Cómo empoderar niñas y adolescentes para que sean mujeres exitosas

El educar en igualdad es el secreto para criar mujeres independientes a futuro

Fabiola Hernández Pérez, Periodista y editora
En este artículo
  1. 6 claves para criar niñas (y niños) en la igualdad y lograr el empoderamiento
  2. Estereotipos de género - Por qué NO hacer diferencias entre niños y niñas
  3. Fomenta la independencia en las niñas para que sean mujeres fuertes a futuro

Empoderar a las niñas y adolescentes es una tarea fundamental de los padres hoy en día, para que ellas crezcan con confianza, seguridad y la convicción de que sí pueden alcanzar lo que se propongan. Aquí, cómo empoderar niñas y adolescentes para que sean mujeres exitosas, fomentando siempre su independencia, su autoestima y resiliencia. La igualdad de oportunidades comienza en casa y, sobre todo, en la educación diaria, porque como padres debemos enseñarles a defender sus derechos y a enfrentarse al mundo con determinación.

6 claves para criar niñas (y niños) en la igualdad y lograr el empoderamiento

Empoderar niñas exitosas

Yo, como madre de una niña y un niño, educarlos en la igualdad lo comparo con hacer malabares con cuchillos mientras montas una bicicleta sin frenos, es decir, se trata de un reto constante y no hay un solo día aburrido. Por ejemplo, mi hija de 13 años, que está en la etapa en donde un minuto me adora y al siguiente soy su enemiga, y mi niño de 10, quien sigue creyendo que soy la única mujer del mundo y que le resolveré la vida entera (bendita inocencia). Y aquí estoy, intentando educarlos en la igualdad de género, en el empoderamiento femenino, pero sobre todo en la idea de que ni él es el príncipe salvador ni ella la princesa que necesita ser rescatada. Todo eso lo aprendí en 6 claves.

1. En casa se cocina, pero también se manda

Primero que nada, les cuento que en casa no hay 'cosas de niños' y 'cosas de niñas'. Hay responsabilidades y punto. Así que aquí todo el mundo le entra a la cocina, todos recogen sus platos, nos repartimos días para que laven los trastes y todos doblamos (a nuestra manera) la ropa. Aquí no aplico la de 'mi hija debe saber cocinar porque un día tendrá que atender a su esposo', ¡noooooo! Tampoco eso de 'mi hijo es hombre y por eso no puede poner la mesa'. En casa, quien tiene hambre ayuda y entre todos limpiamos.

Cuando mi hijo tenía 2 años, mi hija tenía 6 y empezaron a jugar a la casita. Los observé y todo muy bien, pero mi hija lo atendía a él y le acercaba todo. Mi hijo como rey: ni un dedo movía. Después de un rato, le pregunté a mi hijo: '¿Tú por qué no ayudas a acomodar 'la casita'?' Y él, sin dudar, dijo: 'Poque so hombe' (sí, así hablaba de tierno). Bueno, eso explicaba muchas cosas. Hoy, sabe que los 'hombes' también lavan los platos y de que la 'casita' para que funcione se trabaja en equipo.

2. Cambiando conceptos: es 'responsabilidad' y no 'ayuda'

Uno de los mayores cambios que hice en casa fue el lenguaje. Ya no decimos 'Dany ayuda a limpiar'. No, mi cielo, aquí todo el mundo tiene responsabilidades. No es una 'ayuda', es parte de su trabajo hogareño. Si quiero empoderar a mi hija, también debo enseñarle a mi hijo que la igualdad empieza desde lo más básico: ambos son responsables del hogar en el que viven. Ni ella es la que hace todo, ni él el niño que se queda esperando a que las mujeres de la casa terminen de hacer las labores domésticas.

Así, implementé que tanto él como ella deben lavar sus uniformes (digo, no es gran ciencia programar la lavadora), pero deben conectarla, calcularle al jabón, sacar la ropa y tenderla. Mi hijo lo mismo limpia la mesa que junta los pares de calcetines de los tres. Cada uno tiende su propia cama y se hace responsable de sus cuadernos de la escuela. Hay días que uno me ayuda a recoger la cocina y guardar los trastes, así como a acomodar la compra. Ambos me ayudan por igual y se reparten las labores.

Estereotipos de género - Por qué NO hacer diferencias entre niños y niñas

Estereotipos de género en los niños

Para lograr la igualdad, debemos empezar en casa y romper con los estereotipos de género:

3. ¿Niñas con autos y niños con hornos?

La respuesta es sí. Recuerdo cuando mi hija era pequeña y tuvo una cocinita de juguete. A veces su papá decía 'para que aprenda a cocinar desde pequeña', no dije nada en ese momento, solo sonreí. Al paso del tiempo, esa cocinita sobrevivió y le tocó ahora a mi hijo jugar ahí. Estábamos jugando con su papá y luego le pasé la cocinita al niño: 'mira, él también va a aprender a cocinar desde pequeño', dije. Ahí le cayó el veinte de que no solo la niña debía aprender algo tan básico, él también.

Lo mismo pasó con los juguetes de construcción, herramientas y autos. No hay nada 'para niñas' o 'para niños'. Hay cosas para personas con ciertos intereses, y esos intereses pueden ser tan diversos como quieran. Mi hija ama el dibujo, la moda y el maquillaje, pero también tomó un curso de programación virtual. Mi hijo ama los videojuegos y se le dan estupendo las matemáticas, pero también disfruta las manualidades, la pintura y las artes plásticas. Y adivinen qué, todo eso está bien.

4. Conjugar belleza e inteligencia - Cultivar la mente

Desde que mi hija era pequeña, la gente siempre la llenaba de cumplidos por su apariencia. No es por nada, pero es lindísima: muy blanca, con los ojos color miel y unas pestañas larguísimas que le valían frases como: 'Qué bonita eres' o 'Eres una muñequita'. Y claro, a todos nos gusta escuchar cosas lindas, pero me di cuenta de que a mi hijo le decían cosas como 'Qué inteligente eres' o 'Eres muy valiente', pocas veces le decían 'Qué guapo', aunque él tiene las pestañas más largas y los ojos más grandes que su hermana.

Entonces, empezamos a cambiar los cumplidos. Les decíamos a ambos: 'Mi amor, qué ideas tan interesantes tienes', 'Wow qué ingeniosa solución encontraste' o 'Cuéntame qué estás leyendo'. Porque claro, mi hija es hermosa, pero también quiero que sepa que su mente es lo más poderoso que tiene. Y lo mismo con mi hijo. A él también le decimos lo guapo que es, porque los varones también tienen derecho a sentirse bien con su imagen sin que eso reste importancia a su inteligencia.

Fomenta la independencia en las niñas para que sean mujeres fuertes a futuro

Cría a mujeres fuertes a futuro

Finalmente, estos dos aspectos complementan mi idea de crianza para un niño y una niña:

5. Respetar sus deseos siempre

Un día, en una reunión familiar, un tío le dijo a mi hija: 'Dame un beso'. Ella dijo 'no'. Y él, con la clásica actitud de 'los niños no deciden', insistió. Pues no, aquí respetamos el 'no' de todos, incluidas las niñas. El consentimiento es algo que enseñamos desde el principio. No solo en cuestiones físicas, sino también emocionales. Mi hija no tiene que compartir sus cosas si no quiere y mi hijo no tiene que abrazar si no le nace. Aprender que el 'no' es válido es una de las lecciones más poderosas que podemos darles.

Eso sí, hay una delgada línea en ser firmes y otra en ser groseros. Y justo eso es lo que debemos entender como adultos: no es una grosería que un pequeño NO quiera besar, abrazar o compartir algo. Otro ejemplo: mi hijo odia que agarren su comida. Un día en la escuela un pequeño tomó una papita de su plato y mi hijo se enojó. La profesora me dijo que mi hijo 'era muy delicado' y que lo preparara 'para la vida real'. Me tocó poner un freno y explicar que nadie debe hacer lo que al otro NO le gusta.

6. La igualdad empieza en casa y cambia al mundo

Criar a una niña empoderada desde pequeña no es solo decirle 'tú puedes ser lo que quieras', es también asegurarse de que su hermano crezca sabiendo que las mujeres tienen las mismas oportunidades y derechos que él que es hombre. No se trata de poner a una por encima del otro o viceversa, sino de equilibrar la balanza para que ambos entiendan que la vida se trata de respeto, oportunidades y trabajo en equipo, lo cual comienza con algo tan simple como compartir las labores del hogar.

Si logramos que en cada casa se eduque así, en unos años tendremos una generación de niñas que no dudarán en alzar la voz y de unos niños que no tendrán miedo de apoyarlas. Porque el futuro es de todos, y entre todos lo construimos. Aún estoy en el camino de enseñar a mis hijos que ambos valen por ser ellos mismos, que no porque él es hombre tiene más derechos que ella y que ambos pueden lograr lo que se propongan si se ayuda mutuamente. Eso es parte de empoderarlos a ambos y hacerlos adultos de bien.

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