Problemas del sueño infantil - Pesadillas y terrores nocturnos en niños

Te voy a dar un dato fascinante del sueño: nuestra mente no para, aunque estemos durmiendo. Por increíble que parezca, durante el sueño, continuamos organizando información, asimilando imágenes, recuerdos y pensamientos en nuestra memoria. En el sueño no hay límites de conciencia e, incluso, podemos encontrar la solución a algún problema por el que estemos atravesando. Aquí, hablamos de los problemas del sueño infantil, en concreto, pesadillas y terrores nocturnos en niños.

Trastornos y alteraciones del sueño en los niños - Las pesadillas

Si bien, en el caso de los niños, los problemas de sueño están relacionados, en su mayoría, con los hábitos irregulares de sueño, también hay muchas otras dificultades provocadas por la ansiedad generada durante el día, para irse a la cama o quedarse dormidos, y esto es lo que puede dar paso a las pesadillas. 

Por lo general, las pesadillas empiezan entre los tres y los seis años de edad. No se sabe la causa, pero se cree que están relacionadas con el estrés y la ansiedad de los niños. Las pesadillas ocurren durante el REM (movimientos oculares rápidos) y su frecuencia es muy relativa.

Hay niños que tienen pesadillas de forma muy seguida, otros menos, y otros no llegan a tenerlas. En la mayoría de los casos, las pesadillas no suponen un motivo de preocupación para los padres. Lo importante es saber cómo actuar en el caso de que tu hijo tenga una pesadilla.

3 consejos muy efectivos sobre qué hacer si el niño tiene pesadillas

A continuación, te dejamos estos consejos muy eficaces para actuar en caso de que tu hijo tenga una pesadilla:

1. Prevención
La mejor forma de minimizar las pesadillas es que los padres estén atentos a los contenidos audiovisuales a los que están expuestos sus hijos, especialmente antes de la hora de irse a dormir. Revisar que los filtros de contenido sean apropiados para su edad, puede hacer una gran diferencia.

2. Atender a los niños
Durante una pesadilla, es importante atender a los niños lo antes posible. Los niños necesitan de ayuda y de consuelo. Necesitan sentirse protegidos. Así que háblales con voz calmada para que sepan que estás ahí para ellos y que pueden sentirse tranquilos para regresar a dormir. Así mismo, puedes brindarles una estrategia para que puedan hacerle frente a sus miedos, como por ejemplo, puedes ofrecerles una prenda tuya para que la abracen y regresen a dormir tranquilos.

3. Mantener la calma
Aunque sea desconcertante para los padres ser despertados súbitamente por los gritos y el llanto de sus hijos, hay que mantener la calma. Los niños son muy buenos observadores y notarán si los padres se encuentran nerviosos y les será más difícil tranquilizarse. Recuerda: tu calma es su calma.

Una buena estrategia es que, al día siguiente, piensen y discutan formas de cómo podrían hacerle frente a ese sueño aterrador, además de darle un final feliz para el sueño.

Qué no hacer si pareciera que el niño tiene pesadillas

- No despiertes al niño
Si los niños lloran, pero todavía están dormidos, no es necesario despertarlos. Quédate con tus hijos hasta que despierten o se vuelvan a dormir en paz.

- No le lleves a tu cama
Y tampoco te subas a su cama.

- No trates de convencerle de que no pasó nada
En su lugar, habla con tu hijo acerca de cómo se siente al respecto, puedes compartirle algún sueño aterrador que hayas tenido y explicarle qué es algo común por lo que todos hemos pasado.

Terrores nocturnos en los niños y su diferencia con las pesadillas

Los terrores nocturnos son diferentes a las pesadillas, éstos afectan a un 3 por ciento de los niños, y pueden ocurrir entre 1 y los 12 años de edad, y ocurren con mucha menor frecuencia en adultos. Suelen aparecer a primeras horas de la noche, se presentan en sueño profundo (NO-REM) y se pueden ver así: el niño está agitado, llora, grita, suda y se percibe que está angustiado, pero no te reconoce ni reacciona a tus intentos de calmarle.

A diferencia de las pesadillas, en que los niños SÍ recuerdan lo ocurrido, en los terrores nocturnos, muy frecuentemente, los niños no recuerdan esos episodios, por tanto, si se identifica que el niño tuvo un terror nocturno, no es necesario interrogarlos esperando que nos cuenten lo sucedido.

Si insistimos, posiblemente no generaremos más que confusión. Los terrores nocturnos pueden ser desencadenados por falta de sueño, fiebre, estrés, cambios en el horario de sueño y algunos medicamentos que actúan a nivel del sistema nervioso central.

Los niños sonámbulos y niños que hablan durmiendo

Puede que te sorprenda, pero el sonambulismo, los terrores nocturnos y el hablar dormido son muy similares entre sí, en el sentido en el que se presentan en la misma fase de sueño, NO REM, pero la diferencia es el grado de intensidad con el que se presentan.

El niño sonámbulo se levanta de su cama y, permaneciendo dormido, hace actividades que pueden ser habituales. De la misma forma que los terrores nocturnos, la fiebre, la falta de sueño y algunos medicamentos actúan como factores causantes.

Si bien, cada episodio, tanto de pesadillas como de terrores nocturnos son diferentes entre sí, hay factores que si los cuidamos, ayudarán a mejorar el sueño de los niños, tales como: asegurarnos de que el entorno de sueño es cómodo, seguro y relajante. Mantener una rutina de sueño regular y un ambiente tranquilo antes de dormir puede ayudar a minimizar las interrupciones del sueño.

Finalmente, si los episodios son frecuentes y perturbadores, o si hay preocupaciones sobre el bienestar emocional o físico del niño, es recomendable consultar a un pediatra o a un especialista en sueño para una evaluación más profunda.

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