¿Es lo mismo dificultad de atención que TDAH? Claves para identificarlos

¿Tu hijo tiene problemas para concentrarse y te preocupa que pueda tener Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)? Antes de sacar conclusiones, es importante entender que no todas las dificultades de atención significan un diagnóstico de este trastorno. Así que ante la pregunta: ¿es lo mismo dificultad de atención que TDAH? Claves para identificarlos, te diremos las diferencias entre ambos, los síntomas clave y cómo identificar las señales para brindar el apoyo que tu hijo necesita.

El TDAH es la causa de las dificultades atencionales en los niños ¿sí o no?

Uno de los motivos de consulta que más vemos en nuestra práctica clínica está asociado a padres que han observado o que los propios maestros les han alertado de posibles dificultades atencionales en su hijo o hija. Y por tanto, suelen venir preocupados por si su hijo o hija pueda presentar un trastorno del neurodesarrollo como es el Trastorno por Déficit de Atención y/o Hiperactividad (TDAH).

Sin embargo, debemos hacer una distinción muy importante. Dentro del perfil neuropsicológico del niño o la niña puede detectarse un déficit leve, moderado o grave en el proceso cognitivo de la atención y en cambio, no presentar un TDAH. Esto es fundamental para evitar etiquetas precipitadas y preocupaciones innecesarias. Y te preguntarás: ¿Y eso es posible? ¡Claro que es posible!

Las dificultades atencionales pueden ser parte de los puntos débiles del perfil neuropsicológico de esa persona, lo cual puede deberse a múltiples factores que no necesariamente implican un diagnóstico de TDAH. Estas dificultades pueden estar asociadas:

• A un retraso madurativo general, donde varias funciones cognitivas están afectadas, no solo la atención.
• A efectos secundarios de un fármaco, especialmente si influye en el sistema nervioso central.
• A períodos de estrés, ansiedad o falta de sueño, que pueden alterar el rendimiento atencional de los niños.

Es importante comprender que los problemas de atención no son exclusivos del TDAH y que en muchos casos, son temporales o atribuibles a causas externas.

Criterios diagnósticos del TDAH en niños - Más que una falta de atención

Para que el diagnóstico final sea un TDAH implica que ese niño o niña cumple una serie de criterios diagnósticos. Por tanto, presentar dificultades atencionales no es sinónimo de TDAH (como mucha gente piensa erróneamente). El diagnóstico de TDAH sigue estrictos parámetros internacionales, entre los cuales se incluyen:

• La presencia de síntomas en dos o más contextos (como la casa y la escuela).
• Que los síntomas se manifiesten antes de los 12 años.
• Que las dificultades interfieran con el funcionamiento social, académico o familiar del niño.
• Que no puedan explicarse mejor por otro trastorno o condición médica.

De ahí, la importancia de una buena evaluación neuropsicológica siendo esta lo más completa posible para hacer un buen diagnóstico diferencial con otros posibles trastornos o alteraciones. Un diagnóstico correcto no solo ayuda a tomar medidas adecuadas, sino que también evita los estigmas innecesarios que podrían afectar a la larga a la autoestima del niño.

Además, hay que destacar que este aumento en la demanda de consultas por dificultades atencionales está estrechamente relacionado con el uso de pantallas, el tiempo que se dedica a ellas y al tipo de consumo que se hace (videojuegos atractivos y adictivos, vídeos estimulantes y rápidos, aplicaciones con notificaciones recurrentes). Todas ellas con un fin: captar tu atención el mayor tiempo posible para obtener un mayor tiempo de consumo.

Consejos para los padres de niños con dificultades de atención

Por todo ello, es fundamental implementar medidas preventivas que favorezcan el desarrollo de una atención saludable en los niños. Aquí, algunas estrategias clave:

1. Hacer un uso adecuado, controlado y adaptado de las pantallas. Limitar el tiempo de exposición a dispositivos electrónicos, estableciendo horarios y supervisando el contenido consumido.
2. Buscar actividades alternativas de ocio saludables. Lo que incluye fomentar actividades físicas como deportes o paseos al aire libre, promover juegos de mesa, lectura y manualidades que estimulen la creatividad u organizar actividades sociales, como reuniones en el parque o talleres grupales.
3. Crear entornos tranquilos para el aprendizaje. Reducir distracciones durante las tareas escolares, garantizando un espacio adecuado para el enfoque y la concentración.
4. Establecer rutinas. Mantener horarios regulares para dormir, comer y realizar actividades puede mejorar significativamente la capacidad de atención de los niños.

Apostando con todo ello por una buena prevención de dichas dificultades. Aún así, si tenemos dudas sobre si esas dificultades atencionales están asociadas algún trastorno que haya que trabajar y estimular, es importante realizar una buena evaluación neuropsicológica y descartarlas. Para ello, el proceso de evaluación inicia con observaciones en diferentes entornos (tanto en la casa como en la escuela).

Además, se realizan entrevistas con los padres y maestros para recopilar información detallada, pruebas estandarizadas que midan la atención, memoria, impulsividad y otros aspectos cognitivos relevantes del niño y un análisis exhaustivo para descartar otras posibles condiciones, tales como ansiedad, dislexia o trastornos del sueño en los pequeños.

Este tipo de evaluación no solo ayuda a identificar las causas subyacentes de la falta de atención, sino que también proporciona estrategias personalizadas para mejorar las áreas de dificultad. Así que te invitamos a estar atenta a los síntomas para que puedas ayudar a tu hijo para lograr un futuro social y académico alejado de los estigmas y con el mejor apoyo.

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