Las 5 frases más dañinas que decimos a nuestro hijo sin darnos cuenta
Las palabras más destructivas que dejan heridas emocionales en los niños
- Las 5 frases más dañinas que decimos a nuestro hijo sin ser conscientes del mal que provocamos
Solemos desvivirnos por proteger la salud de nuestros hijos, porque no se caigan y se hagan daño... Y si cuidamos su salud externa, ¿por qué no hacemos lo mismo con su interior? Los huesos de los niños son frágiles, pero más aún su cerebro, en pleno momento de asimilación y aprendizaje. Por eso, nuestras palabras pueden calar en nuestro hijo más de lo que imaginamos. De ahí que debamos cuidar (y mucho) lo que decimos. Aquí tienes una lista con las frases más dañinas que decimos a nuestro hijo sin darnos cuenta. Evítalas.
Las 5 frases más dañinas que decimos a nuestro hijo sin ser conscientes del mal que provocamos
Habremos escuchado infinidad de veces esa frase de: 'una imagen vale más que mil palabras'. Pues no, no es cierto. Una sola palabra tiene un valor y un poder increíble. Imagina una frase...
En los niños más pequeños, las frases que decimos cobran un sentido mucho más amplio. Los padres son referente en su aprendizaje. Escuchar de ellos ciertas frases pueden causarles una herida muy profunda y repercutir, de hecho, en su forma de ser. Aquí tienes una lista con las 5 frases más dañinas que decimos a nuestro hijo sin darnos cuenta.
1. Eres un inútil. 'Eres tonto', 'eres un inútil'... son frases terriblemente destructivas que minan la autoestima del niño hasta hacerle creer que de verdad, que no sirve para nada o no será capaz nunca de hacer las cosas bien. Aunque estés enfadado o enfadada porque tu hijo no hizo bien lo que le pediste, en el momento de máximo enfado, intenta controlar tus palabras e intenta cambiar esa frase tan destructiva por un 'Así no es, te enseñaré a hacerlo y ya verás como al final lo consigues'.
2. Eres demasiado sensible. Sí, hay niños más sensibles, que reaccionan antes ante cualquier estímulo. El problema es impedirles mostrar su sensibilidad. No es malo ser sensible, y la tarea de los padres es ayudar a su hijo a canalizar ese torrente de emociones que experimentan, pero no frenarlas. Por eso, usar la frase tan típica de 'eres demasiado sensible', es uno de los grandes errores que podemos cometer. Es como decirle al niño: 'es malo ser sensible, no lo seas'. Así es como lo percibe el niño, que inmediatamente piensa que no debe mostrar al exterior sus emociones, creándole además una gran confusión. Si las emociones no son importantes o son malas, ¿por qué debe conmoverse él ante las emociones de los demás?
3. Porque yo lo digo. El 'porque yo lo digo' no es más que una sinrazón, una frase repleta de connotaciones tiránicas. Aunque pienses que tu hijo no va a razonar nada, y te sientas tentado a terminar con esta frase ante las insistentes preguntas de tu hijo de por qué debe hacer algo, intenta explicarles algo que pueda entender. Por ejemplo: 'No vas a jugar más porque llevas dos horas con el juego y tienes que hacer más cosas...' O bien: 'vas a recoger el cuarto porque todos tenemos tareas en casa y esta es tu tarea'.
4. ¡Cállate ya! Hacer callar a alguien que está hablando es realmente violento, un acto de agresión. El niño lo percibe como un 'no me interesa lo que dices porque no dices nada interesante'... 'Solo hablarás cuando yo diga'... Es decir, que el niño al que hacen callar constantemente ve mermada su autoestima al pensar que sus palabras y sus pensamientos no sirven y además se ve obligado a adquirir un comportamiento sumiso y acatar la orden sin rechistar. En lugar de hacerle callar de esta forma tan agresiva, puedes intentar explicarle por qué no puedes atenderle en ese momento: ' Luego me lo vuelves a contar despacito que ahora estoy trabajando y no puedo escucharte bien, ¿vale?'. De esta forma, el niño sabrá que sí valoras lo que está contando pero que no es el momento más oportuno para contarlo.
5. Algo habrás hecho... ¿Cuántos padres usan esta frase con sus hijos cuando vienen a quejarse del comportamiento de otro niño? En lugar de dejarle hablar y explicar lo que ha sucedido, le soltamos con rapidez esta frase que denota una falta de confianza tremenda en él. Si tu hijo viene preocupado porque le castigaron en clase, seguramente el profesor tenga toda la razón del mundo, pero en lugar de sentenciar a tu hijo con una frase como esta, procura escuchar a tu hijo y explicarle bien por qué el profesor actuó así. De esta forma estarás evitando etiquetar a tu hijo.
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