Cómo tratar la laberintitis o vértigos y pérdida de equilibrio en niños
Conoce los tipos de laberintitis que puede presentar tu hijo y qué hacer en casa caso
- Qué es la laberintitis y qué tipo puede presentar tu niño
- ¿Cómo reconocer sus síntomas y qué hacer si un niño tiene vértigos o pérdida de equilibrio?
Se conoce como laberintitis a la patología inflamatoria del laberinto, la parte del oído interno que ofrece información sobre los movimientos del cuerpo para controlar el equilibrio. También afecta otras partes del oído interno, como la cóclea (o caracol) y el sistema vestibular. Al inflamarse, el laberinto deja de funcionar correctamente, enviando al cerebro señales de que el cuerpo está en movimiento, mientras que otros sentidos (como la vista, por ejemplo) envían señales correctas. Este cruce de información ocasiona confusión en el cerebro del niño, que no identifica de manera adecuada la información postural, se pierde la orientación espacial y no logramos mantenernos en equilibrio. ¿Qué hacer ante un episodio de laberintitis en niños? ¿Cómo tratar estos vértigos o pérdida de equilibrio en los niños?
Qué es la laberintitis y qué tipo puede presentar tu niño
No es una enfermedad propia de la infancia, puede presentarse en cualquier momento de la vida. Sin embargo, durante la niñez, la Trompa de Eustaquio (el canal que conecta el oído medio con la parte de atrás de la nariz y la garganta) es más corta, estrecha y horizontal que cuando somos adultos, por lo que tiene una función menos eficiente y se producen frecuentes inflamaciones del oído medio que pueden desencadenar laberintitis. Asimismo, los niños con condiciones de alergias, reflujo gastroesofágico, paladar fisurado o síndrome de Down tienen una mayor predisposición de presentar este tipo de afecciones.
Sus causas aún no son muy precisas. No se identifica un origen único que ocasione la inflamación del laberinto. En ocasiones, se hace presente luego de infecciones virales o bacterianas, especialmente del tracto respiratorio superior (gripes o resfriados) o posterior a infecciones del oído medio, principalmente por Streptococcus neumonie, Haemophylus influenza y Moraxella catahrralis. También se asocia con virus del grupo de los herpes, meningitis y sarampión.
Por tanto, tampoco hay forma precisa de prevenirla, más que evitar que tu niño contraiga estas enfermedades subyacentes. En cuanto a los tipos de hay, se podría establecer la siguiente clasificación:
- Laberintitis serosa
Es producto de procesos inflamatorios en el oído medio debido a la absorción de toxinas o sustancias bioquímicas secretadas por el mismo oído medio, por lo que también se denomina laberintitis aguda tóxica. Es la más común y puede presentarse luego de una otitis aguda o crónica por algún traumatismo o posterior a una cirugía.
- Laberintitis supurativa
También llamada laberintitis bacteriana se corresponde con una invasión de una infección del oído interno hacia el laberinto. Generalmente, se presenta por meningitis, perforación del tímpano o complicaciones por fracturas del hueso temporal.
- Laberintitis serosa
Es más leve que la supurativa, en ella el vértigo es temporal y la pérdida auditiva es leve. En la bacteriana, el vértigo es más fuerte y la pérdida auditiva puede ser permanente. En esta última hay presencia de pus.
- Laberintitis circunscrita
Se produce cuando hay una anomalía en la comunicación entre el oído interno y el oído medio. También se le conoce como laberintitis crónica o fístula laberíntica, debido a que la afectación se produce en la eminencia ósea del conducto semicircular horizontal, que origina una fístula entre la cavidad timpánica y la luz laberíntica. Amerita intervención quirúrgica.
¿Cómo reconocer sus síntomas y qué hacer si un niño tiene vértigos o pérdida de equilibrio?
Algunos de los síntomas que puedes observar en tu niño, en caso de presentar laberintitis, pueden ser:
- Mareo o vértigo, pérdida del equilibrio. Te indica que todo a su alrededor se está moviendo.
- Como consecuencia de lo anterior, tendrá náuseas o vómito.
- Pueden sentirse asustados y buscar de dónde agarrarse para estar seguros.
- Puede indicarte que tiene un ruido (zumbido) en sus oídos o sentir que no escucha.
- Mueve rápidamente sus globos oculares y, por tanto, se le dificulta mantener el enfoque de su mirada.
- Su piel está pálida o incluso, puede presentar sudoración fría.
Estos síntomas pueden ser leves o de mayor intensidad y presentarse en cualquier momento del día. Aunque es normal que un niño tropiece y se caiga, cuando estos síntomas son leves puedes llegar a justificar una caída con una torpeza del niño; sin embargo, no dejes de preguntar cómo se siente y verificar otros síntomas.
Ante la presencia de los síntomas referidos es necesario que acudas al pediatra para evaluar la severidad del caso y que tu hijo reciba el tratamiento farmacológico indicado para bajar la inflamación y eliminar estos molestos síntomas.
Bajo tratamiento, los síntomas identificados pueden durar alrededor de una semana. Durante este tiempo, es recomendable que el niño permanezca en reposo, evitando luces brillantes y movimientos bruscos. Lograr una total recuperación puede llegar a tardar 2 o 3 meses. Si en la familia hay antecedentes de laberintitis, mareos al realizar movimientos bruscos o problemas de audición, tus niños pueden estar más propensos a presentar alteraciones en el equilibrio.
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