Hacerse caca en el parto es normal y así lo vivió esta madre

El testimonio de una mamá al dar a luz a su bebé en un parto... curioso

María Machado, Editora
En este artículo
  1. No pasa nada por hacerse caca en el parto
  2. Historia de un parto en primera persona

Todas nos imaginamos nuestro parto como una experiencia más o menos dolorosa, pero bonita. Ese momento de ver por primera vez la carita a tu hijo es incomparable. Sin embargo, las cosas no siempre suceden como te esperas... Y puede haber sorpresas. Eso es precisamente lo que le ocurrió a Izzy Fox, una mamá que ha contado la historia de su parto que, como poco, resulta curiosa, inesperada y explosiva. Y es que, literalmente, ella tuvo un parto... de caca. Porque sí, hacerse caca en el parto es completamente normal. Y no pasa nada si ocurre.

No pasa nada por hacerse caca en el parto

Por qué es normal hacerse caca durante el parto

Hay cosas de las que casi nunca se habla como, por ejemplo, de que después de dar a luz sigues teniendo tripa o de que es muy frecuente que durante el parto se te escapen las heces del esfuerzo. Hay quienes prefieren dejar de comer o ponerse un enema antes de ir al hospital. Pero lo cierto es que muchas mujeres ni se enteran de ello, y por supuesto los profesionales que las atienden son tan discretos que no se lo hacen saber. Pero, como Izzy ha contado para HuffPost, en su caso fue imposible no ser consciente de ello.

'No paré de hacer de vientre durante el parto. Sabía que iba a pasar. Siempre necesito ir al baño cuando estoy nerviosa y al combinar esta necesidad con toda esa presión en mis entrañas, estaba destinada para hacerme caca. Lo único que no pude anticipar es cuánta caca iba a hacerme. De todas formas, no me importó. En un parto hay poca dignidad. Lo único que quería era que mi hijo estuviera sano.'

Según cuenta la propia protagonista de esta historia, su embarazo fue sencillo, sin complicaciones. Y, cuando llegó el momento del parto, no tenía nada especialmente planeado, aunque estaba lista para dar a luz a su pequeño sano y salvo.

'Cuando el parto comenzó, ya llevaba 10 días de retraso. Sobre la 1 de la madrugada, me desperté de golpe y sentí algunas pequeñas contracciones durante una hora. Dentro de mi tripa sentí un pequeño 'pop' y cuando me levanté rompí aguas. Avisé a mi pareja, Luke, quien estaba a punto de irse a la cama. Llamamos al hospital y nos pusimos de camino'.

Una vez en el centro médico, monitorizaron al bebé para comprobar que todo estuviera bien. 'La matrona me pidió una muestra de orina... y ahí fue cuando todo lo relacionado con la caca comenzó. No pude evitar hacerme caca sobre la bandeja por toda la presión. Las matronas se rieron y esperaron hasta que les di un poco de pis'.

'Unas horas más tarde, sobre las 3,30 de la madrugada, las contracciones fueron más intensas. (...) Para las 7 de la mañana, eran cada vez más seguidas y me causaban una gran presión. Con cada contracción, me hacía un poquito de caca y las matronas la limpiaban con sutileza. Desgraciadamente, mi pompis estaba apuntando hacia Luke casi todo el tiempo, por lo que tuvo el placer de ver algo cayendo constantemente cada minuto. Estaba dilatando poco y los médicos estaban empezando a preocuparse por la frecuencia cardiaca del bebé, que iba cayendo'.

Historia de un parto en primera persona

Como el parto no iba como se esperaba, finalmente el equipo médico decidió utilizar unos fórceps... Y eso le provocó dolor y una explosión... de caca: 'A las 12 de la tarde del día siguiente, vino un doctor a mi habitación porque no dilataba más de 8 centímetros. Me hizo una episiotomía y empecé a empujar... y a hacer caca. El bebé todavía no parecía salir, así que era necesario usar los fórceps. Cuando los introdujeron fue la primera vez que pensé que no sería capaz de soportar el dolor, pero aguanté y empujé con todas mis fuerzas.'

'Me rasgué y exploté con caca, contenido de mi útero y sangre por encima del médico, las paredes y el suelo. Me pusieron encima a mi bebé cubierto de algo pegajoso. Abrió los ojos y me miró. Estaba cubierto de mi caca, su caca, sangre y Dios sabe de qué más. Mis primeras palabras hacia él fueron: 'te quiero, pero das un poco de asco.'

'Una vez limpito, era precioso'.

Aunque esta no es la típica historia de la que se suele hablar, resulta tierna. A pesar de ser un poco extrema, muchas mujeres se pueden sentir identificadas y aliviadas al saber que no fueron las únicas a las que se les escapó algo más que su hijo de la barriga. Los expertos aseguran que un gran número de mujeres se hacen sus necesidades encima durante los partos... ¿Y si todos llegáramos al mundo cubiertos de caca? ¿Sería toda una metáfora de la vida misma?

Lo que está claro es que no pasa nada por hablar de estas cosas. ¡Naturalidad ante todo!

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