Técnica del juego compartido para acabar con las peleas de los niños
Un método infalible para reconciliar a tus hijos cuando se pelean o sienten celos
- Cómo gestionar las peleas de los niños en casa
- Cómo llevar a cabo la técnica del juego compartido
- ¿Y qué pasa con los celos entre hermanos?
¿En qué familia no hay discusiones? Las peleas de los niños pueden resultar desesperantes para los padres, que no siempre tenemos muy claro cómo debemos actuar ante los conflictos entre hermanos. Y es que, no solo es necesario que los pequeños dejen de pelearse, sino que debemos buscar un perdón sincero entre ellos, una reconciliación efectiva que ponga un verdadero punto y final a la discusión y que refuerce su relación. Riqui Muñoz, padre de 5 hijos, profesor y orientador familiar, nos propone la técnica del juego compartido para conseguirlo.
Cómo gestionar las peleas de los niños en casa
Si los padres estamos bien atentos a la forma en la que los niños reaccionan y se relacionan con sus hermanos, podremos darnos cuenta de que existen distintos tipos de peleas. Entre ellas, vale la pena destacar dos:
- Cuando los niños autogestionan la pelea. En este caso, aparece un conflicto entre los hermanos y ellos mismos son capaces de encontrar una solución a dicha pelea.
- Cuando uno de los niños acude a los padres para que gestione la pelea. Los niños no son capaces de llegar a ningún punto en común, por lo que alguno de ellos (o los dos) acaban reclamando la mediación de los padres.
Si bien lo ideal sería que todas las peleas fueran gestionadas por los propios niños, siendo realistas el segundo tipo de peleas son las más frecuentes. Sin embargo, plantean un dilema a los padres, que quieren buscar la solución más justa para todas las partes enfrentadas. ¿Cómo debemos actuar entonces? Este padre y profesor propone lo que podríamos llamar la técnica del juego compartido.
Cómo llevar a cabo la técnica del juego compartido
Esta forma de actuar ante las peleas de los hermanos tiene dos objetivos claros. Por un lado, sofocar el conflicto entre los niños, pero también busca la reconciliación entre ambos.
Para ello, imaginemos una situación en la que dos hermanos empiezan a pelearse porque no consiguen ponerse de acuerdo en algo: en algún juego, en lo que se ve en la televisión, en la hora de la comida... El paso a paso podría ser algo así:
1. Estalla el conflicto entre ambos y ninguno de los dos parece estar dispuesto a ceder en su posición. Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo, uno de ellos decide acudir al padre o a la madre para que sea él o ella quien encuentre una solución (y a poder ser, a su favor).
2. El padre o la madre que acaba de verse en medio de esta pelea, debe escuchar a aquel hijo que le está pidiendo ayuda.
3. Una vez que este primer hijo ha acabado exponiendo su argumento, el padre o la madre debe llamar al otro implicado en el conflicto. Es el momento de que este explique su punto de vista. No podemos olvidar que no siempre el que reclama la atención del padre o la madre en primer lugar es el que lleva la razón. Es importante escuchar ambas partes.
4. Una vez que ambos han planteado su punto de vista (y ahora que ya estarán algo más calmados) es el momento de encontrar el motivo real del enfado. Para ello, debemos preguntar a ambos el porqué de la pelea. Debemos dejar que ellos negocien, pero debemos guiar la conversación, planteando las preguntas necesarias, para que lleguen a un punto en común.
5. Una vez que todos comprendemos el foco de la pelea, llega el momento de pedir perdón a la parte afectada. Es importante que los niños pidan un perdón sincero, un perdón de un abrazo y de un beso.
6. Parece que llegados a este punto la situación está solventada pero, en realidad, aún queda el punto más importante: que los niños pasen algún tiempo juntos tras la pelea. La mejor forma para que la reconciliación entre los hermanos sea efectiva es animándoles a que se vayan a jugar juntos tras la pelea. Podemos buscarles un juego compartido, animarles a que vean una película en compañía, que hagan una manualidad juntos, que sea lean un cuento el uno al otro... En definitiva, que pasen un tiempo juntos.
¿Y qué pasa con los celos entre hermanos?
Muchas de las peleas que suceden entre hermanos se deben a los celos. Estos, además de ser completamente normales, son buenos y comprensibles en ciertas situaciones, como la llegada de un hermano nuevo.
El problema de los celos llega cuando los padres tratamos de ignorarlos, esperando que así se pasen solos o que el niño cambie de actitud con el tiempo. De hecho, nuestra reacción tiene que ser la contraria: percibir que nuestros hijos sienten celos de algunos de sus hermanos, debe encender en nosotros una señal de alarma. Es en ese momento en el que debemos empezar a actuar para ayudarles a comprender cómo se sienten, los motivos detrás de ese sentimiento y pensar qué podríamos hacer para acompañarles.
Para ello, lo mejor es sentarnos con el niño para hablar de qué es aquello que les hace sentir celosos. Crear un ambiente distendido y tener una charla calmada y en confianza ayudará a los pequeños a sentirse más cómodos para abrir sus sentimientos.
Hay niños, sin embargo, que no llegan a exteriorizar de forma verbal que sienten celos. En esto casos, es importante que los padres observemos posibles cambios en su comportamiento. A veces, son gestos tan sencillos como morderse la manga, tener la mirada perdida, tener ciertas regresiones... Todo ello nos debe animar a mantener una conversación con ellos para comprender qué les está ocurriendo.
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