7 errores habituales de los padres que no dan buen ejemplo a los niños
Los padres y madres somos ejemplo, brújula y modelo a seguir para nuestros hijos
- La importancia del ejemplo en la educación de los niños
- ¿Cómo afectan estos comportamientos a los pequeños?
- Errores comunes que no son buen ejemplo para los hijos
Las parejas se preocupan por mil cosas a la vez cuando se convierten en padres: alimentos, ropa, juguetes, un ambiente seguro, una buena escuela a futuro para sus hijos... Cosas que faciliten su desarrollo, sin embargo, tienden a olvidar que ellos y su forma de interactuar en casa, son lo primero que los niños aprenden a la hora de enfrentarse al mundo. Tanto dentro como fuera de casa. Vigilar nuestro comportamiento frente a los niños nos ayudará a evitar algunos errores muy frecuentes que no dan buen ejemplo a los niños.
La importancia del ejemplo en la educación de los niños
Los padres y madres son la primera relación objetal y el contacto con el mundo de los niños. Es por ello que te conviertes automáticamente en una brújula o modelo a seguir para tu pequeño. Por este motivo, seguirá tus pasos sin importar lo que hagas, ni tampoco si está bien o es incorrecto hacerlo, pues los niños aún no poseen la capacidad de discernir lo que es 'bueno o malo'. Para ellos simplemente es 'Si papá o mamá lo hace, entonces yo también'.
Y, ¿cómo crees que tu hijo ve todo esto? Pues con normalidad y eso es justamente lo preocupante del asunto. Mientras más conductas negativas o limitantes perciba e interactúe en ellas, más se creará la idea de que así es como hay que relacionarse y desenvolverse.
¿Cómo afectan estos comportamientos a los pequeños?
Durante la infancia, los niños son esponjas que absorben la información que está a su alrededor para grabarla en su cerebro. Es un mecanismo de desarrollo para que puedan adaptarse y sobrevivir al entorno. Por lo tanto, la guía que reciben durante sus primeros años de vida es significativa para que conozcan la manera de resolver y enfrentar los obstáculos que se presenten, sin importar su complejidad.
Lo enseñado en casa se queda con nosotros por mucho más tiempo que lo que aprendemos en otra parte, debido a que es la base de nuestros valores. Así que no importa con cuántas cosas colmes a tus hijos, si no te esfuerzas por ser un buen ejemplo para ellos, no se convertirán en personas ejemplares. Y no me refiero a ser un padre trofeo que nunca comete errores, sino en enseñar a responsabilizarse, superarlos y aprender de ellos.
Errores comunes que no son buen ejemplo para los hijos
¿Cuáles son los errores que los padres cometemos más a menudo y que no dan buen ejemplo a los niños? A continuación vemos algunos de los más frecuentes.
1. No dar los buenos días
Es decir, dejar la cortesía a un lado. ¿Cuántas veces entras a un sitio sin dar los buenos días, agradeces el servicio de alguien o incluso dentro de tu hogar? El reconocer las pequeñas acciones diarias (o el no hacerlo) les transmite a tus hijos un mensaje negativo sobre cómo tienen que tratar a las personas en sus diferentes ámbitos, así como les enseñamos a apreciar lo que hacen y su desempeño en ello. Esto hace la diferencia entre una persona amable y una persona grosera.
2. Adorarlos ciegamente
Creer que tus hijos son niños perfectos es un error que hasta ellos resentirán en el futuro. El diseñar un ambiente donde todo gira a su alrededor, cuando la realidad dista de ser igual, les puede hacer convertirse en personas egoístas, abusivas o que siempre encuentren la manera de salirse con la suya para obtener lo que quieren. De esta forma les estamos transmitiendo que siempre serán el centro de atención.
3. Hacer todo por ellos
Alejarlos de experimentar el mundo a través de juegos, actividades al aire libre o resolver todos sus problemas, en lugar de dejar que ellos lo intenten, solo creará personas dependientes y esto puede resultar en dos vertientes.
Por un lado, pueden acabar siendo personas con problemas de confianza y autoestima al no sentirse capaces de hacer cosas por su cuenta, que se frenen de intentar hacer algo nuevo y que se aferrarán a aquellos que prometan brindarles todo. Sin embargo, también podrían llegar a convertirse en personas que utilizarán la manipulación emocional o sus posiciones de poder para manejar a los demás y que resuelvan todo por ellos.
4. Castigarles y gritarles
Gritos constantes, exigencias irrazonables, castigos sin sentido, insultos o ser demasiado permisivos. Pueden llevar a los niños a generar tendencias agresivas para resolver sus problemas o para manifestar su disconformidad. Tampoco podemos dejar de lado si se generan tendencias oposicionistas con las figuras de autoridad, problemas de interacción con sus pares y conflictos para expresar sus sentimientos. Estas pueden deberse a que no tienen la oportunidad de hacerlo o de manejar la frustración en casa.
5. No enseñarles qué es la empatía desde pequeños
La empatía ayuda a los pequeños a superar su etapa natural de egoísmo, de esa manera son capaces de apreciar las cosas que poseen, las recompensas por su trabajo, el valor de colaborar con los demás y a ser agradecidos. Pero cuando se obliga a un niño a ser 'bueno' la empatía puede ser vista como un castigo y en el futuro querrán desligarse de ella.
Por eso, si tu pequeño comete un error o hace algo grave que dañe a una persona, explícale lo que hizo mal, lo que su comportamiento generó y que su disculpa servirá para que esa persona ya no se sienta mal. Esta estrategia es mucho mejor que hacerlo por la fuerza.
6. No respetarles (y quejarte de que ellos no te respetan a ti)
El respeto se da a quien lo otorga, esa premisa también es válida en el hogar entre padres e hijos. Si no tienes respeto por los gustos de tus pequeños, las actividades que quieren hacer o las cosas que quieren aprender, entonces les estás enseñando que el respeto no es un valor sino una imposición y que su opinión no cuenta.
Por ende, la opinión de los demás tampoco contará, así como sus sentimientos o preferencias, después de todo, si tú como padre no respetas a tu hijo, ¿por qué él debería respetar a los demás?
7. No enseñarles que equivocándonos también aprendemos
Pero de nada te servirá hablar sobre respeto, agradecimiento y empatía con tus pequeños en el hogar si tú no pones a prueba tus palabras. Recuerda que las acciones tienen más peso que las palabras y son justamente estas las que tus hijos aprenderán, porque necesitan verte haciéndolo. Como mencioné antes, no se trata de ser un padre trofeo, sino de aprender de los errores y hacerlos una valiosa enseñanza para tus hijos.
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