Beneficios del deporte en el sueño infantil
Un estudio revela que los niños que hacen deporte, tienen menos problemas para dormir
- Los 5 beneficios del deporte en el sueño infantil
- Por qué es tan importante cuidar la calidad del sueño de los niños
- Cómo evitar los problemas de sueño en la infancia
Nada como el deporte para asegurar un sueño reparador. Así lo confirman varios estudios. El último, elaborado por neurólogos de la Universidad de Basilea (Suiza), llega a asegurar que el deporte en la infancia puede evitar numerosos trastornos del sueño en los niños.
Te contamos cuáles son los principales beneficios del deporte en el sueño infantil, y por qué es tan importante que tu hijo practique más deporte para dormir mejor.
Los 5 beneficios del deporte en el sueño infantil
Tendemos a pensar que los trastornos del sueño solo se dan en personas adultas y en ancianos. Sin embargo, también un amplio número de niños sufre insomnio y problemas del sueño (como la aparición de pesadillas y del sonambulismo). La buena noticia es que son trastornos que se pueden evitar o mejorar. Podemos intentar que los niños descansen más horas y que eviten distracciones justo antes de ir a la cama. Pero la Sociedad Española de Neurología revela otro dato importante: la relación del deporte con la calidad del sueño de nuestros hijos. Estos son los grandes beneficios del deporte en el sueño infantil:
1. Evita el insomnio. La razón es bastante simple: cuando el niño hace deporte, está más cansado físicamente. El cuerpo necesita descansar e invita al niño a dormirse. Reclama, pues, una necesidad física.
2. Disminuyen las parasomnias (que son esos despertares nocturnos que llegan a interrumpir el sueño). Muchas veces estas interrupciones se deben al estrés. Recuerda que el niño también puede sufrir estrés. Al hacer deporte, los niveles de estrés disminuyen, así que estará mucho más relajado y tendrá un sueño más continuo.
3. Disminuye la somnolencia diurna. Si tu hijo hace deporte, descansará mejor, y a esto a su vez repercutirá en una mayor energía durante el día.
4. Mejora la calidad del sueño. Practicar deporte a diario ayuda a relajar los músculos y el cuerpo y a oxigenar más y mejor los órganos importantes (incluido el cerebro). Esto a su vez hará que el niño esté más relajado y pueda tener un sueño más profundo.
5. Aumenta la cantidad de horas de sueño. Al final, si el niño consigue relajarse mediante el deporte, y está cansado físicamente, dormirá más horas.
Por qué es tan importante cuidar la calidad del sueño de los niños
La calidad del sueño es fundamental para garantizar un buen descanso. Decimos que un sueño es 'reparador' cuando tanto su calidad como su cantidad han bastado para que podamos recuperar la energía que necesitamos durante el día.
Para un niño, es esencial, ya que si duerme bien, tendrá un mejor rendimiento físico e intelectual. Pero, ¿qué sucede cuando el niño no duerme bien o no duerme lo suficiente? No solo estará más cansado, sino que ese problema con el sueño, puede derivar a su vez en todos estos otros problemas:
- Bajo desarrollo cognitivo y emocional. El niño al estar cansado y somnoliento, estará más irritable y será más vulnerable al descontrol de sus emociones.
- Bajo rendimiento escolar. La falta de sueño dificulta la concentración, lo que se traduce en una mayor probabilidad de tener problemas en el colegio.
- Aumento de peso. Riesgo de obesidad. Poco deporte y poco descanso, sin duda resulta una receta bastante perjudicial para tu hijo.
- Más nerviosismo. Hiperactividad. El niño que no duerme bien estará más nervioso, lo que a su vez dificulta el sueño. Es un círculo vicioso que hay que romper.
Cómo evitar los problemas de sueño en la infancia
La siguiente pregunta que nos hacemos es: ¿pero qué significa dormir bien? ¿Cómo evito esos problemas?
- Mediante una rutina del sueño, unos horarios regulares. Si los padres consiguen establecer una rutina diaria del sueño, con horarios que se respetan y evitan distracciones antes de ir a la cama, estarán ayudando a su hijo a mejorar su calidad del sueño.
- Controlando una cantidad adecuada de horas de sueño (entre 9 y 11 horas dependiendo de la edad del niño) y si es preciso, una siesta en el caso de los niños más pequeños (no más de 30 minutos).
- Ejercicio físico a diario. No olvides el ejercicio físico, claro. Tu hijo se cansará más y dormirá mejor.
- Nada de cafeína. Evita las bebidas con cafeína (sobre todo en la segunda mitad del día).
- Evita distracciones lumínicas por la noche, así como aparatos como la tablet o el smartphone (que tienden a activar el cerebro). Nada de juguetes con sonidos fuertes y luces antes de ir a la cama.
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