Cualquier niño tiene derecho a una vivienda donde pueda cultivar los lazos familiares y crecer dignamente. Los niños han de vivir en un medio ambiente sano y limpio, y los padres se lo debemos garantizar.
Todos los niños y niñas tienen derecho a la vida, derecho a nacer, y los Gobiernos deben hacer todo lo posible para asegurar su supervivencia y desarrollo. El niño debe gozar de oportunidades y servicios para que se pueda desarrollar socialmente.
El niño tiene derecho desde su nacimiento a un nombre y una nacionalidad. Este derecho será reconocido sin excepción alguna ni distinción o discriminación por el motivo que sea: raza, color, sexo, idioma o religión del propio niño o de su familia.
El niño, para el pleno desarrollo de su personalidad, necesita amor y comprensión. Siempre que sea posible, deberá crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres y, en todo caso, en un ambiente de afecto y de seguridad moral y material.
El niño debe ser educado en un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los pueblos, paz y fraternidad universal, y con plena conciencia de que debe consagrar sus energías y aptitudes al servicio de sus semejantes.
Los niños y niñas tienen derecho a vivir en una casa adecuada y recibir la alimentación y atención. El niño impedido física o mentalmente o que sufra algún impedimento social debe recibir el tratamiento y cuidado necesario en su caso particular.
El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social. Tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena salud; con este fin deberán proporcionarse, tanto a él como a su madre, cuidados especiales, incluso atención prenatal y postnatal.
El niño tiene derecho a recibir educación que será gratuita y obligatoria por lo menos en las etapas elementales. Se le dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, en igualdad, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual.
El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deben estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación. La sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho.
Todos los niños y niñas tienen derecho a expresar su opinar y a que esa opinión, de acuerdo con su edad y su madurez, sea tenida en cuenta cuando los adultos vayan a tomar una decisión en la que ellos estén involucrados.
Los niños tienen derecho a recibir información a través de libros y medios de comunicación, en especial todo aquello que sea importante para su desarrollo. Las personas adultas serán las encargadas de cuidar de que esa información sea adecuada.
Como niños y niñas que son, los pequeños tienen derecho a jugar para divertirse y pasárselo bien con sus amigos en lugar de vivir situaciones desagradables que les puedan causar algún trauma en otras etapas futuras de su vida y su desarrollo.
Los niños y las niñas deben de ser protegidos contra toda forma de abandono, crueldad y explotación. No serán objeto de ningún tipo de trata y no deberá permitirse a ningún niño ni niña trabajar antes de una edad mínima adecuada.