Todo acerca de la tos ferina en niños y bebés - Causas y tratamiento

La tos ferina, también conocida como pertussis, cocolucci o coqueluche, es una enfermedad respiratoria infecciosa de las vías aéreas, de alta contagiosidad, que tiene mayor incidencia en los meses invernales. El período de incubación es de 8 a 14 días y puede atacar al niño desde las primeras semanas de vida. El contagio es por contacto directo, a través de la saliva, la tos o estornudo, y tiene una duración de 6 a 8 semanas aproximadamente. Conoce todo acerca de la tos ferina en niños y bebés - Causas y tratamiento.

Fases de la tos ferina en los niños - ¿En qué consiste la enfermedad? 

La tos ferina es una enfermedad producida por la bacteria Bordetella pertussis y es una infección respiratoria altamente contagiosa. Tras padecerla deja inmunidad por mucho tiempo pero no de por vida. La duración de todo el cuadro de la enfermedad es prolongado, aproximadamente 45 días. Se caracteriza por episodios severos de tos que pueden interferir con la respiración normal, especialmente en niños pequeños.

La tos ferina se desarrolla en tres fases:

1. Fase catarral: dura de una a dos semanas y se caracteriza por tos, estornudos, apatía, febrícula, y falta de apetito. Son síntomas comunes a cualquier proceso catarral, por lo que suelen pasar desapercibidos en este primer momento.
2. Fase paroxística: dura entre 4 y 6 semanas y se caracteriza por accesos de tos repetidos, seguidos por una inspiración profunda, aguda y ruidosa (canto de gallo). Estos accesos de tos pueden llegar a ser emetizantes (producir vómitos) y aparecen más frecuentemente durante la noche. Muchas veces, los niños se ponen muy rojos al toser. En los lactantes más pequeños, se pueden llegar a producir pausas de apnea (los niños dejan de respirar), y se ponen de color azulado, sobre todo alrededor de la boca. Esto se llama cianosis.
3. Fase de convalecencia: dura de 2 a 3 semanas y se caracteriza por tos persistente, pero sin accesos. Los síntomas van paulatinamente disminuyendo.

La tos ferina se transmite a través de gotitas respiratorias cuando una persona infectada tose o estornuda. Por su alta contagiosidad, puede propagarse rápidamente dentro de los hogares y entre contactos cercanos. La vacunación es la herramienta más efectiva para prevenir la tos ferina, aunque su efecto no es tan duradero como el de otras inmunizaciones. El esquema de vacunación incluye varias dosis en la infancia como parte de la vacuna DTaP (difteria, tétanos y pertussis acelular), y una dosis a las mujeres embarazadas.

¿Cómo es el tratamiento de la tos ferina infantil?

El tratamiento es generalmente ambulatorio, sobre todo en el caso de niños mayores. Los niños pequeños, en los que la enfermedad puede llegar a ser mucho más grave, pueden requerir hospitalización para monitorizar, administrar oxígeno y alimentación por sonda o con suero endovenoso. Los antibióticos son muy efectivos para eliminar la bacteria causante de la infección y se recomiendan tanto para los pacientes infectados como para los contactos cercanos.

Además del tratamiento antibiótico, se tomarán medidas similares a las que se pueden aplicar en otros procesos respiratorios, como hidratación, antitérmicos… pero no son útiles los antitusígenos. La prevención de la tos ferina se realiza por medio de vacunación y el tratamiento temprano reduce la severidad de los síntomas y ayuda a prevenir su transmisión a otras personas.

En niños, especialmente en los menores de 6 meses, la tos ferina puede ser grave y potencialmente mortal. Las complicaciones incluyen neumonía, convulsiones, encefalopatía (daño cerebral) y, en casos extremos, la muerte. Como ya hemos comentado, la enfermedad puede ser grave en niños que no han sido vacunados o que no han completado la pauta de vacunación, por lo que es importante siempre seguir las recomendaciones de su pediatra o enfermero, y administrar las vacunas según el calendario.

Detectar la tos ferina, en las etapas tempranas a veces resulta un desafío debido a que sus síntomas iniciales se asemejan a los de un resfriado común. Sin embargo, para prevenir complicaciones graves y limitar su propagación hay que poner cuidado cuando los síntomas se vuelvan más distintivos y graves, lo que facilita su identificación.

Importancia de la detección temprana de la tos ferina en niños

La detección temprana de la tos ferina es vital por varias razones, entre las cuales están:

• Permitir el inicio oportuno del tratamiento con antibióticos, lo que reduce la duración y severidad de la enfermedad, disminuyendo el riesgo de transmisión a otras personas.
• Ayudar a proteger a los grupos vulnerables, incluidos los bebés lactantes que no han completado aún su vacunación y las personas con sistemas inmunitarios comprometidos.
• Contribuir a la implementación de medidas de salud pública para controlar posibles brotes y prevenir futuros casos.

Para poder confirmar la tos ferina, los doctores se basan en:

• Historial médico y reconocimiento de los síntomas.
• Exámenes físicos, prestando especial atención a los sonidos de la tos y episodios de apnea en lactantes
• Pruebas de laboratorio, como la Prueba PCR (reacción en cadena de la polimerasa) para detectar el ADN de Bordetella pertussis, o bien un cultivo de frotis nasofaríngeo. Si realizan exámenes de sangre, se detectará una elevación en los glóbulos blancos, lo que indica una infección bacteriana.

Puedes leer más artículos similares a Todo acerca de la tos ferina en niños y bebés - Causas y tratamiento, en la categoría de Enfermedades infantiles en Guiainfantil.com.