¿Qué es la depresión feliz? Cuando la sonrisa oculta un dolor silencioso

Quien padece de depresión sonriente corre el peligro de sufrir en silencio sin ser notado

Fabiola Hernández Pérez, Periodista y editora
En este artículo
  1. La sonrisa cansada de una mamá que lo tiene 'todo bien' - Depresión sonriente
  2. La eterna sensación de que algo no encaja en la vida ideal de una mamá
  3. Seguir adelante en medio de una depresión feliz - ¿Cómo se sale de ahí?
  4. ¿Qué es la depresión feliz o depresión sonriente y cuáles son sus señales?

A simple vista, parecemos personas felices, siempre vamos por el mundo con una sonrisa y, sobre todo, buena actitud, pero en nuestro interior luchamos contra una tristeza profunda que muy pocos notan. ¿Qué es la depresión feliz? Cuando la sonrisa oculta un dolor silencioso, es un texto en el que hablo sobre cómo nos enfrentamos a una realidad difícil de detectar, donde el sufrir se esconde detrás de una aparente normalidad.

La sonrisa cansada de una mamá que lo tiene 'todo bien' - Depresión sonriente

¿Qué es la depresión feliz?

Esto que contaré, pocas personas lo saben: a veces, me veo en el espejo y descubro a una mujer de 41 años que parece tenerlo todo en la vida. Y sí: tengo dos hijos maravillosos y mega sanos (una adolescente de 13 años que se la pasa diciéndome que no la comprendo) y un niño de 10 que aún me abraza y me busca cada 5 segundos para besarme. Trabajo en lo que me apasiona, organizo la casa, cuido de todos, y si alguien me pregunta '¿Cómo estás?', siempre contesto lo mismo: 'Bien, todo bien'.

Porque ¿qué más voy a decir? Si llevo semanas (si no es que meses) sintiendo que mi vida se ha convertido en una serie de tareas sin recompensa. Mi agenda tiene más citas que un pediatra (al banco, a la escuela, al dentista) y rara vez salgo con amigas. Mi última salida fue al supermercado y me emocioné genuinamente con una promoción en detergentes y productos de limpieza. Mi celular solo suena para promociones de tarjetas o cuando me mandan mensaje para verificar la tarea de mi hijo. Nada más.

Aún así, estoy bien y lo repito tantas veces que me lo creo. Pero hay algo aquí que me acompaña puntualmente y se llama la depresión feliz o depresión sonriente y es cuando mi sonrisa es mi mejor disfraz. Lo curioso de este tipo de depresión es que no se nota. Es esa habilidad que he podido desarrollar de reír con mi hijo pequeño mientras le hago cosquillas y luego sentir un vacío en el pecho cuando me imagino que eso pronto acabará. Es hacer chistes de mis desgracias personales, aunque eso duela genuinamente.

Es sentirse todo el tiempo abrumada y hasta enojada desquitándote en el grupo de WhatsApp de mamás del colegio y pelear porque 'nunca leen', para que al final del día sientas que nadie, realmente nadie, te ve o te reconoce lo que haces. Que da igual que estés o no triste porque los niños deben seguir llegando puntuales a la escuela, comer a sus horas y hacer su tarea. El que todo el mundo asuma que estás bien, responde a la pregunta de ¿cómo no estarlo? Si tus hijos están sanos, tienes trabajo, tienes un techo sobre tu cabeza.

La eterna sensación de que algo no encaja en la vida ideal de una mamá

La depresión silenciosa en las mamás

Con todo, debería sentirme plenamente feliz... y no es así. Sin embargo, no es tristeza extrema, no es crisis de llanto todos los días, ni siquiera es quedarme sin comer o bañarme, no. Es levantarme, hacer todo lo que se espera de mí, sonreír cada mañana para despertar a mis niños, llevarlos y traerlos de la escuela, planear la comida del día y luego sentir que en realidad no disfruto nada. Es la soledad disfrazada de rutina, quizá porque materno gran parte del tiempo en solitario y sí, la maternidad abruma.

Nadie te dice que puedes amar a tus hijos más que a tu propia vida y que te arrancarías un brazo de ser necesario, pero aún así no dejas de sentirte invisible. Yo puedo estar rodeada de ruido pero a la vez sentirme más sola que nunca. Que un día todo el tiempo son chistes y anécdotas, y al otro llega un punto en el que ni siquiera me anima lo que me gustaba hacer antes de que todo girara en torno a la escuela, los horarios de comida, los berrinches, la adolescencia, las juntas escolares y las tareas.

Jamás te dicen que la felicidad se siente lejana, como algo que experimentaste hace mucho tiempo, pero que ahora solo ves desde lejos, como una recompensa para otros, pero no para ti. Eres feliz por tener a tus hijos sanos, porque cuando eres mamá, no hay espacio para estar mal. No puedes darte el lujo de 'tener un mal día', porque dos personitas necesitan que cocines, que ayudes con la tarea, que escuches un problema que no entiendes del todo, que limpies, que hagas trámites, que resuelvas imprevistos...

Pero ¿quién te soluciona a ti? Ahí está el dilema: el problema de la depresión sonriente es que puede parecer inofensiva porque no es algo obvio. No hay crisis públicas. No hay lágrimas en cada esquina. No hay episodios en los que te tengan que sacar de la cama. Solo hay una tristeza silenciosa que se esconde detrás de la rutina, pero sí que se puede reflejar en que dejas de hacer algo en particular como mantener impecable tu hogar y simplemente no te importa ver todo regado. Lo peligroso es que cuando nadie lo nota, nadie lo ayuda a sanar.

Seguir adelante en medio de una depresión feliz - ¿Cómo se sale de ahí?

Cómo salir de una depresión feliz

Quizás lo primero es aceptar que ser mamá no significa ser una máquina de productividad y sonrisas falsas. Que también uno necesita descanso, compañía, momentos para una misma. Que no es egoísta querer cinco minutos de silencio sin niños pidiendo algo. Que se necesita algo más en la vida que solo cuidar de otros. Sigo adelante porque ¿qué más puedo hacer? A veces el cansancio extremo, la falta de ganas de hacer algo que antes me emocionaba y la sensación de que todos los días son iguales me agobian.

Y ante ello, quizás el primer paso es decir en voz alta: 'No estoy bien'. Pero decirlo fuerte y alto, y no escondiéndome en un 'todo bien'. Ojalá haya alguien que escuche y que note que aunque esté sonriendo algo me falta. Porque sí, amo a mis hijos con todo mi ser, pero también necesito amarme a mí misma. Porque la felicidad no debería sentirse como algo que solo finjo para los demás, si yo estoy bien, los demás a mi alrededor estarán bien, sobre todo mis pequeños.

Estamos acostumbrados a ver a la depresión como un trastorno mental que se asocia con tristeza visible, apatía, irritación y una falta de energía evidente. Sin embargo, la depresión sonriente se trata más de un estado en el que las personas podemos parecer completamente funcionales e incluso alegres en la superficie, pero en realidad estamos lidiando con una profunda tristeza y a veces con la desesperanza, las cuales pasan desapercibidas en el entorno que nos rodea porque siempre 'estamos bien'.

Y no, no estamos del todo bien. Es algo inexplicable, porque aunque sí somos felices con nuestra familia, los hijos o el trabajo, sentimos que algo nos falta. No somos plenamente felices, pero sí sentimos felicidad en ciertos momentos o aspectos de nuestras vidas. Por ejemplo, soy muy feliz viendo a mis hijos estar sanos y comiendo genial, pero me deprime pensar que nuestra vida está atrapada en lo rutinario, en lo monótono y en que cada día es una calca del anterior, lo que seguirá al menos unos cuantos años más. 

¿Qué es la depresión feliz o depresión sonriente y cuáles son sus señales?

Qué es la depresión sonriente

El término 'depresión feliz o depresión sonriente' no es un diagnóstico médico oficial, pero sí se utiliza para describir a aquellas personas que parecen felices y funcionales, aunque internamente están atravesando una profunda tristeza o desesperanza. Este tipo de depresión también se conoce como 'depresión atípica' o 'depresión con máscara', ya que quienes la padecen ocultan sus verdaderos sentimientos por miedo al juicio o porque no quieren preocupar a los demás, principalmente a su familia.

A diferencia de la depresión clásica, en la que la persona presenta signos como aislamiento, llanto frecuente y falta de interés en actividades cotidianas, la depresión sonriente se caracteriza por la capacidad de mantener una imagen de absoluta normalidad o incluso de felicidad ante los demás. Es decir, las personas pueden ser las más sonrientes de su grupo de amigos, las que siempre están dispuestas a ayudar a los demás y las que aparentan una vida plena, pero la realidad es que están sufriendo en silencio.

Existen varias razones por las cuales alguien con depresión feliz o depresión sonriente decide ocultar su sufrimiento, por ejemplo, por miedo al estigma, ya que la sociedad asocia la depresión con debilidad y las personas prefieren ocultar su dolor para evitar ser vistas como 'frágiles'. De este modo las personas pueden sentirse obligadas a aparentar bienestar incluso cuando no lo sienten, perpetuando la sensación de no demostrar sus sentimientos para no 'defraudar' a quienes les rodean.

Síntomas de depresión feliz

Señales y razones de la depresión feliz para detectarla a tiempo

Para identificar la depresión feliz o depresión sonriente puedes poner atención a ciertas señales:
  • Sonrisa constante, pero sin razón aparente. Pueden sonreír y reír en público, pero cuando están solos experimentan tristeza y desesperanza.
  • Alto nivel de funcionalidad. Mantienen sus responsabilidades laborales, académicas o sociales sin dificultades aparentes.
  • Falta de expresión emocional genuina. Pueden hablar de sus emociones, pero no profundizan en sus propios sentimientos.
  • Fatiga y agotamiento constante. A pesar de su aparente energía, pueden sentir un profundo cansancio emocional y físico.
  • Pensamientos negativos ocultos. Pueden sentir que la vida no tiene sentido, pero evitan compartir estos pensamientos con los demás.
  • Sensación de no ser suficiente. Aunque logren éxitos en su vida personal o profesional, pueden sentir que nunca es suficiente o que no merecen reconocimiento.

Por otro lado, existe una responsabilidad hacia los demás, es decir, algunas personas sienten que deben ser fuertes por sus familias o amigos y temen preocuparlos contándoles su propio sufrimiento, así que evitan contar más de lo necesario. Finalmente, existe una alta de conciencia sobre su propia tristeza, porque en algunos casos las personas no reconocen que lo que sienten es depresión debido a que no encajan en la imagen típica del trastorno, por lo que suelen tardar en pedir ayuda profesional con un terapeuta.

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