Y el bebé arcoíris llegó tras sufrir su madre trece abortos
Esta es la historia de una mujer que no se rindió ante su dificultad para tener hijos
- La llegada de un bebé arcoíris tras 13 intentos
- 'Esta es la última vez que intento quedarme embarazada'
Ahora tiene nueve meses, pero el camino de la pequeña Ivo y Laura para estar juntas ha sido largo y difícil. Conoce la historia de este bebé arcoíris que llegó tras sufrir su madre trece abortos involuntarios. Queremos destacar el caso de Laura como un ejemplo de cómo mujeres en sus misma situación y con las mismas adversidades se pueden llegar a tener embarazosos exitosos.
La llegada de un bebé arcoíris tras 13 intentos
Once de los embarazos de Laura Worsley terminaron en el primer trimestre, pero también perdió a dos niños a las 17 y 20 semanas. ¿Por qué se producía esta circunstancia? La profesora Siobhan Quenby, experta en fertilidad, descubrió que tenía dos condiciones que afectaban su capacidad para tener hijos y acompaño a Laura y Dave en el camino hacia su sueño: tener una bebé arcoíris. 'Incluso ahora, nueve meses después, no puedo creer que sea realmente mía', dice esta madre de 35 años.
En 2008 la pareja sufrió la angustia de su primer aborto involuntario. 'Dijeron que cuando sucedía por tercera vez, sabían que algo estaba mal', explican. Los médicos les aconsejaron que siguieran intentando, pero, después de que su cuarto embarazo terminó en el primer trimestre, fueron remitidos al departamento de fertilidad del Hospital Universitario de Coventry y a la Unidad de Investigación Biomédica de Warwickshire.
Tras varios estudios, se descubrió que Laura tenía el síndrome antifosfolípido, también conocido como 'síndrome de la sangre pegajosa', que puede causar la pérdida recurrente del embarazo. 'Nos dijeron que una alta dosis de ácido fólico podría solucionarlo, pero no fue así', explica Laura, cuyos embarazos continuos nunca progresaron más allá de unas pocas semanas.
'Participamos en los ensayos, hicimos todas las pruebas y probamos diferentes medicamentos, esperando que algo funcionara', expresa. Y parece que algo de fruto dieron porque dos embarazos llegaron más allá de la semana 12, pero la pareja perdió a sus hijos, Graceson y Leo, en 2015 y 2017. 'No me lo podía creer, menos mal que contaba con el apoyo de Dave', recuerda esta mujer.
'Esta es la última vez que intento quedarme embarazada'
Los facultativos examinaron la placenta de Leo y los resultados mostraron que Laura también tenía Intervilositis Histiocítica Crónica (CHI, por sus siglas en inglés), es decir, tenía una lesión en la misma. ¡Otro duro golpe para esta pareja! 'No estaba segura de querer volver a intentarlo, pero la profesora Quenby dijo que había ayudado a otras mujeres y que los resultados habían sido satisfactorios. Pensé que si había un poco de esperanza, tenía que intentarlo de nuevo. Hablé con Dave sobre esto y él sintió lo mismo. Me dije a mí misma: esta es la última vez que intento quedarme embarazada. Después de la medicación para mejorar el revestimiento del útero de Laura, la pareja concibió naturalmente por 14ª vez.
Laura y Dave no se atrevían a soñar que este embarazo funcionara. 'Realmente no se lo dijimos a nadie. Era lo más difícil de mantener, pero a su vez lo más difícil de compartir. Creía que si se lo comunicábamos a la gente, lo echaríamos todo a perder', dijo Laura.
Cuando el embarazo iba por la semana 30, Laura rompió aguas. Ivy llegó a este mundo por cesárea sin que su madre, bajo anestesia general, pudiera verla, ya que directamente fue llevada a la incubadora neonatal de cuidados intensivos. ¡Era pequeñita y no llegó a pesar 2 kilos! 'Mi esposo la vio primero y me mostró una foto de ella cuando me desperté', dice Laura y añade: 'Pasaron tres días antes de que pudiera abrazarla'-
Se advirtió a los nuevos padres que Ivy podría desarrollar sepsis, pero ella continuó evolucionando. 'Solo pensé que era una luchadora', explica su madre. Pasaron dos meses antes de que la doctora Quenby se atreviera a visitar a Ivy. 'Estaba encantada de que ella estuviera aquí, pero no podía soportar verla hasta que me cerciorase de que estaba bien. Les pedía a las enfermeras que fueran a verla por mí y me contarán cómo se encontraba, ¡yo estaba demasiado asustada!', explica Quenby.
Después de 11 semanas en el hospital, que incluyó la recuperación de una bronquiolitis, Ivy se fue a casa. 'La miro y pienso que los milagros ocurren', comenta Laura. 'A través de mi historia, quiero darle a otras parejas la esperanza y la fortaleza para continuar en su propósito, incluso cuando las cosas parecen imposibles'.
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