Test de embarazo de la cebolla. La prueba casera preferida por los griegos

A lo largo de la historia, antes de que la ciencia se sofisticara y la medicina se desarrollara, muchos fueron los métodos de detección de embarazo de las mujeres. La mayoría de estas pruebas se basaban en plantas o supersticiones, incluso muchas de ellas han sobrevivido al paso del tiempo como test caseros con cierta fiabilidad. La prueba de embarazo del azúcar o la de la orina caliente son algunos ejemplos a los que aún muchas mujeres acuden cuando no tienen acceso directo a los test de embarazo modernos, pero no son las únicas. ¿Has oído hablar del test de embarazo de la cebolla que utilizaron durante siglos los griegos? 

Cómo realizar el test de la cebolla para saber si estás embarazada

Parece que fue Hipócrates el artífice de esta curiosa prueba casera de embarazo, que consistía en introducir una cebolla (imaginamos que no demasiado grande) en la vagina de la mujer que se pensaba encinta durante toda una noche. Al día siguiente, si la mujer tenía aliento a cebolla, significaba que no estaba embarazada. Por el contrario, si su aliento no emanaba el particular olor de la hortaliza, entonces indicaba que sí estaba embarazada.

La razón de esta estrambótica prueba provenía de la creencia de que, al embarazarse, el útero de la mujer se cerraba. Al obstruirse, no permitía que el olor de la cebolla llegara hasta la boca. Sin embargo, cuando la mujer no estaba encinta, al estar su útero abierto, existía un paso natural entre las cavidades uterinas y la boca por el que el olor de la cebolla viajaría sin problemas.

La prueba fue derivando en otras y perfeccionándose. Por ejemplo, algunos griegos probaban la cebolla tras haber estado en la vagina durante toda la noche. Si la hortaliza conservaba todo su sabor, entonces la mujer estaba esperando un bebé (porque el útero estaba sellado); pero si la cebolla había perdido su gusto, la mujer no se encontraba embarazada.

La cebolla se sustituía en otros casos por lino perfumado, que se introducía en el útero con el mismo fin. Si al día siguiente la mujer emanaba ese olor, significaba que no estaba embarazada; y si no había rastro del lino perfumado en su aliento, entonces se encontraba en estado de buena nueva. Imaginamos que las mujeres de la época preferían probar con el método del lino antes que con el de la cebolla. En cualquier caso, se trata de una prueba que no tiene fundamento científico actualmente y que es mejor tener cuidado si se quiere realizarla para evitar contraer algún tipo de infección en el aparato reproductor femenino.

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Las más famosas y curiosas pruebas caseras de embarazo de la historia

Como la prueba de la cebolla, hay muchas otras pruebas de embarazo peculiares y singulares que fueron usadas en distintas culturas y etapas históricas. El mismo Hipócrates ideó una prueba basada en un brebaje de miel y agua. La mujer lo tenía que beber por la noche y si presentaba hinchazón y calambres, significaba que estaba embarazada.

Vale decir que aunque las pruebas de embarazo ideadas por el médico de la Antigüedad no fueran las más acertadas, a Hipócrates se le atribuye el honor de ser el ‘padre de la medicina’, ya que fue el primero en separarla de la filosofía y la teúrgia para convertirla en una profesión especializada. Por ejemplo, a él se le atribuyen las primeras clasificaciones médicas de las enfermedades y se considera que fue el primer cirujano torácico de la historia, entre otras contribuciones.

- Los egipcios confiaban en la prueba del trigo y la cebada, que incluso hoy se practica en algunas culturas. Se trataba de orinar en semillas de cebada y trigo y, según la reacción de estas, se determinaba si la mujer estaba encinta e incluso el sexo del bebé.

- Tradicionalmente, la cultura china ha detectado si una mujer está embarazada por la amplitud, la regularidad y la fortaleza de su pulso (un método similar al de la observación ayurvédica del pulso humano).

- En la Europa de la Edad Media, el método más común para detectar un embarazo era el de la orina. Se creía que la orina de la mujer embarazada tenía un color y aspecto particular. Era tan común esta creencia que incluso existían ‘videntes de la orina’, especialistas en observar la orina y determinar el embarazo de una mujer.

- Otra prueba popular de la época era la mezcla de la orina con vino, según la reacción que hiciera se consideraba si una mujer estaba embarazada.

- Con la llegada de la ciencia moderna, las pruebas se fueron sofisticando. El conocimiento de la existencia de una hormona particular en la orina de las mujeres, la gonadotropina coriónica humana (hCG), conllevó otro tipo de pruebas basadas en la reacción de la hormona con animales. Tras experimentos con ratones, ratas y conejos, a los que se les inyectaban la orina de las mujeres, se consolidó la prueba con ranas. Por ejemplo, la inyección de la orina de la mujer en la rana africana Xenoopus laevis podía indicar el embarazo de una mujer, ya que si en la orina existía hCG la rana ovulaba en un plazo de unas 18 horas. También se inyectaba orina en machos de sapos argentinos (Rhinella aeranurm), que maduraban y expulsaban espermatozoides si la orina contenía niveles de hCG en tan solo un par de horas. Así, las boticas y farmacias antiguas estaban llenas de ranas que se mantenían vivas para detectar embarazos (deseados y no deseados).

- Aunque hoy en día los test de orina y la prueba de embarazo en sangre parecen de lo más común, realmente los primeros test no aparecieron hasta 1960 y no fue hasta los 70 cuando se comenzaron a comercializar en las farmacias. 

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¿Es fiable el test de la cebolla u otras pruebas de embarazo caseras?

Rotundamente NO. Los test de embarazo caseros no tienen fiabilidad ya que no están respaldados por la ciencia ni por la medicina y simplemente son métodos que seguían nuestros antepasados para intentar averiguar si existía un embarazo, pero lo cierto es que no tienen rigor. De hecho, si nos centramos concretamente en el test de la cebolla, no se recomienda realizárselo por tu salud y la de tu bebé (en el caso de que realmente estés en estado) ya que puede acarrear infecciones vaginales.

Si pones en práctica alguna prueba casera de embarazo siempre debes hacerlo a modo de 'juego' o 'superstición', pero nunca debes tomar el resultado como 100 por ciento riguroso y debes verificarlo con un médico o ginecólogo o bien realizándote un test de embarazo fiable.

Los test de farmacia no son demasiado costosos y desde el primer día de retraso menstrual son capaces de detectar la hormona del embarazo, la hormona hCG, en la orina. Además son fáciles de realizar y con muy poca probabilidad de fallo. Si quieres quedarte más convencida también puedes pedirle al médico un análisis de sangre. En cualquier caso, traer un bebé al mundo es demasiado serio como para que lo dejes en manos del azar o de métodos de la Antigüedad, ¿no crees?

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