedas echar a andar recursos como pedir ayuda a alguien, poner música que te relaje, hacer alguna actividad física como saltar o apretar un cojín.
- Tiempo fuera
Esta técnica consiste en salir físicamente de la situación en donde crees que estás perdiendo control. Sal unos minutos y respira 5 veces de forma consciente. Verás como vuelves a la calma.
- Escoge una parte del cuerpo de tu hijo
Pueden ser sus manos, sus pies o su nariz... Cada vez que estés a punto de gritar, mira y observa lo pequeño que es y lo mucho que necesita de un adulto amoroso que le vaya indicando cómo tiene que ir creciendo.
Como ven, el desafío que tienes por delante es complejo: tienes que tratar de conectar con tu niño interno. Piensa en cómo te hubiese gustado que te trataran, en lo poco contenido que fuiste. Conviértete en ese adulto que tú mismo necesitaste en tu infancia.
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