Dientes de leche o perlas de Epstein en recién nacidos y bebés

Existen dos patologías bucales en recién nacidos y bebé que, a pesar de ser muy comunes, muchas veces se pasan por alto cuando el pediatra recibe el consulta al niño. Son las llamadas perlas de Epstein y nódulos de Bohn, ambas son benignas, pero si no se conocen y el médico no explica a la mamá entonces puede generar mucha angustia en el núcleo familiar. 

No son dientes de leche, son perlas de Epstein en el bebé

Cuando un bebé nace, el pediatra lo examina y determina que todo está bien, verifica los signos vitales, la presencia de malformaciones, si hay o no dificultad respiratoria, asfixia, cianosis (coloración morada de la piel), entre otras circunstancias que puedan resultar perjudicial para su vida.

Muchas veces, en lo que al examen de la cavidad bucal se refiere, se lleva a cabo de una manera rápida y superficial, por lo que se pueden escapar ciertas afecciones bucales que más adelante se detectan en la consulta de niño sano o es mamá quien se da cuenta de ello cuando el bebé abre la boca o llora.

Entonces, la madre se pregunta en medio de la confusión: '¿Mi bebé tiene ya los dientes de leche?' Y es que las perlas de Epstein, si se ven a simple vista, quizá podrían confundirse con dientes natales o neonatales; pero no son dientes, son protuberancias pequeñas que dependiendo de su localización en la boca recibirán un nombre en específico. 

Si se sitúan a lo largo de la línea media del paladar duro o entre paladar duro y blando, se llaman perlas de Epstein (quistes palatinos) y si se encuentran en la encía (reborde alveolar o margen gingival) se denominan nódulos de Bohn (también conocidos como quistes de inclusión o alveolares). Suelen ser confundidos a menudo, pero la localización anatómica es clave para diferenciarlas.

Qué son las perlas de Epstein y los nódulos de Bohn y cómo diferenciarlos

Son afecciones comunes que se presentan entre el 80 a 90% de los bebés. En la boca del niño se ven como pequeñas protuberancias o quistes, con un tamaño que varía entre 2 a 3 mm de diámetro, algo similar a un punto algodonoso o perla. La coloración va entre blanco y amarillo pálido.

Los nódulos de Bohn son quistes abultados que pueden ser únicos o múltiples y se producen como consecuencia de un tejido remanente de las glándulas salivares menores. Son ricos en queratina y el contenido en su interior es de consistencia sólida o semisólida.

Las perlas de Epstein, en cambio, son un poco más grandes que los nódulos de Bohn. Bien definidos, firmes y palpables, su origen se da por la retención de remantes de tejido epitelial a nivel embrionario durante el desarrollo fetal, siendo menos comunes que los nódulos de Bohn,

Ambas entidades son muy similares, pero como se mencionó anteriormente su ubicación es lo que va a permitir diferenciarlas; también es importante que sepas que son totalmente inofensivas, que no le producen al bebé malestar ni dolor y que ceden de manera espontánea y no requieren tratamiento. Lo que sí es importante es que una vez que se vean, se derive al profesional en odontopediatría, el encargado de hacer un diagnóstico más exacto y establecer si son dientes natales y neonatales o algunas de estas patologías.

Los dientes natales erupcionan dentro del vientre materno, es decir, que el bebé nace con ellos; por su parte, los dientes neonatales erupcionan en el primer mes de vida. Las características son diferentes a los quistes anteriores (siempre determinadas por el pediatra u odontopediatra): la coloración es marrón-amarillenta y el abordaje es totalmente diferente (la presencia de éstos pueden estar asociados a síndromes genéticos), dependiendo de muchos criterios tanto clínicos como radiológicos (radiografía).

Qué hacer si el bebé tiene perlas de Epstein o nódulos de Bohn

Si en control pediátrico a tu bebé le diagnosticaron una perla de Epstein o un nódulo de Bohn, te sugiero las siguientes recomendaciones:

- No intentes extirpar ninguna de las dos.

- No trates quitarlas con gasas o cepillar.

- No te angusties porque no son procesos malignos y en ningún momento logran malignizarse, al contrario, son muy frecuentes en los bebés recién nacidos y generalmente desaparecen en unas 3 o 4 semanas.

- Si no desaparecen en el tiempo establecido, te recomiendo acudir con tu pediatra y mejor aún con el odontopediatra.

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