Relación entre la frustración y desarrollo del lenguaje de los niños
Valiosos consejos para ayudar a nuestros hijos en un momento de pataleta, berrinche o rabieta
- Descubre la relación entre la frustración y el lenguaje de los niños
- Consejos para manejar la frustración en nuestros hijos
La frustración es una emoción que está muy presente en la vida de nuestros hijos desde sus etapas más tempranas y que no solo afecta a su comportamiento o estado de ánimo. ¿Sabías que la frustración y el lenguaje tienen relación? El estrés y ajetreo del día a día hace que muchas veces los padres exijamos a nuestros hijos que hagan cosas y nos estresamos al ver que no lo logran. La consecuencia, como no podía ser de otra manera, es un caos emocional en el niño que empieza a interferir en su adecuado desarrollo.
Descubre la relación entre la frustración y el lenguaje de los niños
Los niños pequeños están en proceso de descubrir, identificar y entender cada emoción. Viven muchas situaciones en su día a día que ponen a prueba su flexibilidad y tolerancia frente a la frustración. Por ejemplo, en algunos casos nuestros niños de 3 años no son capaces de adaptarse a las circunstancias que los rodean dando como resultado rabietas, berrinches o en ocasiones agresión física. No saben cómo reaccionar al cambio y, de manera inconsciente, se bloquean ante la realización de ciertas actividades y de determinados aprendizajes.
Aunque no lo creas, esto influye en su desarrollo del lenguaje y te daré un ejemplo sencillo antes de explicártelo en profundidad. Debes ir a un evento familiar, pero estás cansado del trabajo porque tuviste una discusión con alguien importante. Vas de mal humor y cuando te preguntan algo, tú explotas con palabras hostiles y gestos poco amigables. Son cosas que pasan con frecuencia, pero ¿no crees que tu frustración y agobio truncaron la comunicación con tus amigos en ese momento?
La respuesta es sí, estuviste cegado por tu emoción y no hubo un lenguaje adecuado. Algo parecido sucede con los niños. Ellos no te contestan con un 'Vete mamá, no quiero saber de ti' para ofenderte, lo dicen porque están pasando por un estado que dificulta que te diga 'Mamá, en el cole me dijeron tonto, ¿soy tonto?', que es la causa realmente. Por ello es importante observar a nuestros hijos e identificar las señales de alarma para ayudarles en estos momentos de caos emocional.
Teniendo en cuenta lo expresado con el ejemplo, es importante conocer la importancia que tiene el lenguaje y la comunicación en la construcción de nuestras ideas, pensamientos y otros aspectos como la autoregulación, la reflexión, la búsqueda de soluciones o la gestión de las emociones. Y no se trata de evitar al cien por cien las rabietas o las situaciones de cambio, recuerda que son necesarias para aprender y crecer, se trata de acompañar adecuadamente a nuestro hijo en el proceso.
Si bien a veces nos burlamos de ellos por sus 'problemas tontos' como que se le cayó un helado, el dibujo que hizo se le perdió o esperaba algo de comer y recibió otra cosa distinta, es necesario guiarlo para fomentar la búsqueda de soluciones y que la comunicación sea asertiva y adecuada.
De nada sirve que te rías o le des algo para calmarlo (que es la solución más fácil) porque cuando suceda otra cosa nueva explotará con un poco más de intensidad. Es mejor tomarte el tiempo para escucharlo… 'Dime hijo, ¿qué te pasa? ¿Qué te puso de mal humor?'. Y si grita o te habla sollozando y no logras comprenderle, con voz suave dile 'mi amor, yo sé que estás estresado, te entiendo porque yo también me estreso, pero respira un poco y cuéntame con tranquilidad qué te pasa para entenderte mucho más y ayudarte'.
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Este tipo de frases y tono de voz no solo validarán esa emoción en su mente sino que también ese cerebro maravilloso empezará a gestionar las palabras adecuadas sin que interfiera la frustración y pueda comunicarse adecuadamente con mamá o papá. La forma en cómo interpretamos y tomemos este tipo de situaciones con nuestros hijos es determinante, ya que es allí donde ellos aprenden qué y cómo hacer las cosas.
La idea es que hijo te vea como ayuda en aquellos momentos de frustración y no como aquel que le castigará o se reirá de él sin escucharlo; si te ve como un apoyo será mucho más fácil gestionar sus emociones en cada situación. Conviértete en un experto observador y comprende cada señal que tu hijo pueda darte en estas situaciones para que intervengas acertadamente, favoreciendo su entorno o momento.
Consejos para manejar la frustración en nuestros hijos
- El primero es dar ejemplo. Recuerda que tu comportamiento dice mucho ante sus ojos. Si como papás tenemos una buena actitud frente a alguna dificultad, les servirá un montón para imitarte y buscar soluciones ante sus diferentes situaciones.
- Algo que también debo decirte: ¡Déjalo que se frustre! Sé que es difícil dejar que suceda porque cuando inicia el llanto o la pataleta queremos satisfacer todo de manera inmediata, pero recuerda que esa no es la solución, así que respira y tomate tu tiempo. Tu hijo debe aceptar la situación, buscar una solución adecuada y tú debes estar regulado para acompañarlo en el proceso.
- Evita que tu hijo vea los fracasos como algo negativo. Habla con él y explícale que en la vida se aprende tanto de los momentos exitosos como de aquellos que no tan gratos, y que esos momentos poco gratos son una herramienta que nos da la vida para mejorar y avanzar hacia nuestras metas.
- Recuerda fomentar en ellos la cualidad de esforzarse. El esfuerzo es muy útil en la frustración pues en el camino nos permite perseverar y crear herramientas que nos ayuden a resolver alguna dificultad.
- No olvides que son niños y no adultos, así que pon objetivos razonables y alcanzables a sus habilidades. Si les pones algo demasiado complejo y estructurado, muy seguramente no entenderá ni querrá intentarlo pues se bloqueará por completo. Observa las habilidades de tu hijo y foméntalas de una buena manera para que poco a poco se supere a sí mismo.
- Halaga su perseverancia y buena actitud frente a las cosas. Se sentirá más independiente y seguro, dos cosas que necesitará para solucionar sus dificultades en cualquier ambiente.
Recuerda que crear ambientes de comunicación es importante no solo para practicar el habla sino también el resto de componentes emocionales que tanto influyen en nuestro diario vivir. Que como adultos les enseñemos a nuestros hijos a verbalizar, comprender y gestionar las situaciones y emociones es una manera eficaz de estimular su desarrollo.
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