Errores que cometemos los padres cuando jugamos con nuestros hijos
Conoce qué papeles favorecen la interacción con los niños y cuales la limitan
- Lo que no debemos hacer los padres cuando jugamos con nuestros hijos
- Las mejores maneras de acompañar a nuestro hijo en el juego
El juego nos brinda la oportunidad de acompañar a nuestros hijos en el desarrollo de la comunicación y el lenguaje. A través del juego los niños aprenden a interactuar con nosotros y con otras personas y, lo más fascínate de este proceso, es que se da de manera incidental, es decir, naturalmente. Sin que ellos se den cuenta, están practicando habilidades motoras, lingüísticas, cognitivas, sensoriales y, mientras esto ocurre, se divierten. En ocasiones, los mayores, obstaculizamos este proceso. Estos son los errores que cometemos los padres cuando jugamos con nuestros hijos.
Lo que no debemos hacer los padres cuando jugamos con nuestros hijos
Cuando los papás interactuamos con nuestros hijos, les acompañamos en este proceso de múltiples aprendizajes, pero no siempre lo hacemos de la manera más eficaz para que ellos puedan apropiarse de estos conocimientos. En ocasiones adoptamos diferentes 'papeles' que obstaculizan el mismo. Vamos a conocer cuáles son los roles que podemos tomar a la hora de jugar con nuestro hijo y que limitan la interacción con ellos.
- Papel de animador o payaso
Queremos captar su atención permanentemente, hacemos todo lo posible para que sea divertido y terminamos siendo 'protagonistas' y el niño un mero 'espectador' que no encuentra el lugar de participar. Tenemos la palabra todo el tiempo, el niño escucha y ve nuestra actuación, pero no puede incluirse en el juego.
- Papel de maestro
Queremos enseñar todo el tiempo, le indicamos al niño lo que debe hacer, le hacemos preguntas una y otra vez, ponemos a prueba su conocimiento en lugar de entregarnos al juego con él. Solemos preguntar: '¿De qué color es?', '¿Cómo se llama?', '¿Cómo se dice?' o 'Tú lo sabes, ¿dime que es?'. Frente a esta actitud, nuestra muchas veces el niño termina frustrado, abrumado o aburrido y abandona la interacción con nosotros.
- Papel de detective u observador
No sabemos bien cómo incluirnos en su juego, entonces miramos y comentamos desde afuera lo que hace o dice el niño, pero no nos incluimos en el juego completamente. Nos cuesta encontrar nuestro rol en el juego, como si no pudiésemos 'conectarnos' en ese momento, siendo difícil entrar en sintonía e interacción.
Las mejores maneras de acompañar a nuestro hijo en el juego
La buena noticia es que podemos encontrar un papel que acompañe a nuestros hijos y nos permita disfrutar interactuando libremente, facilitando la conexión y comunicación entre nosotros. Este rol es del 'Compañero sensible'. Cuando tomamos este papel usamos la Formula 3 A para animar a nuestro hijo a interactuar y comunicarse. Le damos reconocimiento y lo hacemos sentirse especial al:
- Aceptar que tome la iniciativa
Dejamos que sea el mismo niño quien nos muestre adonde quiere ir y con que quiere jugar; que sea el quien inicie la conversación y quien haga un comentario. Para dejar que un niño tome la iniciativa, debemos ser pacientes y esperar. Darle tiempo y no interrumpirlo es la clave para que pueda tomar la iniciativa.
- Adaptarnos para 'compartir el momento'
Lo único que tenemos que hacer es relajarnos y disfrutar con nuestro hijo del momento presente. Dejar por un rato el móvil y las interrupciones para que fluya nuestra imaginación volviendo a ser un niño por un rato junto a nuestro hijo. Demostrémosle a nuestros hijos que los estamos escuchando: imitando lo que hace o dice o interpretando lo que dice, es decir, confirmando el mensaje que nos da el niño y comentando.
- Agregar lenguaje y experiencia
Podemos comentar lo que está sucediendo para que el niño se dé cuenta de que estamos interesados en él y en ese momento de juego o actividad que estamos realizando juntos. ¡Podemos agregar lenguaje y experiencia en muchos momentos! Cuando estamos con ellos y describimos lo que está sucediendo, les enseñamos las palabras que necesitan para comprender y usar el lenguaje. Los momentos pueden ser muchísimos: mientas guardamos los juguetes, cocinamos juntos, el momento del baño, cuando ponemos la mesa. Cada momento cotidiano puede ser usado para interactuar y agregar lenguaje y experiencia.
Nuestra atención incondicional y disposición a responder con cariño a los intentos de nuestro hijo por comunicarse lo ayudan a adquirir confianza en sí mismo, satisfacción y deseos de interactuar con otras personas. Ser un compañero sensible durante la interacción propiciará una fluida comunicación de ida y vuelta y nos pondrá en sintonía con los sentimientos y pensamientos de nuestros hijos.
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