Niños que sudan mucho al dormir y se despiertan empapados, ¿qué hacer?

¿Por qué mi bebé suda tanto por las noches? ¿Será que está malo? ¿Qué puedo hacer para evitar ese sudor? Tu hijo no el único con una sudoración excesiva por las noches o en las siestas. Hay niños que sudan mucho al dormir y, como consecuencia, se despiertan empapados en sudor. A continuación hablamos de las causas y sobre qué debemos hacer si el niño comienza a sudar mucho. ¡Te sentirás mucho más tranquila!

Qué hacer con los bebés o niños que sudan mucho al dormir

Cuando vemos que nuestro bebé se despierta empapado de sudor, lo que primero que solemos pensar es que se ha puesto malo. ¡No tiene por qué! El sudor es algo normal en bebés y niños pequeños que aún tienen su sistema cardiovascular y metabólico por desarrollar, por eso, a menos que el sudor venga acompañado de fiebre u otro síntoma, no tienes nada que temer. Se corregirá solo según vaya creciendo.

Con el fin de que pueda estar cómodo y no tener motivos para despertarse antes de tiempo, al final de este post encontrarás una serie de consejos que ayudarán a tu hijo a dormir bien y no despertarse con tanto sudor.

Por qué mi hijo siempre se despierta empapado en sudor

El sudor como tal no es ninguna enfermedad, de hecho, no supone ningún problema, sin embargo, entendemos que si tu bebé suda mucho por las noches o a hora de la siesta, te hayas preguntado más de una vez a qué se debe esto y qué puedes hacer para que tu pequeño esté más cómodo y no se despierte día sí y día también empapado (él, su pijama y las sábanas).

El sudor aparece cuando hacemos grandes esfuerzos, cuando hacemos ejercicio o deporte, es un mecanismo normal, natural, que tenemos todos y que nos ayuda a perder calor, es decir, el sudor sirve en estos casos para regular la temperatura corporal.

Lo que ocurre en el caso de los más pequeños de la casa es que se junta el momento de irse a dormir (cesa la actividad que hacían hasta entonces, reducen el ritmo...), con una inmadurez de su sistema tanto metabólico como cardiovascular. Esto hace que su proceso de adaptación a ese cambio, ese parón de la actividad, sea mucho más lento que en el caso de los adultos. Por ello, tienden a perder calor por sudor.

Si el niño que suda tiene fiebre o ronquidos, llévale al pediatra

Si es solo sudor no hay nada de qué preocuparse, no es una señal, no quiere decir que el pequeño se esté poniendo malo ni que tenga algún trastorno, desorden o enfermedad.

Ahora bien, en el caso de que ese sudor con el que se levanta el niño después de la siesta o por las mañanas viene acompañado de otros síntomas, es conveniente prestar atención. Entre los síntomas que no podemos ignorar tenemos la fiebre, la dificultad para respirar o el malestar general. En estos casos sí podría deberse ese sudor y esa fiebre a un virus o bacteria. Por lo tanto, según la edad del pequeño y cómo se encuentre, habría que consultar con su pediatra para que le valore.

Por otro lado, en el caso de que sea un niño más mayor el que sude por las noches y además observemos que ronca, que está inquieto o que no duerme plácidamente, también será motivo de consulta con el especialista para descartar que se trate de otra patología como pueda ser un síndrome de apnea obstructiva del sueño o síndrome de hipnoapnea.

Cómo evitar la sudoración nocturna excesiva en los niños

Como hemos dicho antes, el sudor en bebés y niños a la hora de la siesta o de dormir por las noches es algo normal que se corregirá solo según el organismo del niño o niña vaya madurando. Sin embargo, para que tu bebé se sienta cómodo y tranquilo, te aconsejamos que tengas en cuenta lo siguiente:

1. No abrigues mucho a tu bebé
Si el calor empieza a llegar a tu ciudad y tu pequeño se levanta más sudado que antes, es momento de quitarle una capa a la hora de ir a dormir, ya sea la manta o usar un pijama más ligero. Muchas veces solemos abrigar a los niños de más por temor a que pasen frío, a que se resfríen, por lo que más de una vez pasan calor.

2. Procura no acostar a tu hijo recién coma
Si le das el pecho te costará, pero, según se vaya haciendo mayor, procura dejar unos minutos entre la cena y la hora de irse a la cama para que el incremento del gasto de energía que conlleva comer y hacer la digestión se separe al menos unos minutos del momento de bajar la actividad e irse a dormir.

3. Evita cogerle en brazos antes de ponerle a dormir
Si tu hijo suda por la noche, no conviene que le cojas demasiado en brazos. Ya sabemos que los brazos de una madre o un padre son muy beneficiosos para los niños, pero si hablamos de regulación del calor, no hay que abusar en el caso de los niños algo mayores. Al estar en contacto directo lo que harás será transmitirle más calor. Al coger al niño en brazos lo que hacemos es reducir la superficie corporal por la que puede perder calor y, por lo tanto, va a sudar más.

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