¿Cómo te gustaría que te recordaran tus hijos cuando ya no estés aquí?
Sin duda, es una pregunta difícil, la que ninguna mamá se hace, pero que nos toca el corazón de vez en vez
- ¿Cómo quiero ser recordada por mis hijos cuando ya no esté presente?
- Mamá de oficina vs mamá ama de casa - El ejemplo para mis niños
- ¿Cuál versión de mí recordarán mis hijos cuando yo muera?
- Con estas cualidades me gustaría que mis hijos se acuerden de mí
- Qué dicen los padres en las rrss de Guía Infantil sobre cómo quieren ser recordados por sus hijos
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La curiosidad se me despertó con esta pregunta: ¿cómo te gustaría que te recordaran tus hijos cuando ya no estés aquí? ¡Híjole! Aunque en automático pensé en la clásica respuesta de 'como la que más los amó', lo cierto es que va un poco más allá y de repente me di cuenta que eso significaba hablar de un tema que a muchos no nos gusta: la muerte. Pero, poniendo un poco de lado ese asunto, sí que es difícil responder sin hacer una profunda introspección y pensar: ¿estoy siendo la mamá que quiero ser para ellos? ¡Vaya cosa!
¿Cómo quiero ser recordada por mis hijos cuando ya no esté presente?
Como dije, le he dado muchas vueltas a esta pregunta. Francamente cuando uno es mamá pocas veces pensamos (o más bien, evitamos) pensar en la muerte. Nos hace daño, nos lastima y nos pone tristes, pero no por nosotras, sino por nuestros hijos. No queremos que ellos sufran, no nos imaginamos que ellos puedan lidiar con un dolor tan grande de perder a su madre, pero ciertamente es ley de vida que eso pasará.
Así que, en lugar de pensar en la muerte como algo negativo o en el sufrimiento de los hijos, mejor hay que pensar en cómo nos gustaría que ellos nos recordaran o qué pensamiento lindo queremos dejar en ellos cuando digan: '¡Así era mi mamá!' Hoy por hoy, para las que maternamos en solitario esta pregunta se nos hace mucho más difícil porque debemos partirnos en pedacitos y eso nos remuerde la conciencia.
Por ejemplo, yo tengo dos hijos, un niño y una niña, entre los 9 y los 12 años, y no fue hasta hace poco (casi dos años) que estoy 100 por ciento pendiente de todo de ellos, desde que amanece hasta que anochece. Eso no quiere decir que no lo estuviera antes, sino que como salía a trabajar a una oficina a más de dos horas de camino de distancia, me perdí muchos momentos de ellos.
Esa responsabilidad de ir a dejarlos y recogerlos de la escuela recaía en mi madre. Por mucho tiempo ella asumió ese papel que yo quería hacer. Así que cuando tuve la oportunidad de tener un trabajo en casa, eso significó para mí el momento para retomar y hacer lo que no había hecho. Simplemente empecé a ser la mamá que no había podido hasta ese momento: la mamá presente.
Mamá de oficina vs mamá ama de casa - El ejemplo para mis niños
Ya estuve en ambos lados y con certeza puedo decir que ni uno ni otro es malo o bueno. Es decir, cuando yo iba a oficina todo el tiempo mis hijos me veían como la mamá empoderada, siempre de tacones de 15 centímetros, jefa de 20 personas, experta en mi trabajo, conociendo y conviviendo con mucha gente. Eso les dio el ejemplo de que pueden triunfar, de que mamá es exitosa y trabaja en lo que le apasiona.
Ahora, en casa, ellos me ven en pants, tenis, sin maquillar pero mucho más natural y que además de trabajar en lo que amo, también les hago su comida favorita, les procuro snacks y (¡por supuesto!) comida chatarra de vez en cuando. Soy esa mamá alcahueta que dice 'no pasa nada' si un día no se bañan o que al contrario, los mete a bañar así sean las 11 de la noche. Soy esa mamá a la que despiertan a besos y la que también los levanta con un juego de cosquillas.
Eso sí, de ambos mundos he sido la mamá estricta (de ahí mi mote de 'mamá militar'), la que hace que cumplan a rajatabla sus horarios de comida y sueño, que se coman todo lo que hay en su plato, que les dice que tengan modales y sean siempre educados. Quien les exige ir bien en la escuela y la que les pone tareas domésticas según su edad y les supervisa todo.
Pero también he sido la que les dice que ya dejen todo de lado y se sienten a ver una película, la que les invita una pizza para no cocinar, la que les permite usar la tablet mucho tiempo y la que escucha cómo se pelean y los pone en orden, así como la que los deja estar todo el día en pijama, acostados a placer en su cama o la que les exige que se cambien nada más al levantarse. He sido todo al mismo tiempo.
¿Cuál versión de mí recordarán mis hijos cuando yo muera?
En esta pregunta me detendré un poco: recordarán todo, pero sé que hay una palabra mágica, me recordarán por mi presencia. Por ser esa mamá que estuvo ahí cuando lo necesitaban y que buscó por ellos esa oportunidad laboral que siempre soñó para su propio beneficio, pero pensando en ellos, aunque muchos creen que por trabajar en casa uno se frustra en automático. ¡Error!
En mi caso, después de 15 años de andar para arriba y para abajo conociendo casi toda la ciudad de lado a lado (radico en la Ciudad de México, así que imagínense), había llegado el momento de pensar más en ellos que en mí. En ese tiempo me perdí de festivales, juntas escolares, tareas y un sinfín de peleas, quejas y momentos como conflictos con sus amigos o la partida de uno de ellos a otra escuela.
Yo era una mamá de lejos y no tan cálida. Me veían enojada casi todo el tiempo debido a los problemas propios del trabajo que yo trasladaba a casa. Eso y el divorcio de su padre mermaron en mi ánimo y me hicieron ser una mamá neurótica, gritona y poco paciente. Aún hoy no tengo esa paciencia de santo que debería, pero he aprendido a poco a poco dejar eso atrás.
Hoy en día mi vida no puede ser más genial: tengo el trabajo que siempre pedí, estoy justo al lado de mis niños y nuestra organización ha cambiado para bien. Por las mañanas mi hija es mi compañera en lo que mi hijo está en la escuela y por las tardes es al revés. Me organizo de tal manera que comemos juntos todas las tardes y siempre reviso sus tareas. ¡El equilibrio por fin llegó a mi vida!
Con estas cualidades me gustaría que mis hijos se acuerden de mí
Por eso, si de una lista se tratara me gustaría que el primer pensamiento de mis hijos sobre mí sea que fui una mamá que los amó profundamente, tal vez suena a cliché, pero es la realidad, ¿qué mamá no piensa eso? Después, sin orden de importancia, deseo que mis hijos recuerden que:
- Fui una mamá divertida con cada uno de sus chistes (a veces sin sentido)
- Aprendí a ser más tolerante, paciente y a sonreír más
- Logré lo que me propuse y les di el ejemplo de que nunca es tarde para alcanzar los sueños
- Me seguí preparando al leer artículos y revistas sobre mi carrera
- Aunque no fuera la mejor compañera de juegos hice lo que pude
- Busqué la mejor educación para ellos
- Intenté y mejoré la relación con su padre por el bien de ellos
- Fui la mamá que los regañó por su bien y también los premió cuando lo merecieron
- Me encargué de sembrar en ellos la curiosidad a través de la lectura
- Estuve pendiente de todas sus necesidades, desde un corte de cabello hasta la cita del dentista
- Supe guiarlos a través de situaciones difíciles
- Disfruté cada canción de señora dolida que cantamos los tres a todo pulmón
- Por mejorar su calidad de vida ahorré para irnos a vivir a la playa
- Siempre tuve todo tan organizado que eso les dio estructura a sus vidas
- En mí podían confiar siempre, para todo y para lo que fuera
- Fui una enciclopedia ambulante para ellos: tema que no sabía, tema que les investigaba
- A pesar de mi tristeza ellos me motivaban a no rendirme
- No importaba lo que yo estuviera haciendo: ellos siempre serían mi prioridad
Al terminar este artículo les pregunté a mis hijos cómo me recordarían cuando yo muriera y mi hija me dijo: 'mucho más tranquila y feliz porque ahora sí haces lo que más te gusta' y mi hijo: 'sin gritar y sin enojarte, porque estás con nosotros todos los días'. Así que ya sé cómo me recordarán mis pequeños: siendo feliz por y para ellos.
Qué dicen los padres en las rrss de Guía Infantil sobre cómo quieren ser recordados por sus hijos
Hemos preguntado a nuestros seguidores en redes sociales, específicamente en Facebook, sobre cómo desean ser recordados por sus hijos cuando ya no estén aquí. Y hemos recibido respuestas muy emotivas y profundas, amorosas, llenas de cariño y también divertidas. Fueron muchos los comentarios, pero sorteamos algunos para publicarlos en el banner arriba y compartirlos contigo.
Todos los comentarios tuvieron en común el amor incondicional, el mismo amor que siento por mis hijos y que mamá siempre será mamá, esté con ellos o no. Estos son los comentarios con los que más me he identificado:
- Como la persona que más los amó y dio todo por ellos, que siempre primero fueron ellos y su felicidad, bienestar y salud.
- Como una mamá que estuvo presente, haciendo sus pasteles de cumpleaños, sus disfraces de la escuela, haciendo cosas juntos, galletas y decoraciones de Navidad. Que jugamos, que reímos, que compartimos alegría y tristeza juntos, y por el amor incondicional que les tengo.
- Que fui una madre sin fecha de caducidad... incondicional.
- Me gustaría que me recordaran como una madre que hizo lo que pudo cuando fue necesario, que sembró bases de amor, respeto, responsabilidad, honestidad y trabajo. Hoy por hoy son seres independientes, profesionales y dueños de su propia vida. Que me recuerden como la mamá que le fascina el montañismo, las largas caminatas con frío y con sol... ¡esa soy yo!
- A mi único hijo siempre le digo que cuando ya no esté me recuerde tal cual fui: con virtudes y defectos, amándolo a él con toda mi vida y muy agradecida con Dios por el súper extraordinario hijo que él fue conmigo.
- ¡Que no existe la perfección! Que perdonen los errores y me recuerden de buenos consejos necesarios para su bienestar. También como la que nunca se rindió, para quien lo más importante era la educación, que nadie les hiciera daño y tampoco ellos hicieran daño... por ser minimalista y no vivir de los rencores.
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Bibliografía
- Cid Egea, L. (2011) Explícame qué ha pasado. Guía para ayudar a los adultos a hablar de la muerte y el duelo con los niños. Proyecto Aprendiendo a vivir explicando el morir. Cyan Espacios S.L. (ed.) Fundación Mario Losantos del Campo, España, pp. 1-68 Disponible en https://www.psie.cop.es/uploads/GuiaDueloFMLC[1].pdf