Tu hijo no aprenderá a controlar su conducta hasta los 25 años
Ideas de juegos para ayudar a la madurez cerebral de los niños
- Hasta los 25 años, no podemos controlar la conducta por completo
- Actividades para ayudar a la madurez cerebral de tus hijos
Es muy frecuente que muchas mamás y papás presenten cierta preocupación, en niños sin ninguna disfuncionalidad, por el hecho de que sus hijos no terminen algo que empiezan, a veces se despisten, les cueste centrar la atención, tengan muy frecuentemente respuestas impulsivas o piensen que son lentos a la hora de elegir entre diferentes opciones que les ofrecemos. Todos estos procesos y su maduración dependen en gran medida, de lo que se conoce como las funciones ejecutivas.
Y antes de seguir, queremos decirte algo, para que te vayas concienciando de ello: tu hijo no va a aprender a controlar su conducta hasta, nada más y nada menos, los 25 años. Te contamos por qué. ¡Ten paciencia!
Hasta los 25 años, no podemos controlar la conducta por completo
Cuando hablamos de funciones ejecutivas nos estamos refiriendo a una serie de procesos cognitivos complejos que nos dan la posibilidad de dirigir nuestras conductas hacia la consecución de unos objetivos, es decir, algo que queremos conseguir y también nos orientan hacia la resolución de problemas.
Todas estas tareas que podemos realizar gracias a nuestras funciones ejecutivas, que se localizan en la corteza prefrontal de nuestro cerebro, lo que viene a ser, aproximadamente, la zona de la frente, y que más nos diferencian del resto de especies animales, juegan un papel clave para alcanzar el éxito educativo y también para desarrollar habilidades de cara nuestra vida diaria.
Y el dato casi más importante de todo esto, es que el desarrollo pleno o madurez de esta zona del cerebro, en algunos casos, no se llega a alcanzar hasta la edad de 25 o 30 años. Seguro que ahora entendéis mucho mejor algunas conductas de vuestros hijos e hijas o de incluso de vosotros y vosotras. Por lo tanto, entender que nuestro cerebro se pasa tantos años 'en obras' es fundamental también, a la hora de educar.
Actividades para ayudar a la madurez cerebral de tus hijos
Son muchas las actividades humanas que se podrían englobar bajo el nombre o etiqueta de funciones ejecutivas, pero aquí os voy a hablar de las tres funciones consideradas más importantes desde la neurociencia y la educación, y en las que podemos ayudar más a nuestros hijos e hijas, y son: el control inhibitorio, la flexibilidad cognitiva y la memoria de trabajo.
1. Control inhibitorio
¿Cuántas veces les decimos a nuestros hijos e hijas que antes de actuar, piensen? Pues este es el motivo por el que no lo pueden hacer o les cuesta. El control inhibitorio hace referencia a la capacidad para eliminar o posponer una conducta, de tal manera que sí se elige de forma consciente, esta sea más adecuada y adaptativa al contexto.
Es muy frecuente que los niños, cuando tienen algo interesante que contar, se cuelen, aunque no sea su turno. En este caso, por ejemplo, es importantes trabajar el respeto hacia el turno de palabra y enseñarles, a través del ejemplo, como sí se hace.
Para fomentar esta capacidad, que como ya he dicho tarda en madurar, se pueden practicar los juegos con reglas, tal y como se explica en el folleto 'Actividades de función ejecutiva' del Centro del Niño en Desarrollo de la Universidad de Harvard. Estos juegos pueden ser de mesa (o juegos de cartas) o de movimiento (juegos de pelota, de imitación...). De esta manera potenciamos la capacidad de inhibir conductas que no proceden, para las que sí hay que esperar.
2. Flexibilidad cognitiva
Hace referencia a la capacidad para poder cambiar una conducta casi en el mismo momento en el que nos damos cuenta de que no es exitosa. De esta manera el niño o la niña son conscientes de ello, cambian el patrón de conducta anterior e incorporan uno nuevo (válido también para adultos, por supuesto), así adquieren nuevas herramientas y flexibilizan sus pensamientos desde la acción.
Como madres y padres, podemos ayudar a que nuestros hijos e hijas tengan mayor flexibilidad, desde la sencilla tarea de preparar una ensalada y otro día pedirles que la elaboren de diferente forma; o el típico juego de encajables cuando son más pequeños. Para los hijos más mayores, quizá a partir de 7 años, podemos jugar a pensar diferentes preguntas a una misma respuesta, es muy divertido y les gusta mucho.
3. Memoria de trabajo
Es la capacidad para almacenar información, mantenerla activa y poder manipularla durante un periodo de tiempo corto. ¿Verdad que cuando les damos dos órdenes o más a nuestros hijos, a veces, no son capaces de cumplirlas? Pues se debe a esto.
Un juego divertido para potenciar esta memoria de trabajo, por ejemplo, es pedirles que digan las letras de su nombre al revés. En este caso conocen las letras de su nombre, deben imaginarlas y manipularlas en su memoria. Otro juego que también podemos hacer cuando vamos por la calle o viajamos en coche, es decir una frase con las letras de la matrícula.
Pues con estos sencillos juegos podemos ayudar en el proceso de madurez cerebral, y en concreto de la corteza prefrontal.
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