El asombroso experimento del huevo saltarín para sorprender a los niños
Un divertidísimo experimento científico con un huevo que bota para niños de todas las edades
- Paso a paso para hacer un huevo saltarín
- Explicación científica de este experimento para niños
- Qué beneficios tiene este experimento
¿Os imagináis cómo sería un huevo que botase? Si para un adulto es difícil imaginarlo para un niño o una niña lo es más aún, ya que su realidad va forjándose según sus vivencias y experiencias. Y eso es lo que vamos a hacer, un experimento curioso y asombroso que sorprenderá a los pequeños y que no dejará indiferente a los mayores. ¡Un huevo saltarín! Dada su simplicidad en cuanto a los materiales que se necesitan, puede ser desarrollado en cualquier momento, y con un poco de paciencia obtener el resultado y pasar un rato divertido y diferente.
A continuación, os dejo los materiales que vais a necesitar y el paso a paso para su elaboración, así como su explicación científica y los beneficios que aporta para los más pequeños. Como te decimos, este experimento se puede hacer con niños de todas las edades, y a todos les parece igual de sorprendente. ¡Vamos allá!
Paso a paso para hacer un huevo saltarín
Materiales:
- Huevo
- Vinagre
- Bote de vidrio con tapa
Siguiendo estos sencillos cuatro pasos podemos llevar a cabo nuestra actividad:
1. Cogemos un huevo normal, de los que se pueden comprar en los supermercados o tiendas de alimentación, y lo introducimos en un bote de cristal.
2. Vertemos vinagre hasta que quede totalmente cubierto el huevo. Nosotros hemos utilizado vinagre de vino blanco.
3. Cerramos el bote con la tapa y lo dejamos reposar durante aproximadamente 48 horas.
4. Pasados estos dos días, abrimos el bote con cuidado y tiramos el vinagre. A continuación, bajo el agua del grifo hay que limpiar bien el huevo. Lo secamos y ¡a ponerlo a botar!
Explicación científica de este experimento para niños
Pero, ¿cómo es posible que un huevo bote de la forma en la que lo hace el de nuestro experimento? La cáscara del huevo es caliza, por lo que al entrar en contacto con el vinagre se produce una reacción química que hace que esta se disuelva. Se formará también una capa gruesa y gomosa, ya que el ácido acético del vinagre desnaturalizará parte de la clara. Esto es lo que permite que el huevo se vuelva blando y no se rompa al tirarlo al suelo.
Desde que cubrimos el huevo con vinagre podemos observar los siguientes hechos según pasa el tiempo.
- Primeras 24 horas
Observamos como instantáneamente alrededor del huevo se van formando unas burbujas, eso es porque ya se está produciendo la reacción química. Conforme pasan las horas el huevo va agrietándose y perdiendo la cáscara, se forma una espuma en la superficie y aumenta su tamaño.
- A las 48 horas
El olor a vinagre comienza a ser mucho más intenso, el color del huevo se aclara por la membrana que lo recubre, su tamaño ha aumentado considerablemente. Su textura parece elástica.
- Huevo saltarín
Una vez hayamos sacado el huevo este olerá mucho a vinagre, al lavarlo comprobaremos como se desprende una membrana que lo recubría, al ponerlo a la luz podemos observar cómo se diferencia la clara de la yema y por supuesto comprobar su elasticidad haciéndolo botar.
Desde una altura no muy alta lo dejaremos caer sobre una superficie lisa y veremos cómo rebota varias veces, en cambio si lo dejamos caer desde una altura más alta o simplemente lo pinchamos con un palillo, el huevo se romperá dejando así una membrana y diferenciándose totalmente la clara de la yema, momento educativo idóneo para explicarle la diferencia que existe entre ambas a los niños/as.
Qué beneficios tiene este experimento
¿Conocen los niños y las niñas qué es un huevo? Si realizáis esta pregunta seguro que os contestan algo relacionado con que proceden de las gallinas y que se come. Podemos aprovechar la tesitura para explicarle cómo se desarrolla el proceso desde que la gallina pone lo pone hasta que nos lo comemos, de qué formas podemos cocinar un huevo, como por ejemplo: huevo duro, pasado por agua o frito. También podemos hacerlos reflexionar y que nos digan comidas que puedan llevar este alimento y de ahí contarles cuáles se cocinan con él, como son las tortillas, empanados de filetes o en ensaladillas.
Este experimento además de cumplir con su función motivadora, atractiva y educativa, aporta a los niños/as conocimientos científicos como que todo experimento tiene unas partes: una pregunta, investigación, hipótesis, experimento y análisis y conclusión. De manera totalmente real comprobarán que a raíz de una pregunta, hemos investigado, llevado a cabo un experimento y que nos ha dado un resultado diferente al que teníamos inicialmente.
Os animo a realizar esta actividad y que vuestros hijos e hijas sean partícipes de su elaboración y toda su evolución, que anotéis juntos los cambios que vayáis observando y disfrutéis con el resultado obtenido. ¡Será muy divertido!
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