Nana y Nanita - Cuento corto para niños sobre las faltas de respeto
No hacer caso, ser groseros o caprichosos son faltas de respeto hacia los demás
- Cuento corto infantil sobre no faltar al respeto - Nana y Nanita
- Actividades de comprensión lectora sobre el cuento corto
- Tips básicos para enseñar a los niños a respetar a los demás
Gracias a 'Nana y Nanita', un cuento corto para niños sobre las faltas de respeto, cualquier niño podrá aprender el valor fundamental del respeto: bien sabemos que si no existe no se puede vivir en armonía con las personas que nos rodean. El respeto es el valor más básico porque de ahí se desprenden todos los demás, ¡y qué más respeto que por nuestros padres!
Y justo eso es lo que Nana, una dulce ranita debe enseñar a Nanita y hacerle saber que los límites y las normas también son una forma de amor, que el no tolerar una falta de respeto de su parte es porque la ama muchísimo: el educar en valores es la mayor muestra de amor y consideración que los adultos pueden tener con un pequeño. Lean este cuento corto en familia, ¡os encantará!
Cuento corto infantil sobre no faltar al respeto - Nana y Nanita
A continuación te dejamos este cuento corto que le hará reflexionar a tu hijo que no todo se consigue con berrinches o gritando, porque eso es una falta de respeto. ¿Cómo actuar? Aquí lo descubrirán:
Nana y Nanita eran dos ranas. Cuando Nanita empezó a croar llamó tonta a Nana, y como a ella le pareció muy gracioso no dijo nada. Cuando Nanita empezó a esconderse entre las hiedras haciendo que Nana la buscara durante horas, ella no le dijo nada. Cuando Nanita aprendió a saltar comenzó a dar patadas y mordiscos a Nana, pero ella pensando que era muy pequeña para reprenderla, tampoco le dijo nada. Así la ranita crecía haciéndose cada vez más terca, grosera y respondona, no solo con Nana, sino con todos los demás.
- ¡No me puedes hablar así! - dijo un día Nana. Pero Nanita croó fuerte y Nana respondió de la misma manera.
- ¡No puedes ir a la charca a estas horas! - le dijo otro día Nana. Pero Nanita croó y se marchó.
- ¡Saca estas ramas sucias de aquí! - decía Nana todos los días para que Nanita ayudara en las tareas de limpieza. Pero la ranita croaba y croaba contestando tan mal, que al final Nana, croando también, acababa por hacer ella esa tarea.
Solo había una cosa que Nanita pedía a Nana cada día; que le contara un cuento por las noches.
Aunque Nana decía que no se lo iba a contar porque se había portado muy mal, cuando llegaba la noche Nanita la miraba con ojos tristes y llorosos, croaba y croaba saltando a su alrededor, y Nana acababa cediendo y le contaba el cuento.
Una mañana, llorando desconsoladamente, Nana fue a buscar a cocodrilo, famoso allí por sus sabios consejos.
- Nanita no me hace nunca caso. Es terca, irrespetuosa y respondona - le contó Nana muy angustiada.
- Todos lo sabemos - dijo cocodrilo haciendo un ademán. Nana, muy triste, asintió y continuó hablando.
- No sé qué hacer para que Nanita comprenda que su comportamiento no es bueno.
Cocodrilo que era el sabio del humedal le dijo a Nana.
- Has hecho de Nanita una pequeña tirana. Siempre la has dejado hacer todo lo que ha querido, aunque no fuera lo correcto, y ahora ella no piensa que está obrando mal. Aún no es tarde para remediarlo. Aquí me tienes para hablar cuando lo necesites.
Nana se echó las patas a la cabeza. Comprendió que amar a Nanita no significaba dejarla hacer lo que quisiera, y lloró y lloró echándose la culpa.
Nana hablaba mucho con cocodrilo y empezó a seguir sus consejos.
Cuando anocheció, la ranita apareció y como siempre pidió a Nana que le contara el cuento.
- Saca las ramas sucias de aquí - le pidió Nana.
La ranita, sin hacer caso, de nuevo croó y saltó alrededor de ella pidiendo el cuento. Como Nana seguía con sus tareas, Nanita, desconcertada, empezó a croar y croar más fuerte. Después empezó a saltar como una loca. Luego se puso muy, muy triste para dar pena. Pero esta vez Nana no hizo caso a sus protestas. Tampoco sacó las ramas como pensó la ranita que haría.
- ¡Quiero que me leas un cuento! - croó la ranita a los dos días gritando con todas sus fuerzas.
- ¡No es el momento! Cuando estés más tranquila hablaremos - dijo muy serena Nana, sin croar alto, siguiendo los consejos de cocodrilo. Luego miró las ramas tiradas en el suelo y se fue de allí.
A la noche siguiente, las ramas sucias seguían amontonadas en el mismo lugar.
A los cuatro días la ranita otra vez croó muy fuerte pidiendo su cuento. Saltó de un lado a otro muy enfadada, puso cara de pena, croó y croó con mucha más fuerza, pero de nada le sirvió. Las ramas sucias seguían allí amontonadas.
Pasaron cinco largos días y, esa noche, cuando Nana llegó a casa descubrió que las ramas ya no estaban. Se puso muy contenta cuando se asomó a la senda y vio a la ranita dejando las ramas sucias en el pozo de los desechos.
- ¿Me cuentas un cuento? - croó Nanita cuando volvió. Esa noche Nana, muy feliz, contó dos cuentos a Nanita.
Actividades de comprensión lectora sobre el cuento corto
Es hora de hacer esta preguntas a tu hijo sobre el cuento, no importa si la vuelven a leer, ¡háganlo las veces que sean necesarias!
- ¿Cómo llamó Nanita a Nana y ella no dijo nada?
- ¿Por qué Nana no reprendía a Nanita cuando le faltaba al respeto?
- ¿Qué hacía Nanita para no ayudar en las tareas de casa?
- ¿A quién pidió ayuda Nana sobre el comportamiento de Nanita?
- ¿Qué hizo Nana para que Nanita cambiara su actitud?
- ¿Qué quería Nanita que hiciera Nana y ella no hizo caso?
- ¿Cuántos días pasaron antes de que Nanita reflexionara sobre su actitud?
También puedes preguntar a tu hijo y que te explique con sus propias palabras lo siguiente: ¿Crees que Nanita haya aprendido la lección? ¿Por qué? ¿Cómo hubieras actuado tú si fueras Nanita? Y si estuvieras en el lugar de Nana, ¿cómo te sentirías? Por último pídele que te haga un dibujo sobre cómo se imagina que lucía la casa de Nanita y Nana con todas las ramas tiradas. ¡La imaginación no tiene límite!
Tips básicos para enseñar a los niños a respetar a los demás
El respeto es uno de los valores básicos a enseñar a los niños y por eso debería estar al inicio de toda lista. Aquí te dejamos estos consejos para enseñar a tu hijo que el respeto es fundamental para la sana convivencia con todos los demás:
- Decir 'por favor' y 'gracias'. Esto hace un mundo de diferencia, ya que el fomentar los buenos hábitos de ser agradecidos y educados hace a los niños más considerados con los demás.
- Ofrecer disculpas. Esto es ¡básico! A veces nos equivocamos y debemos actuar en consecuencia. Pedir perdón cuando algo ha ofendido a los demás es un gran valor para enseñar.
- Hacerlos sentir valiosos en sus decisiones. Hacerles ver que son tan valiosos como los adultos empieza por respetar las decisiones que tomen, ¡ahí empieza el respeto a los demás!
- ¿Qué es la empatía? Explicarles que colocarse en el lugar del otro los hace automáticamente empáticos: ya que se calzan los zapatos del otro y saben perfecto lo que se siente, por lo tanto no lo harán más.
- Respetar la diversidad. Hacerles ver que hay niños de distintas razas, culturas y religiones les abrirá un nuevo mundo a sus ojos. Dejar bien claro que nadie es más que otros por tener distintos rasgos o creencias, ¡todos somos iguales en la diversidad!
- Educar con el ejemplo. Es la más importante porque los niños imitan todo y los padres somos los primeros en ser su ejemplo a seguir. Así que entre más seamos conscientes como padres de lo que decimos y hacemos, los niños nos imitarán y si respetamos a los demás, ellos también lo harán.
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Bibliografía
- Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras de Andalucía (2011) La importancia de la lectura desde la infancia, Revista digital para profesionales de la enseñanza. Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras de Andalucía (ed.), España, pp. 1-11 Disponible en: https://www.feandalucia.ccoo.es/docu/p5sd8644.pdf