Disciplina Positiva. Poner límites a los niños en la crianza respetuosa

Los niños necesita límites para crecer felices, libres y con autoestima. Sin embargo, los padres tenemos que reflexionar sobre desde dónde y cómo solemos poner límites a los niños para que entren dentro del marco de la crianza respetuosa que queremos ofrecer a nuestros hijos. La Disciplina Positiva nos propone como base para construir la relación con nuestros hijos la empatía, el respeto, el amor y la firmeza. Pero, ¿esto en qué se traduce?

Crianza respetuosa: los niños necesitan límites para ser felices

Todos los niños necesitan crecer con normas que deben respetar para favorecer la buena convivencia con su familia y amigos, pero también con el resto de la sociedad. Los límites enseñan a reconocer las cosas que se consideran que están bien y mal y actuar conforme a estas, también nos permiten identificar peligros que hay que evitar, a tener responsabilidad y mejorar nuestras relaciones con los demás. Por todo ello, cuando los niños crecen con límites se sienten más seguros.

Sin embargo, hay padres que piensan que estos límites deben ser impuestos a través del miedo y de una forma muy rígida, casi como si fuesen un castigo, en lugar de un beneficio para el futuro de los pequeños. Por otro lado, hay que padres que (intentando huir de ese autoritarismo) piensan que es mejor no poner ningún tipo de límites a sus hijos, pues estos les restringen. Esta malinterpretación de la Disciplina Positiva, también es muy dañina, pues los niños necesitan dichos límites.

En realidad, las normas para niños deben ser planteadas desde la empatía y el respeto (tal y como plantea la Disciplina Positiva) pues los niños no comprenden en un primer momento el porqué deberían seguirlas, por lo que es necesario explicarlas y sobre todo ponerlas en práctica, de forma que sigan tu ejemplo.

Poner límites desde el respeto según la Disciplina Positiva

Cuando ponemos a los niños los límites desde una posición estricta, inflexible y rígida, podemos obtener el resultado contrario: que los niños se rebelen contra ellos. Por lo que, en lugar de tomar esta postura de obediencia sumisa, es necesario tener una educación basada en la dignidad y el respeto que todos necesitamos y merecemos solo por ser personas, indistintamente de nuestra edad. Es de esta forma como llegamos a la Disciplina Positiva.

En este sentido, la Disciplina Positiva nos transmite la visión de que los límites traen seguridad, pero que al mismo tiempo, el establecerlos no representan un corte a la libertad del niño.

Existen reglas que son necesarias por cuestiones de seguridad o integridad y no podemos ser flexibles ante ellas (por ejemplo, el auto no arranca hasta que todos tenemos los cinturones de seguridad abrochados). Sin embargo, hay otro tipo de límites que se pueden debatir y llegar a un acuerdo sobre lo que se va a establecer y cómo se va a establecer. Por ejemplo, podemos establecer como límite que la televisión la vamos a ver solo los fines de semana, pero no vamos a imponer qué vamos a ver en estos días.

Es muy importante enseñarles a los niños que la libertad implica que deben hacerse responsables de sus actos y comportamientos, asumiendo las decisiones que están tomando en ese momento.

¿Desde dónde y cómo estableces las normas a tus hijos?

No es lo mismo poner que imponer y es que, cuando hablamos de establecer límites a los niños, debemos tener en cuenta la siguiente premisa: el objetivo de los límites debe ser mantener la seguridad de los pequeños sin restringirlos. En este caso, la Disciplina Positiva nos invita a reflexionar y entender las necesidades de los pequeños con respecto al momento evolutivo que se encuentran y saber que a veces estas no van a corresponder con nuestras necesidades de adultos.

Un claro ejemplo de esto es, cuando queremos mantener las cosas en orden en nuestra casa, pero nuestros hijos están en un momento de su desarrollo en el que necesitan jugar de una manera un poco desastrosa (a través de desarmar para luego construir, de saltar, de correr...) ya que así es como logran entender el funcionamiento de muchos objetos.

Así que, hay que tomar en cuenta estos cambios que son inherentes al desarrollo infantil, comprenderlos y sensibilizarnos para poder esperarlos y buscar alternativas de límites que sean funcionales tanto para ti como padre y para el libre desarrollo de los niños. Por ejemplo, si quieren saltar, puedes colocar el límite de no hacerlo en el sofá o la cama (porque se pueden caer o sufrir un accidente) pero sí pueden hacerlo sobre una colchoneta en el suelo o correr por el jardín.

La empatía y el respeto son dos de los grandes valores que nos propone la Disciplina Positiva para garantizar la crianza respetuosa de los niños.

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La Disciplina Positiva y los límites atañen a toda la familia

Los límites deben ser cumplidos por todos los miembros de la familia. Este es un elemento primordial al momento de establecer normas para los niños. Si quieres que tus hijos cumplan las reglas del hogar o de la escuela debes dar el ejemplo primero.

Los padres son los modelos a seguir para sus hijos, ya que estos aprenden a través de la observación y el modelado de acciones. Lo que implica que, aunque les des explicaciones detalladas sobre lo que pueden o no hacer, no lo entenderán por completo si no siguen tu ejemplo. Esto es debido a que su cerebro aún está en construcción y desarrollo.

Un ejemplo a resaltar aquí es el tiempo que pasamos con las pantallas. Cuando colocamos límites sobre el tiempo que pueden pasar en el ordenador, tablet o televisión, pero nos observan a nosotros los padres pasar tiempo de más en las mismas, es necesario explicarles que no lo hacemos por placer, sino por trabajo y que el tiempo compartido con los niños es otro momento aparte, donde se disfruta el estar en familia.

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