5 terroríficas y originales historias de miedo para contar a los niños

'Mamáááá, ¿contamos historias de miedo en Halloween?'. Podemos contar historias de terror en la noche de Halloween para que sea el broche perfecto para un día de risas, disfraces, aperitivos monstruosos y ratos en familia increíbles. Pero también podemos relatar estas historias de terror en una celebración de cumpleaños o una fiesta de pijamas. Ahora bien, como se trata de entretener y divertirse pero no de asustar a nadie (no vaya a ser que luego los niños no peguen ojo en toda la noche), lo más acertado es elegir un relato que no dé tanto miedo... Nosotras te dejamos por aquí 5 originales y terroríficas historias de terror aptas para contar a los niños. ¿Cuál será su favorita?

Historias de miedo inspiradas en la noche de Halloween

Apaga las luces, enciende una linterna, sentaros todos en el suelo formando un círculo y empezar con el relato de estas historias de miedo. Puedes ser tú la narradora o bien puedes pasar el guion a tus hijos y que sean ellos quienes la relaten. Por supuesto que pueden añadir personajes y anécdotas a su gusto para que sea todavía más interesante. ¡Que empiece la ronda de historias de miedo para niños!

1. Noche de Halloween
Era noche cerrada. La calabaza de ojos triangulares y dientes fantasmagóricos dio un salto con la intención de salir a pasear. El pequeño Drácula se puso en pie de un brinco, ¡se moría de ganas de enseñar a todos la capa nueva que le había regalado su madre! La bruja tenía todas sus pócimas listas, esa noche iba a probar algunas. El fantasma, por su parte, lucía una reluciente sábana blanca con la quería hacer '¡Buh!' a todo el mundo.

¡Era noche de Halloween y todo podía pasar! De repente se oyó: 'Luca, a la mesa'. El pequeño se levantó, cerró el libro y todos los personajes del cuento quedaron atrapados dentro; era la hora de la cena, Luca debía dejar el cuento para más tarde.

2. Pepe quiere ser Drácula
Siempre que se acercaba la noche de Halloween, en casa de los Pérez se repetía la misma conversación año tras año: 

- ¡Yo quiero ser Drácula!, decía Pepe.

- ¿Para qué?, le preguntaba su mamá.

- Pues para poder volar, salir hasta tarde, comer muchos caramelos y asustar a la gente, respondía él. 

Su madre, intentaba consolarle:

- Drácula solo hay uno, pero si quieres ponte tu disfraz e iremos juntos a asustar a los vecinos y a pedirles un puñado de golosinas.

Así que eso fue lo que hicieron, se disfrazaron con capa incluida, se pintaron la cara y se fueron a dar un paseo por las calles de la cuidad. Al llegar a casa a media noche, la madre le dijo a Pepe:

- Cariño, ve arriba a lavarte las manos y la cara.

Pepe siguió las instrucciones y, cuando se estaba mirando al espejo, descubrió que tenía unos pequeños y afilados colmillos asomando entre sus dientes...

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3. La bruja traviesa
La bruja 'traviesa' (la llamaban así en el pueblo) dejó su escoba a un lado, se puso el gorro más puntiagudo que tenía, se calzó sus zapatos grandes y llenó su bolsa de piñas secas. Iba a ser una gran noche, lo tenía todo planeado. Cerró con llave su alcoba y fue al centro del pueblo.

En la puerta de cada vecino arrojaba una piña con todas sus fuerzas y decía: 'Que salga el que es valiente', y así hasta que hubo llamado a todos y cada uno de los vecinos. Cuando estuvieron todos ante su puerta (nadie quería que le llamasen cobarde por quedarse dentro), la bruja traviesa dijo: 'Ya puede empezar la fiesta, he traído música y dulces para todos. ¡A divertirse!'.

4. La fiesta de los fantasmas
Al otro lado de la ciudad había una casa deshabitada grande y tenebrosa. Llevaba tanto tiempo vacía que ya nadie recordaba quiénes fueron sus últimos habitantes. Las telas de araña colgaban por todas partes y las escaleras de la entrada estaban tan rotas que nadie se atrevía a poner un pie allí. Un día Lúa pasó por delante de la casa abandonada y cuál fue su sorpresa cuando dentro escuchó ruidos, música y alboroto, incluso pudo adivinar unas pequeñas siluetas bailando.

Su curiosidad eran tan grande que no pudo evitar la tentación de llamar al timbre. 'Buenas noches', le dijo un pequeño y sonriente fantasma, que añadió: 'Estamos de fiesta, disculpa si hemos hecho mucho ruido'. Lúa no se lo podía creer, ¡una fiesta de fantasma! ¡Y encima todos eran muy simpáticos! '¿Quieres pasar?', la preguntaron. ¿Qué crees que hizo Lúa? ¡Continua tú la historia!

5. Historias en el bosque
Había una vez cinco amigos reunidos en el bosque a los que les encantaba juntarse durante las noches de verano para comer y contar historias de miedo. En una ocasión, estando todos juntos, apareció de repente una niña a la que no habían visto nunca y que vestía una ropa muy rara, como antigua.

- ¿Cómo te llamas?, preguntaron.

- Alba, contestó ella.

- ¿Y cuántos años tienes? ¿Eres nueva en el barrio?

Los niños seguían con las preguntas pues tenían curiosidad.

- Tengo 128 años. Siempre he vivido aquí en el bosque, de hecho mi sitio favorito es en el que estáis vosotros.

Los amigos no se lo podían creer: ¡128 años! Eso era imposible.

- Antes era una niña como vosotros, pero una noche de oscuro invierno fui embrujada y ahora tengo que vagar eternamente por este bosque. A no ser que... Si encuentro una víctima le podré pasar el embrujo y yo quedaré libre.

Los amigos estaban a punto de correr despavoridos cuando, de pronto, apareció la madre de la pequeña.

- ¡Ya estás otra vez con tus historias! No la hagáis caso, la encanta inventarse historias de miedo y asustar a los niños.

- ¿Entonces no tiene 128 años?, preguntaron.

- ¡Qué va! Si solo tiene 8, es que tiene una imaginación tan grande...

¿Cuál de todas estas historias de miedo es tu favorita? ¿Te atreves a inventarte tú algún relato de terror?

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