Actividades cotidianas que para una madre pueden representar un lujo
Los primeros años de la infancia de cualquier hijo significan entrega y dedicación por parte de los padres
- La vida de una mujer antes de ser madre
- Acciones diarias que pueden ser un lujo para muchas madres
‘Ser mamá te cambiará la vida’. Esta es la típica frase que escuchas a cualquier persona durante tu existencia pre mamá, pero no sabes lo real que es hasta que lo vives en persona. La maternidad te cambia la vida en todos los sentidos y es que actividades cotidianas que antes hacías dentro de tu rutina ahora, en tu papel de madre, pueden representar todo un lujo. ¿Sabes a lo que me refiero? ¡Sigue leyendo y lo descubrirás!
La vida de una mujer antes de ser madre
Una vez te conviertes en madre tienes ante ti una personita maravillosa que siempre te deshará con su sonrisa, alguien a quien amar incondicionalmente y por la que darías tu propia vida y hasta tu propio tiempo. Porque seamos realistas, los primeros años de la infancia de cualquier hijo significan entrega y dedicación. Atrás queda esa vida en la que hacías con tu tiempo lo que te daba la gana y en la que pensar en ti era tu mayor preocupación.
¿Recuerdas cuando ir a la peluquería o ver una película los domingos con palomitas y helado era algo habitual? Una vez que te haces mamá, todas esas pequeñas cosas que antes hacías, incluso sin valorar, se convierten en algo así como un artículo de lujo, ¡son algo inalcanzable! Nos referimos a…
Disfrutar de un buen baño ¿relajante?
¿Cuándo fue la última vez que tuviste la oportunidad de darte un buen baño de espuma con aceites esenciales, música relajante e incluso hasta un buen libro? Quizás ya ni siquiera lo recuerdes. Probablemente tardes en volver a sentir esa increíble sensación de paz interior que ofrece un baño relajante. Si lo intentas, puede que escuches llorar a tu hijo al otro lado de la puerta, lo que hará que el instinto materno se active e irremediablemente tu ansiado baño no sea lo mismo.
Hay quienes dicen ‘Si no puedo sola, lo disfruto con mis hijos’. Sí, puedes optar por probar a bañarte con ellos, pero sabes que no podrás dejar de estar alerta ni un segundo, por no hablar de la posibilidad de tener que salir corriendo de la bañera porque se le ha escapado el popó. ¡Divertido al menos es un rato!
Sentarse a ver una película del tirón
Una vez que te conviertes en mamá las películas se convierten en cortometrajes en días intercalados o en la mejor manera de conciliar el sueño. Si intentas ver una, probablemente podrás hacerlo por periodos de tiempo de 20 minutos, es decir, que a lo mejor empiezas el domingo a verla y hasta el jueves no sabrás cuál será el final.
En todo esto, como siempre, hay que ver el lado bueno: crea mucho suspense. Otra opción es verla por la noche, cuando nuestros pequeños ya están durmiendo, pero lo más probable es que acabes durmiéndote tú también a media película. ¡A ciertas horas dejas de ser persona para convertirte en un zombie!
Comer tranquila y sin interrupciones
Desde que soy mamá prácticamente engullo, no como. Pocas veces tengo la oportunidad de comer verdaderamente tranquila sin que mi hija me tire un trozo de su comida como diciendo ‘aquí estoy’; o desee que la sostenga en brazos mientras me alimento, a la vez que se agarra del pecho, da varias vueltas sobre mi cuerpo y me patalee un poco. ¿A ti también te pasa lo mismo?
Ir de compras
O te vuelves práctica o simplemente no volverás a comprarte nada para ti en años. ¿Dónde quedó esa idea de salir de compras, ver ropa, pasear con una amiga mirando 20 modelos de zapatos hasta escoger uno? Las compras se convierten en algo mucho más práctico, rápido y, hay que reconocerlo, sin tanta gracia.
Acciones diarias que pueden ser un lujo para muchas madres
Muchas cosas que jamás habríamos imaginado se convierten en un lujo cuando nos hacemos mamás. Por un lado puede ser agotador, pero tiene algo positivo: aprendemos a valorar cada aspecto de nuestras vidas. Si eres una mami cansada, no te olvides de darte esos pequeños lujos de vez en cuando porque te lo mereces, te mereces mimarte un poco. ¡No lo olvides!
Hacernos nuestra rutina facial
Si tenemos la suerte de poder hacernos nuestra rutina facial, probablemente será a velocidad de crucero. En la mañana no tenemos tiempo de nada, por lo que lavarse la cara y echarse una crema supone un rápido lujo que por supuesto nada tiene que ver con los pasos de la rutina coreana de la que alguna vez disfrutamos antes de ser mamás. ¿Por la noche? ¡Imposible! No nos queda casi energía para lavarnos la cara y ponernos a pegotes una crema.
Pintarnos las uñas sin mirar el reloj
Continuamos con esas cositas de auto cuidado que se dejan totalmente a un lado cuando somos mamás, sobre todo de bebés y niños pequeños. ¿Alguna ha intentado pintarse las uñas? En mi caso ha sido imposible, me conformo con poder cortarlas cuando tengo algo de tiempo para mí, pero la verdad es que el día que logre hacerlo será como la primera vez que fui a hacerme la manicura y sentí que me estaba dando un capricho.
Probarnos ropa para elegir qué nos ponemos
Solo con mencionarlo da risa, ¿verdad? Cuando te conviertes en madre, los días en los que elegíamos outfits para cada ocasión, probando uno y otro conjunto para ver cómo nos quedaba parecen haberse esfumado. Nuestra máxima actual es: ropa cómoda, compatible con la lactancia, fácil de combinar y que se elige en menos de un minuto.
Peinarnos sin prisa
Nunca le digas a una mami estresada que está mal peinada porque podría mandarte al otro barrio con una sola mirada. Hay días en los que no hay tiempo para hacerse algo más que un moño o cepillarse el pelo. Si tienes cerca una mami en tu vida y un día notas que se ha hecho un peinado diferente, dile lo guapa que está, porque le harás sentir muy pero que muy bien.
Leer un buen libro de principio a fin
Siempre se dice que los papás debemos ser el ejemplo a seguir para los niños en cuanto a lectura se refiere.... Puede ser pero... ¿acaso tenemos tiempo de leer? Tirarse en el sillón a sumergirnos en la historia de una buena novela es algo así como poder conducir un Lamborghini por las carreteras de la Toscana. Todo un privilegio cuando tienes que ocuparte de tus pequeños, trabajar, jugar con ellos, hacerles comida y el largo etcétera que supone el cuidado parental. Seamos realistas, dar ejemplo con algunas cosas no es fácil cuando eres mamá.
Tener y practicar hobbies
Los dos primeros años de vida de tus hijos practicar algún hobbie es verdaderamente un lujo. No importa cuál sea, crochet o puenting, la realidad es que quedan relegados a un segundo plano en nuestras vidas (bueno, yo diría que a un quinto o sexto plano). Eso sí, aunque sea una vez de vez en cuando, permítete ese tiempo para ti misma, ¡te sentirás mucho mejor y recargarás pilas!
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