No tengas hijos para ser más feliz, ten hijos cuando seas feliz
Los niños necesitan padres fuertes a nivel emocional y psicológico
- Padres y madres que tienen un hijo para ser más felices
- Cómo ser felices antes de tener los niños
- Ser padres no siempre nos trae más felicidad
¿Por qué no soy feliz si tengo un hijo? Muchos padres se hacen esta pregunta, ya que estamos acostumbrados a que se nos pinte la maternidad y la paternidad de color rosa y con muchas sonrisas. Esto lleva a algunas mujeres y hombres a decidirse a ser padres para alcanzar también ese culmen de la felicidad. Pero yo tengo algo que decirte: no tengas hijos para ser más feliz; sé feliz y luego ten hijos.
Padres y madres que tienen un hijo para ser más felices
Muchas parejas esperan tener un hijo para sentir que su amor tiene sentido, hay otras parejas que creen que tener un hijo es lo mejor que le puede suceder a la relación, o simplemente, se decide tener un hijo para ampliar la familia, entre otros muchos motivos como son: que es bonito, que puede dar sentido a la vida, que puede ser la mejor forma de dejar huella de nuestro paso por el mundo o simplemente, porque nos hace felices.
Cualquiera de ellas es válida, ¡claro que sí!, pero reflexionemos sobre algunos puntos que nos podían ayudar a darnos cuenta del verdadero sentido de ser padres.
El estado ideal para tener un hijo, no es estar en pareja, es sentirte feliz, ya seas hombre o mujer, no importa. Lo que de verdad importa es que tú estés feliz. No es tener un hijo para ser feliz, es que estoy feliz y eso es lo que quiero compartir con un hijo.
Sin embargo, hay mujeres que piensan que el hijo será el motivo de su felicidad, que realmente es lo que le falta para tener una vida perfecta. Y muchas de ellas, tienen un hijo y se sienten mal, porque no sienten tal felicidad, llegándose a cuestionar: ¿Por qué no soy feliz si ya tengo un hijo? Es más, se sienten culpables por no sentir la felicidad y, por lo tanto, vuelven al estado inicial de antes de haber tenido al bebé.
Cómo ser felices antes de tener los niños
Y es que, ser felices con la llegada de un hijo a veces es comparable a la sensación que nos puede proporcionar comernos nuestro dulce favorito, puesto que el cerebro, hablando de felicidad, no sabe distinguir el calibre de esa felicidad, y lo mismo le da sentir felicidad con el chocolate que con la llegada de un hijo, todo es pasajero...
Y no solo eso, sino que además nos puede pasar que nos empachemos a dulces y acabemos aborreciéndolos, o tras la ingesta de un chocolate y el correspondiente efímero placer, puede llegar la culpa porque vamos a engordar o sabemos que hemos ingerido algo que no es saludable. Y todo ello es porque volveremos a nuestro estado inicial, una vez pasada la fugaz felicidad.
Por ello, las primeras preguntas sobre las que tenemos que reflexionar son:
- Actualmente, ¿eres feliz?
- ¿Cómo es tu vida?
- ¿Qué sientes a día de hoy?
- ¿Cómo es la relación contigo misma?
- Y luego... ¿Quieres tener un hijo o quieres ser madre?
Ser padres no siempre nos trae más felicidad
Actualmente, existen diversos estudios que han sugerido que tener hijos no aumenta necesariamente la felicidad individual de cada uno de nosotros, sino que incluso, por término medio, tener hijos conlleva ser menos felices que no tenerlos.
Otro estudio, realizado por la Universidad de Florida (EE.UU.), nos viene a confirmar que tras realizar dicha investigación a 6.000 mujeres entre 51 y 61 años, la felicidad de la mujer no radica en el hecho de tener hijos. Aunque, debemos tener en cuenta, que a los estudios les cuesta encontrar diferencias en el bienestar de las mujeres que tienen hijos y las que no...
En fin, gustos para todos, porque hoy en día, hasta hay movimientos (Women Child-free) partidarios de que los hijos son: 'el caviar emocional de los pobres'.
Para acabar, recuerda el principio básico de la paternidad es: Padres felices, hijos felices. Es decir, padres y madres con una fortaleza emocional y psicológica capaces de estar presentes para sus hijos y para ayudar a un niño a convertirse en un adulto con autoestima, seguro y capaz de dar y recibir amor.
Con pareja o sin ella, lo importante es quererse a uno mismo para sentir que eres capaz de dar amor a tu hijo.
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