Conductas de los padres que son tóxicas para la autoestima infantil

La personalidad y la forma de ser de los hijos se va formando en base a sus experiencias y vivencias, pero también se va a definir según el ejemplo de padres y madres y la actitud que estos tengan para con sus hijos. Marina Escalona, autora del libro 'Mamá me he parado por dentro', nos va a ayudar a saber identificar algunas conductas de los padres que resultan muy tóxicas para la autoestima infantil.

Tipos de conductas de los padres que son tóxicas para los hijos

¿Alguna vez te has parado a pensar que ciertos tipos de comportamientos de los padres pueden resultar muy perjudiciales para la autoestima y el bienestar de los niños? Incluso pueden llegar a condicionarles en su vida adulta. La cuestión no es ponernos etiquetas a nosotros mismos, sino saber detectar a tiempo si estamos cayendo en dinámicas que en verdad se contraponen a la felicidad de nuestros hijos e hijas.

Dentro de estas conductas dañinas, podemos diferenciar entre los padres víctima, los inquisidores y los salvadores. ¿Te identificas con alguna de estas categorías?

1. Cómo detectar si eres un padre o madre víctima

Cuando nos relacionamos con nuestros hijos desde el papel de víctima lo que estamos haciendo es colocarnos en un punto en el que a diario le hacemos ver lo mucho que hacemos por él y que, a cambio, él nos 'compensa' con comportamientos y actitudes inadecuadas: 'con lo que yo hago por ti y mira lo que haces tú'.

Este tipo de conducta es muy tóxica con la autoestima infantil porque los hijos crecerán con sentimientos de culpabilidad; su mochila se llena de unas piedras de las que seguramente sea muy difícil deshacerse.

2. Qué significa ser un padre o madre inquisidor

También está la relación de padres y madres desde un punto inquisidor. Esto quiere decir que mandamos, ordenamos, sentenciamos e incluso amenazamos con consecuencias negativas: 'si no haces esto, aquello y lo otro te irá fatal en tu vida'. En este caso, mamá y papá tienen la creencia errónea de que tan solo ellos saben lo que es mejor para nuestros hijos, cuando en verdad ellos también han de opinar y experimentar a base del ensayo y el error.

Los padres inquisidores o autoritarios y poco receptivos no tienen en cuenta lo que sus hijos piensan, sienten o creen y, si lo hacen, lo ponen en su segundo lugar. ¿Y cuáles son las consecuencias directas de este tipo de actitudes? Primero de todo, hijos inseguros y miedosos, y segundo, con una baja autoestima y una rebeldía autoaprendida que les hará desafiar las normas y los límites que la sociedad establece.

3. De qué modo identificar si te estás convirtiendo en un padre o madre salvador

Uno de los modelos de crianza más extendidos hoy en día y quizás el más tóxico para el bienestar de los hijos es el salvador: los padres necesitamos salir al rescate de nuestros hijos cada dos por tres, sentimos que sin nuestra ayuda no lo van a conseguir creando de esta manera ese efecto, que los hijos se vean así mismos vulnerables, poco capaces y con escasas habilidades.

Como es lógico, no queremos que sufran por nada de este mundo, y por ello no dudamos ni un instante en saltar los obstáculos en lugar de dejar que sean nuestros hijos quienes se enfrenten a ellos para así hacerse fuertes, valientes y decididos.

Consecuencias de la sobreprotección en la autoestima infantil

La crianza demasiado autoritaria, sobreprotectora o sentimentalista tiene consecuencias negativas para los hijos tales como:

• Una baja autoestima, autoconfianza y un pobre autoconcepto. Estos niños tendrán la certeza de que no vale la pena intentarlo pues no lo van a lograr.
• Se vuelven débiles, inseguros y miedosos. No se verán con la confianza suficiente para hacer nada sin la aprobación de un adulto de referencia.
• También puede ser que se vuelvan tiranos, ya que podrían pensar que tienen todos los derechos y ninguna obligación, '¿para qué?, si mamá y papá lo harán por mí'.
• Serán personas injustas con sus iguales o incluso con los adultos. No comprenderán ni respetarán bien las normas ni los límites.

Cuando dejamos que los niños aprendan de sus errores

Pero si hacemos lo contrario, si les guiamos sin cohibirles ni sobreprotegerles, pasarán cosas tan maravillosas para su desarrollo. Educar desde la libertad, la comprensión y la autonomía, tiene beneficios para los propios padres, para los niños y para la autoestima de ambos.

• Cuando exponemos a los hijos a la realidad de la vida, aprenden de las experiencias.
• Crecerán, se valorarán a sí mismos, su autoestima mejorará y se convertirán en niños capaces de lograr cualesquiera que sean sus objetivos.
• Se darán cuenta de que del error también se aprende ¡y tanto que sí!
• Se convertirán en niños y, el día de mañana en adultos, fuertes, valientes, decididos, con valores esenciales y una gran inteligencia emocional.
• Sabrán detectar las injusticias cuando se tengan que enfrentar a ellas, salvar cualquier obstáculo que les plantee la vida y sabrán estar ahí para ayudar al prójimo cuando este lo necesite.
• Y, no menos importante, se darán cuenta de que mamá y papá, esa parte esencial de su familia, siempre estarán a su lado para cuidarles, escucharles y darles amor y apoyo incondicional.

¿Puede haber algo mejor?

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