Cómo afecta la motricidad fina al desarrollo del lenguaje del niño
Sencillas actividades del día a día para estimular la psicomotricidad fina de los niños y, por tanto, también el habla
- El papel de la motricidad fina en el aprendizaje del niño
- Actividades de la vida diaria que ejercitan la psicomotricidad fina de los niños
- ¿Qué relación hay entre la motricidad fina y el desarrollo del lenguaje infantil?
- Sencillas maneras con las que los padres pueden estimular la motricidad fina de los niños
La motricidad y el lenguaje si bien son dos campos muy diferentes, son bastante cercanos ya que nos ayudan en todo el aprendizaje de nuestros hijos. Se complementan mutuamente a través de las experiencias motoras, es decir, movimientos y acciones que van creando bases para llegar al lenguaje (recuerda el lenguaje es la emisión de sonidos pero también la parte gestual y la escritura), así que hoy queremos indagar sobre cómo la motricidad fina afecta al desarrollo del lenguaje en los niños.
El papel de la motricidad fina en el aprendizaje del niño
Desde el nacimiento e incluso antes, nuestro retoño está desarrollando reflejos que forman parte de la motricidad fina y la motricidad gruesa. Es muy importante trabajar estas habilidades de forma adecuada, ya que como les he dicho al inicio nos ayudan para que el proceso del aprendizaje sea efectivo y satisfactorio.
La motricidad fina es la encargada de que nuestros movimientos sean precisos, es decir, que tengamos mucha coordinación, control de fuerza y algo muy importante: manejo espacial (manejo del espacio) para realizar la actividad correctamente. Por lo tanto, la motricidad fina compone todo el aparato locomotor, es decir, huesos, músculos y nervios, además de la parte visual para realizar estos movimientos tan pequeños y exactos.
Un ejemplo sería cuando tu pequeño intenta pelar una banana o agarrar las uvas para comerlas. La motricidad fina está presente aún en nuestra vida adulta, solo que cuando somos pequeños es cuando más la notamos y queremos ejercitarla.
Cuando hablamos de este tipo de motricidad es importante mencionar algunas destrezas, como el conocimiento previo del movimiento para interpretarlo y adecuarlo a la actividad que se desea realizar. En este sentido, la coordinación es sumamente importante y no solo la coordinación corporal sino también la espacial y visual, la fuerza y el tono muscular para mayor control del movimiento.
Todo esto son habilidades que empiezan como un reflejo y mes tras mes en su crecimiento se van definiendo e integrando. Ahora bien, no es necesario sobreestimular este proceso motor, de manera natural se hacen en la vida diaria solo que no lo notas.
Muchas veces como papás y mamás llenamos a nuestros pequeños de actividades con este fin, pasando por alto la importancia del aprendizaje en contextos familiares y en ambientes naturales; y es que aunque no lo creas, son igual de gratificantes para ellos y generan una conexión emocional muy bonita, favoreciendo sus ganas de seguir explorando.
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Actividades de la vida diaria que ejercitan la psicomotricidad fina de los niños
Comer, agarrar una fruta y pelarla, coger el paquete de galletas con las manos y buscarle la forma para sacar una deliciosa galleta, querer tomar agua del vaso sin regar todo sobre sí mismo, usar una cuchara e intentar comer con ella son solo algunas de las actividades que el niño realiza de manera inconsciente pero que está haciendo que trabaje esta habilidad.
Además en cada una de las rutinas familiares (la hora del baño, el momento de vestirse, cuando nos vamos a dormir) está presente la motricidad fina. Cuando nuestro niño va al armario o cajón y saca la ropa que quiere ponerse y te la pasa en las manos; cuando debe meter los brazos, cabeza y piernas en los orificios correctos; cuando se pone o quita los zapatos (así no se los amarre con cordón aun); cuando estamos en la ducha y se aplica el jabón o intenta sacar el jabón del frasco; cuando se quiere poner la toalla es su cuerpo o secarse… ¿Lo notas ahora?
Si te pones a pensar un poco, esta habilidad ha estado con tu hijo desde el primer momento y no se ha ido, al contrario, ha evolucionado para mejorar las destrezas de nuestro chiquitito.
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¿Qué relación hay entre la motricidad fina y el desarrollo del lenguaje infantil?
En muchas investigaciones sobre este tema, se ha encontrado que las áreas responsables de los movimientos finos se encuentran cerca de las áreas del funcionamiento articulatorio. Si bien estos resultados son relativos puesto que cada niño es diferente y tiene habilidades distintas en sus procesos de aprendizaje, es importante darse cuenta de algo: el proceso del habla incluye movimientos finos.
Es por esto que en cada sesión de lenguaje con nuestros pequeños vamos de lo grande a lo pequeño, pues los movimientos de nuestros órganos fonoarticuladores y estructura bucofonatorias son aún más complejos, precisos y disociados. Cuando hablar se vuelve algo común y automatizado, el proceso de pronunciar no lo notamos, pero en nuestros pequeños como apenas están iniciando en todo esto es más presente.
Cuando hablamos subimos y bajamos la lengua en un espacio muy pequeño que es la parte interna de tu boca; acomodamos la lengua en distintos puntos para producir diferentes sonidos en una sola palabra o frase y aquí influye todo: el control respiratorio, el tono y la fuerza de mejillas, lengua y labios… Todo esto se disocia y a la vez se coordina para producir adecuadamente el punto articulatorio y posteriormente la palabra.
Es por esto que la secuencia de movimientos finos y bien ejecutados influye en el habla y el lenguaje. Hablar es un proceso un poco más complejo de lo que pensamos, pero una vez logrado se vuelve automático y mucho más sencillo de realizar en distintas áreas de la vida.
Por esto es importante que más que repetir el sonido una y otra vez, es hacer la ejecución adecuada de los movimientos detrás de ese sonido. Si como adultos no conocemos exactamente cómo producir y darle a entender a nuestro pequeño como lo puede lograr, este proceso de enseñanza se vuelve un poco tortuoso.
Pero no es para asustarse, como te he dicho al inicio, hay muchas maneras de estimularlo de forma natural. Ya que te he hablado de los movimientos en nuestros órganos fonoarticuladores, quiero decirte que la alimentación es una gran herramienta.
La masticación no solo es mover la mandíbula, también se mueve la lengua para generar salivación y poder pasar el alimento, todos estos músculos bien ejercitados en la alimentación son una gran ayuda al producir palabra o sonido. Por esto es importante no prolongar las papillas y líquidos, recuerda que todas las texturas son necesarias para movilizar todos los músculos de tu pequeño.
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Sencillas maneras con las que los padres pueden estimular la motricidad fina de los niños
Además de todo lo que está dentro de tu día a día y hemos visto más arriba, yo te propongo que añadas estas acciones. Recuerda que siempre debemos empezar por actividades sencillas y acordes a la edad de nuestro hijo. A medida que esas habilidades vayan avanzando, vamos añadiendo ciertos grados de dificultad.
- Montar un día de picnic donde el niño pueda ayudar en todo el proceso y pueda disfrutar de galletas caseras, bocadillos, manzanas o frutas. Alimentos con diferentes texturas que nos ayudarán a que desarrolle sus cinco sentidos.
- Los juegos de mímicas o caras y gestos son muy divertidos y nos permiten mucho a disociar los movimientos del rostro.
- Ponerle un poco de crema alrededor de sus labios y que se lo quite con la lengua es algo muy divertido para ellos.
- Pintar con los dedos, moldear plastilina, amasar, contar con los dedos, rasgar o utilizar un crayón grueso generarán que finalmente pueda agarrar el lápiz adecuadamente.
No olvides participar en algunas de estas propuestas porque es importante que dejes un poco la vergüenza de lado y te unas a las actividades con ese niño interior que llevas dentro. Todo tiene su proceso y no debemos estresarnos en el camino, además actualmente tenemos mucho más cerca ayuda de profesionales y guías para adaptarlo a las necesidades de nuestros hijos.
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