Dar la vuelta a los pensamientos negativos de los niños desde la PNL
La Programación Neurolinguística nos invita a ser conscientes del lenguaje que usamos con los hijos
- Usar las herramientas de la PNL o programación neurolingüística
- Ser conscientes del lenguaje y cómo hablamos a nuestros hijos
- Cómo dar la vuelta a los pensamientos negativos de los niños
Las mamás y papás conscientes, en nuestra labor como educadores y acompañantes de nuestros hijos e hijas, siempre estamos buscando mejorar nuestra relación con ellos, de la misma manera también buscamos métodos y técnicas que nos ayuden, por ejemplo, a cómo enseñarles a regular sus emociones o cómo mejorar su autoestima o sus habilidades sociales. En esta ocasión, te invito a que reflexiones conmigo sobre cómo la programación neurolingüística o PNL nos puede ayudar, por ejemplo, a darle la vuelta a los pensamientos negativos de los niños para que nuestros hijos alcancen el éxito.
Usar las herramientas de la PNL o programación neurolingüística
Hoy en día, existen muchos métodos que nos aportan conocimientos teóricos y prácticos que favorecen el desarrollo emocional, el amor propio y mucho más de las personas, como es el caso de la programación neurolingüística o PNL, que nos ofrece una gran cantidad de herramientas que pueden hacer nuestra vida más fácil y por la tanto la de nuestros hijos e hijas.
La PNL, que puede ser aplicada en nuestro día a día, es un conjunto de métodos y técnicas que nos pueden ayudar a conseguir retos o metas en diferentes campos de nuestra vida, por lo que la calidad de vida mejora. ¿Y qué os parece aplicar esto en nuestra labor de madres y padres?
Ser conscientes del lenguaje y cómo hablamos a nuestros hijos
Aquí os voy a mostrar una selección de técnicas relacionadas con lo que en PNL llamamos el metamodelo del lenguaje que nos ayudan a ser más precisos y conscientes en nuestra forma de hablar y pensar.
Nuestro lenguaje, nuestra forma de hablarnos, proviene de estructuras profundas de nuestro cerebro, y el metamodelo nos puede ayudar a completar ciertas informaciones que, de alguna manera, quedan ocultas o distorsionadas cuando hablamos.
Cuando nuestros hijos nos están contando algo, en muchas ocasiones caen en la generalización, en la omisión o en la distorsión. Vamos a verlo con ejemplos, de forma concreta y cómo podemos ayudar a nuestros hijos en ser precisos a la hora de hablar; y es que el lenguaje crea realidades, por lo que cuanta más atención y conciencia pongamos, mucho mejor.
Cómo dar la vuelta a los pensamientos negativos de los niños
Como te decía, vamos a ver a continuación algunos ejemplos que nos guiarán a la hora de acompañar a nuestros hijos y ser más conscientes del lenguaje que usamos con ellos.
1. El uso de 'nunca', 'siempre', 'todo'... Las generalizaciones
'Nadie quiere jugar conmigo en el parque', 'siempre suspendo matemáticas', 'Rafa nunca me llama'... Es muy probable que hayas escuchado escuchar decir esto o algo muy similar a tu hijo. A esto se le llaman generalizaciones y aparecen cuando se usan estos cuantificadores universales: nunca, siempre, todo...
En este caso el objetivo es desmontar esa generalidad que suele ser falsa. Por ejemplo, podemos devolverles a los niños la frase con una pregunta: '¿Nadie?'; también podemos preguntarles: '¿Qué es lo que te hace pensar que Rafa nunca te llama?'. Con estas preguntas les llevamos a la reflexión consciente y a darse cuenta de que lo que dicen no es del todo cierto.
No utilicemos la pregunta del '¿por qué?' y tampoco les digamos 'eso no es verdad'.
2. Utilizar frases en las que falta información
'Ana es mejor', 'No me escuchan'... Estas frases en las que falta información también son habituales en nuestros hijos y alumnado, y son las llamadas omisiones.
Cuando esto sucede es importante ayudar a nuestros pequeños (y no tan pequeños, pues también son habituales en adolescentes) a completar esa información para ser más precisos a la hora de hablar y, por lo tanto, a la hora de pensar.
Para ello, podemos hacerles preguntas o comentarios como: '¿Ana es mejor que quién y con respecto a qué?'... '¿Quién crees que no te escucha?'. De la misma manera hacemos un lenguaje más reflexivo.
3. Evitar los pensamientos dañinos o distorsiones
'La profesora me tiene manía', 'No aprobé porque me salió mal el ejercicio'... Estas frases también suelen ser frecuentes, en este caso hablamos de distorsiones.
Por nuestra parte la idea sería desafiar ese comentario, ponerlo en duda con comentarios similares a estos: '¿Cómo sabes que la profesora siente eso? ¿Fue ella misma la que te dijo eso?' y en el otro caso podemos preguntarle '¿Tu aprobado de qué depende?'. Estos comentarios distorsionados que hacen nuestros hijos o alumnos no favorecen nada su autoestima.
El lenguaje que usamos está muy condicionado por lo que pensamos, y en ocasiones es más fácil cambiar el lenguaje para luego cambiar el pensamiento. Poner atención en qué decimos y cómo lo decimos, tanto los adultos como los niños, nos puede dar muchas oportunidades de mejorar, y si además usamos la técnica de la pregunta, el éxito está asegurado.
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