¿Cómo saber si mi hijo tiene Asperger? - Diferencias con el autismo
El TEA es muy amplio y en él se engloban el Asperger y el autismo, conoce las diferencias
- ¿Mi niño tiene Asperger? - Qué es el autismo de alto nivel de funcionamiento
- Diferencias significativas entre autismo y Síndrome de Asperger
- ¿Cómo ayudar a los niños con el síndrome de Asperger? - 3 aspectos fundamentales
El autismo es un trastorno neurológico para el que no existe cura y con el que el niño o niña va a tener que vivir toda la vida. Además se relaciona con Asperger y por eso se presenta la pregunta recurrente: '¿Cómo saber si mi hijo tiene Asperger?' y sus diferencias con el autismo. A diferencia del Asperger, los niños que presentan autismo tienen muchas dificultades para relacionarse y comunicarse con los demás.
Además, los niños autistas suelen presentar comportamientos muy repetitivos, por lo que es un trastorno fácilmente visible. Por lo general, este trastorno puede verse ya desde el nacimiento, aunque se diagnostique a edades más tardías. De este modo, al compartir solamente algunas características, el Síndrome de Asperger se incluye dentro del espectro del trastorno autista y no se considera como un trastorno con entidad propia.
¿Mi niño tiene Asperger? - Qué es el autismo de alto nivel de funcionamiento
El síndrome de Asperger forma parte de los Trastornos del Espectro Autista (TEA), es decir, comparte sintomatología con todos los marcos del espectro autista, pero es cierto que hay una sintomatología un poco más específica que no está contrastada todavía con la investigación. Se puede decir en qué consiste un cuadro de espectro con Autismo, el cual abarca una alteración cualitativa del comportamiento y la comunicación social.
Quienes padecen Asperger tienen dificultades para relacionarse desde la etapa temprana y el neurodesarrollo, no es algo que aparezca después. Esto significa que desde que son pequeños comienzan las señales, aunque se diagnostique más adelante. Hay que saber que en el Síndrome de Asperger, como la capacidad intelectual suele ser muy elevada y tienen disposición para aprender, muchas veces pasan desapercibidos.
Esto quiere decir que hay casos diagnosticados en edades de 40 o 50 años, y son personas que han vivido sin saber lo que les estaba pasando y al final han encontrado la tranquilidad sintiendo que tenían una explicación para todo eso. En el Asperger hay una alteración cualitativa de la relación social, en la que no comprenden las relaciones sociales tal cual como las entendemos ellos.
Para identificar si un niño tiene Asperger es importante reconocer estas señales:
- No entienden la reciprocidad social, porque no toman el lenguaje gestual como signo clave para interactuar.
- La empatía es algo que tienen que aprender o racionalizar.
- A nivel de conversaciones no están muy especializados en lo que escuchan o preguntan.
- La parte social les resulta muy difícil, desde que son muy pequeños, generalmente al hacer amigos y establecer una conducta social como cualquier otro niño.
- Son niños que no entienden muy bien los dobles sentidos, es decir, tienen un lenguaje muy literal.
- Presentan inflexibilidad comportamental y de pensamiento elevada, es decir, les gustan las rutinas o les gusta que se repitan las cosas
- Las alternativas o el cambio de planes, no lo reciben bien, se ponen ansiosos y se sienten incómodos.
- Tienen un repertorio de intereses muy repetitivo, casi único y les cuesta mucho abrir esos intereses a otras cosas o personas.
Una característica del Asperger es que quieren ser como los demás y lo están consiguiendo porque quieren relacionarse y ser normales o como llaman a los demás: neurotípicos. Hasta hoy se hablaba de un trastorno, pero es un condición del TEA.
Diferencias significativas entre autismo y Síndrome de Asperger
Aunque hoy en día no hay estudios concluyentes que diferencien sí hablábamos del autismo de alto nivel de funcionamiento y del síndrome de Asperger, pero ahora el Trastorno del Espectro Autista se entiende como un todo continuo y ese continuo es como una línea que trazamos en la que se mide la gravedad de las conductas inflexibles y también el efecto de la discapacidad intelectual.
Hablamos de TEA y de grados 2, 3 o 1 dependiendo de la gravedad y el cociente intelectual que tengan. También es cierto que siempre se definió junto al autismo de alto nivel de funcionamiento e incluso se asociaba a su lenguaje. Y es cierto que pueden tener un habla temprana, pero también una tardía o una con ciertas dificultades. Es por eso que existen muchos diagnósticos lingüísticos que cuesta diferenciar.
Entre el autismo de altos niveles de funcionamiento y el síndrome de Asperger, que es como lo definimos, lo único es que a veces en el Asperger parece ser un cierto componente de mayor apetencia social o de una mayor intención de ser normal, una mayor conciencia de ser diferente. El Asperger se confunde, fácilmente, con el autismo infantil y es que ambos tienen consecuencias en el desarrollo psicológico de los niños.
A diferencia del autismo, el síndrome de Asperger se manifiesta, básicamente, a la hora de relacionarse con los demás. En este caso, la inteligencia de la persona que lo sufre está dentro de la media estándar y no repiten movimientos ni conductas, por lo que solo es visible para su entorno más cercano.
Pese a que el autismo y el síndrome de Asperger comparten ciertas características, hay muchísimas diferencias entre ellos. Es importante conocerlas e identificarlas:
El lenguaje
Los niños con síndrome de Asperger presentan muchos menos problemas que los niños autistas a la hora de comunicarse con los demás. Su vocabulario es mucho más rico y son capaces de formar estructuras sintácticas mucho más complejas.
Los movimientos repetitivos
Los niños con autismo se caracterizan por mostrar comportamientos y movimientos repetitivos, hecho que hace más visible el trastorno. En este sentido, los niños con Asperger son capaces de mantener un comportamiento estable y adaptarse a cada situación en concreto.
Relacionarse con los demás
Otra de las diferencias notables entre el autismo y el síndrome de Asperger se puede ver en la manera en la que los niños se relacionan con los demás. Un niño con autismo no muestra interés para conocer a nuevas personas o hacer amigos, mientras que un niño diagnosticado con Asperger está más dispuesto a entablar relaciones con aquellas personas con quien comparte su día a día.
Interés marcado en áreas determinadas
A diferencia de los niños autistas, los niños con síndrome de Asperger muestran un interés desmesurado en determinadas áreas de aprendizaje.
¿Cómo ayudar a los niños con el síndrome de Asperger? - 3 aspectos fundamentales
Los niños que han sido diagnosticados tanto con el síndrome de Asperger como con autismo necesitarán ayuda para desarrollar las áreas donde presentan más dificultades. Por ello, es importante que el diagnóstico se haga cuanto antes mejor y se ofrezca a cada niño una atención personalizada.
- Desarrollo de las habilidades lingüísticas.
En el caso de los niños autistas, es importante iniciar una terapia en la que se trabaje el lenguaje. De este modo, los logopedas y otros profesionales pueden darle al niño estrategias mediante las cuales pueda expresarse mejor. - Trabajo en habilidades sociales.
Tanto la escuela como la familia de los niños con autismo o síndrome de Asperger deben trabajar para que puedan desarrollar sus habilidades sociales. Para ello, es necesario que estos niños estén acompañados tanto en el aula como en los entornos de ocio por adultos, quienes deben proporcionarles seguridad y guiarles en el proceso de relacionarse con los demás. - Terapia por parte de profesionales.
Pese a que la familia y la escuela pueden ayudar mucho a los niños que presentan estas dificultades, es necesario que sea un profesional el que evalúe al niño o niña y establezca las terapias que este necesita. Sin duda alguna, la familia y el colegio deberán trabajar juntamente con estos profesionales para mejorar el desarrollo del niño.
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Bibliografía
- Hervás Zúñiga, A., Balmaña, N., et al. (2017) Los trastornos del espectro autista (TEA). Revista Pediatría Integral, vol. XXI, núm. 2. Hospital Universitario Mutua Terrassa (ed.) España, pp. 92-108 Disponible en: https://www.adolescenciasema.org/ficheros/PEDIATRIA%20INTEGRAL/Trastorno%20del%20Espectro%20Autista.pdf